Capítulo 7

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DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar. Sólo publico en Fanfiction y Wattpad, si encuentran mis historias en otros lugares y con otros personajes que no sean de Inuyasha entonces es PLAGIO.

Capítulo 7:

Se quedó ahí no supo cuanto rato, mirando aquel lugar casi de forma hipnotizada. Kagome ya no era visible y de pronto él tuvo la imperiosa necesidad de saber algo más. Apagó el motor de la moto y bajó sacándose el casco. Al poner un pie sobre el primer escalón del templo sintió escalofríos, dudó, quiso retroceder, pero su fuerte voluntad lo instigaba a seguir, a averiguar si ella vivía en ese lugar. Paso a paso, lentamente, hasta llegar a la cima, bajo el arco que mostraba que aquel lugar era un templo. Lo que vio fue desolador. El lugar estaba completamente solitario, sin visitantes, como solía ser, la maleza crecía sin piedad por los jardines, las construcciones parecían descuidadas, antiguas, lo más probable era que el lugar estuviera casi abandonado. Caminó más hacia el interior viendo al fin la casa habitacional, de dos pisos, pequeña y blanca y una mujer adulta que hablaba con Kagome cariñosamente. El chico se escondió rápidamente detrás de un viejo árbol, mirando la escena. Kagome besó la mejilla de la que seguramente era su madre, sonriendo y luego entró a la casa, seguida de la mujer. Inuyasha afirmó más la espalda contra el árbol, sintiendo un poco de tristeza... no sabía porqué...

Con un sentimiento de tristeza y más que nada de culpa, entró a su pequeño departamento dejando tirada en el suelo la mochila y apenas cerrando la puerta se fue directamente a su desordenada habitación, tirándose casi y pesadamente sobre la cama, de pecho y apretando los puños fuertemente.

- Pero qué idiota eres, Inuyasha- Se dijo con rabia, al darse cuenta que sus palabras en contra de las sacerdotisas habían echo que ella cambiara tan radicalmente de humor, justo cuando estaba logrando que mostrara su verdadera personalidad.

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- ¿Kagome?- Pronunció sorprendido el chico de ojos azules cuando vio a la muchacha parada en el umbral de la puerta de su alcoba. Ella sonrió un poco.

- Quería saber como estabas... - Dijo suavemente. El chico sonrió satisfecho dentro de la cama.

- Bien... ya estoy bien... pero pasa, ven... siéntate aquí.- Dijo un poco turbado mientras le ofrecía una silla que estaba cerca de la cama.

- Tu mamá me lo contó... no lo sabía... - Dijo ella sentándose a su lado.

- Sí, lo sé... no tenías como saberlo... sé que esa Ayame no iba a decírtelo... - Dijo enojado.- Pero el accidente no fue gran cosa, solo me fracture el pie y como me golpeé la cabeza tuve que estar en reposo... porque no creas que un pie lastimado me impedirá ir a clases, no ahora que estamos en exámenes- Habló él con determinación.

- Pero... ¿te rompiste la pierna?

- No, sólo fue un esguince... doloroso, pero que ya me permite caminar... mi... mi madre no confía en que estoy sano y no deja levantarme de la cama.- Regañó enojado y sintiendo un poco de vergüenza.

- Es que las vendas que tienes en la cabeza no son para nada alentadoras.- Respondió Kagome sonriendo.

- Es cierto.- Sonrió igualmente el chico. Luego la miró detenidamente.- Me alegra que estés aquí.- Habló sinceramente. Ella bajó la vista.- Ayame me contó lo del proyecto del profesor de leyendas míticas.

- Ah, si... - Dijo ella de poca gana.- por cierto... - lo miró interesada.- ¿cuál es tu tema? Supongo que lo harás con Ayame.

- La muy impulsiva se anotó con mi nombre... - Respondió enojado.- El tema es la leyenda del Arcoiris Lunar.

Corazón de PiedraWhere stories live. Discover now