Epílogo

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Desde que volví a ver a Mikey, el universo parecía conspirar a mi favor. El tiempo parecía volar desde entonces y luego de que logré cambiar de psiquiatra, solo fue cuestión de unas semanas que me dieran el alta.

Aquel día estuvo lleno de emociones y altibajos. Mis padres vinieron a recogerme, luego de haber pasado al menos diez días de su última visita. Por suerte la psiquiatra, en la última charla grupal que tuvimos ese día, les aclaró que yo no necesitaba ningún cuidado especial. Que no me tenían que subestimar y que tuvieran paciencia si no quería compartir momentos con ellos. Ambos parecían entender lo que le decían pero estaba segura que solo era una puesta en escena y no podía imaginar lo que sería volver a vivir con ellos.

Cuando nos dirigíamos a la salida, Sissy apareció y como era costumbre. Me apresuré a abrazarla a pesar de que solo habían pasado un par de días desde su última visita donde también habló con la psiquiatra y esta le pidió que no se alejara de mí ya que era un pilar muy importante en mi adaptación.

-Llegas tarde- le reclamó mi padre detrás de nosotras.

-Ya me disculpé con ella, no le debo explicaciones a ustedes.- le dejó en claro Sissy sin soltarme.

-¿Pueden aparentar que no detestan a Sissy por solo un día?- les reclamé volviéndome hacia ellos. –Ni siquiera salimos del hospital y ya están ignorando todo lo que les dijo la psiquiatra.

-Está bien, Hazel- me tranquilizó ella. –Ya me esperaba algo así, pero no te preocupes. Estaré contigo todo el tiempo que necesites.

-¿Vivirás con nosotros?- pregunté a unos metros de la salida.

-No.- se acercó a mi oído. –Yo también debo cuidar mi salud mental- miró de reojo a mis padres que venían detrás y reí por lo que dijo. –Pero iré a visitarte todos los días.

Al salir del hospital Sissy comenzó a explicarme hacia donde quedaba el departamento de mis padres que pasaría a ser mi nuevo hogar desde ese día. Eso era lo único que me tranquilizaba de verdad. Quedarnos en Jersey, a comenzar de cero, era un alivio. Más que nada en esa época, que Mikey había comenzado las vacaciones de verano de la universidad y podríamos para unos meses juntos.

-¿Tienes idea si vendrá?- le pregunté a Sissy en voz baja mientras esperábamos junto a mi madre que mi padre trajera el auto.

-¿Quién?- preguntó alguien detrás de mí y casi solté un grito de alegría al ver que se trataba de Mikey.

-¡Mikey!- me arrojé a sus brazos. –Llegaste.

-No me perdería este momento por nada del mundo.- lo solté. –Te traje esto- me entregó un ramo de flores amarillas y rojas.

-Son hermosas.- tomé el ramo con una mano y una de sus manos con la otra. –Lamento que nunca te dejaran entrar a visitarme. Es ridículo que solo dejen entrar a familiares directos.

-No te preocupes, linda. Sissy fue una gran mensajera- le sonrió a mi tía. -¿Cómo estás?

-Emocionada de ver a mi sobrina tan feliz- me sonrió un instante y miró a mi madre. –Creo que no los presentaron- señaló con la mano abierta a mi madre. –Mikey, ella es Rose, tal vez la recuerdes de cuando hiciste las prácticas en Oregon. Es la madre de Hazel. Rose, él es Mikey, el...- nos miró a ambos.

-El amigo de Hazel- se apresuró a decir Mikey y le tendió la mano libre a mi madre.

Mi madre lo miró, poco a poco, de arriba abajo con el mayor desdén posible. Estuve a punto de decir algo al respecto, porque era obvio que aquella mirada lo hizo sentir incómodo. Pero me contuve por recordar el consejo de la psiquiatra sobre evitar los conflictos.

Love will kill you [Mikey Way]Where stories live. Discover now