Capítulo Cinco.

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Al día siguiente, Boruto no tuvo clases, porque hubo jornada docente, así que tuvo una tarde tranquila con su ángel, mientras esperaban a que sus padres y hermana volvieran de notificar todo lo que había pasado a las autoridades del colegio. Boruto deseaba desde el fondo de su corazón que tomaran todo en serio y no como un supuesto juego de niños.

Al volver su familia, le contaron lo que hicieron y la respuesta de los directivos sobre el tema, que fue positiva hacia Himawari. 

Luego de que Naruto e Hinata hablaran con el director, quien se llamaba Umino Iruka, este le pidió a Himawari si podía darle el nombre y apellido de los compañeros que le trataron así, algo que la dejó con un poco de duda de lo que pasaría, pero su madre le dio todo su apoyo, le dijo que todo iría mejor si ellos recibían lo que merecían y que podría prevenir que hayan posibles nuevas víctimas. 

La pequeña, sintiéndose mejor, le dio la información pedida al director, en total fueron cinco culpables, que fueron llamados para dar su versión de los hechos, ninguno dio una versión coherente y en ninguna de ellas, concordaba la mayoría de detalles que decían los muchachos, lo que confirmaba más la versión de la pequeña víctima. 

Y ese fue el comienzo de una semana ocupada para la familia, en especial para la pequeña de la casa. Los directivos del colegio, debido a la gravedad de la situación, decidieron también hacérselo saber a la policía, ya que a pesar de que todavía esos cinco acosadores no eran unos adultos, aún podían enfrentar cierto castigo por la ley, pues tampoco eran simples niños inocentes. Himawari tuvo que ir varias veces a presentar su versión a la policía, pero nunca estuvo sola, sus padres y hermano la acompañaron siempre. 

Los chicos que la molestaron, fueron suspendidos por un tiempo indefinido de la escuela, hasta que todo se solucionará, que iba a ser luego de un tiempo, ya que podrían pasar un par de años en una correccional de menores. Era un buen movimiento por parte de la policía, porque si a esa edad amenazaban así a una compañera de clase, quién sabría si más adelante no cometerían cosas iguales o incluso peores, hay que corregirlos lo más antes posible. 

Durante esa semana, Mitsuki notó que el ángel guardián de Himawari se había ido de su lado, algo que lo tranquilizó mucho, ya que, sabía que en la mente de la pequeña había dejado de circular, en su totalidad, los pensamientos sobre hacerse daño los cuales habían surgido en su peor momento. Por otro lado, su querido hermano, seguía con ellos, pero esos pensamientos no eran tan fuertes como antes.

Ya la situación le empezaba a preocupar al peli-celeste y decidió que tendría que empezar a ayudarlo con el otro problema que notó en su vida; su mala estadía en su colegio. 

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—¡Te queda muy bien esa ropa, de veras! -Decía el rubio mientras traía más ropa hacia su ángel. 

Era un domingo por la tarde, cuando a Boruto de repente se le ocurrió la genial idea de que quería ver a Mitsuki con otros atuendos, ya se había aburrido de que siempre portase un buzo gris oscuro. Así que le había pedido que se probará ropa suya, lo cual el ángel no se le pudo negar.

Todo iba tranquilo, hasta que le insistió en probarse la ropa que usaba de más pequeño, con la ingeniosa excusa de que, total, el peli-celeste la podría usar si se ponía su apariencia de niño. 

—¡Ahora pruébate este! -Le alcanzó una campera negra, que en la cabeza tenía orejas de gato... No nos preguntemos el origen de esta prenda. 

—Creo que estás realmente disfrutando esto, Boruto... -Decía mientras se sacaba la que le había alcanzado su humano hace unos momentos atrás y luego tomó la que le daba ahora. 

Ángel Guardián | Borumitsu Where stories live. Discover now