Capítulo32

52 10 16
                                    

El encierro y la frustración me estaban consumiendo. Ya no aguantaba estar dentro del hotel y sentirme excluida de todo lo que me rodeaba. Se había vuelto insoportable ser una extraña para Mikey y casi no cruzarlo porque todo el tiempo estaba ocupado en sus asuntos de Supremo. De todas formas no aguantaba su mirada, que me viera como si no nos conociéramos y a pesar de que lo acerqué a su hermano mantuviera la distancia.

Estaba harta de todo y de todos. Por lo que me propuse a salir del hotel por una noche. Parecía algo muy simple, ya que vampiros entraban y salían como si nada. Pero yo tuve un obstáculo, Gerard.

-¿Qué piensas hacer?- preguntó alcanzándome a pocos metros de la puerta principal.

-Salir del hotel- contesté sin dirigirle la mirada. -¿Por qué la pregunta?- me acerqué más a la puerta.

-Creo que nos debemos una charla. Luego de lo que pasó.- contestó y consiguió que me detuviera, entonces lo miré sin hacer ninguna expresión en particular.

-No hay nada de qué hablar, Gee. Tú tienes a tu hermano de vuelta y cualquier cosa que podrías haber hecho en el momento no la hiciste. Eso es todo.

-No quiero que estés molesta conmigo. No es sencillo hablar con él.

-¿Crees que no lo sé? ¿Quieres que te recuerde como hice para que te recordara?- exclamé enojada. Gerard retrocedió un paso con los ojos bien abiertos. –No estoy de humor. Necesito un poco de aire.

-Te acompaño.

-Puedo cuidarme sola, Gerard. Además ¿tu hermano no te necesita? Casi no te he visto estos días porque siempre andas con él.

-No lo entiendes.

-Explícame.- dije cruzándome de brazos frente a él. Si tanto interés tenía por hablar, que comenzara por explicarme por qué se había alejado de mí y de Frank para estar todo el tiempo con Mikey o en su nueva habitación del décimo piso.

-Te juro Hazel que estoy haciendo todo lo posible para que él te recuerde. Pero no puedo dejar que se meta en mi cabeza. Es un riesgo para todos.

Aflojé los brazos y me acerqué a él hasta que nuestros rostros estuvieron a pocos centímetros. Mi rostro permanecía serio mientras que el de Gerard era una mezcla de temor y preocupación.

-Cuando dejes de poner excusas, búscame.

Le di la espalda para salir del hotel de una vez por todas.

-¿Volverás?- preguntó en voz baja.

-Sí.- murmuré.

Ya en la acera, la brisa fresca me alborotó ligeramente el cabello y me sentí más aliviada. Por las pocas personas que crucé en mi paseo era una noche fría y bastante tarde. Seguí deambulando por las calles, como si no las conociera y al principio fue así. Había mucho de Jersey que no llegué a conocer. No tenía un lugar que me recordara a Hayley, me faltaron momentos con ella fuera de la universidad u otro recuerdo que no fuera ese increíble fin de semana. Pasar más tiempo con Frank recorriendo Jersey y me contara de cómo era la ciudad décadas atrás. Seguramente había tantos lugares que no conocí y a los que podría haber ido con Mikey. Como ir a ver esa banda amiga que me mencionó en varias ocasiones o almorzar con su padre en un lindo restaurante.

Todo pasó muy rápido, pasaron tantas cosas extrañas y estresantes que no tuvimos tiempo de disfrutar de las más sencillas. Quería creer que ahora teníamos toda la eternidad para disfrutarlas pero era muy difícil ser optimista en nuestra situación.

Mientras pensaba en eso pasé por la puerta del cementerio. Instantáneamente pensé en la madre de Mikey y me di cuenta que él jamás me dijo su nombre. ¿Debía entrar? Me pregunté parada frente a las rejas de la entrada. Si tenía el mismo apellido que sus hijos, no me tomaría mucho tiempo encontrarla pero pensar en el murmullo que siempre oía en esos lugares me hacía dudar. Apenas estaba iluminado a lo lejos en ciertos sectores y el movimiento de los árboles parecía formar siluetas que se movían entre las lápidas.

Love will kill you [Mikey Way]Where stories live. Discover now