Capítulo 21.

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Esa noche había algo especial en el aire, no estaba segura de qué se trataba pero me sentía más feliz que de costumbre. Las llamas de la fogata crepitando sobre la arena, nosotros alrededor disfrutando de la noche que nos regalaba un cielo despejado y lleno de estrellas. No podía pedir nada más. Tenía el amor de mi vida junto a mí y dos nuevos amigos que habían tenido una gran idea para esa noche.

Mientras tres de nosotros chalábamos, Gerard se alejó y volvió a los pocos minutos con una guitarra acústica entre las manos. Se sentó junto a Bert y luego de afinarla comenzó a tocar un arpegio que sonaba precioso pero que no llegaba a reconocer.

-Vamos, cariño- animó a Bert con una sonrisa y este desvió la mirada. –Muéstrales lo bien que cantas.- añadió sin dejar de tocar.

-Anda Bert, prometo que no me reiré.- dije buscando su mirada pero él no apartaba los ojos de la arena.

-Yo no puedo asegurar nada- dijo Mikey con una sonrisa y Bert lo miró frunciendo el ceño.

-Que cante. Que cante- comencé a alentarlo con ligeras palmadas y rápidamente Mikey y Gerard comenzaron a hacer lo mismo.

-¡Está bien!- exclamó Bert levantándose del tronco donde estaba sentado. –Pero si se ríen juro que los meto al mar.- miró a Mikey. –Incluso a ti, debilucho.

-Veremos si lo logras- lo retó Mikey tomando mi mano y supe instantáneamente a qué se refería.

Bert rodó los ojos y le hizo una seña a Gerard para que volviera a empezar la canción. Después de una breve introducción instrumental, comenzó a cantar. Primero muy bajo y poco a poco fue ganando confianza y volumen. Su voz era... mágica. No como la voz de Gerard. El tono era distinto pero conseguía que solo te fijaras en su voz y como se movía de un lado a otro con los ojos cerrados. Era como el canto de una sirena, como si estuvieras hipnotizado.

Cuando terminó junto a Mikey le aplaudimos y él, muerto de vergüenza, hizo una pequeña reverencia como quien termina de dar su show sobre un escenario. Le quitó la guitarra a Gerard, volvió a sentarse y se puso a tocar. Gerard sin peros, nos deleitó con su voz. Luego volvió a tomar la guitarra y comenzó a tocar canciones de Oasis y Smashing Pumpkins que ya me conocía de memoria. Algunas, como Wonderwall, porque era un clásico y otras porque a Mikey le encantaba escucharlas.

Mi voz era bastante mala en comparación con la de mis amigos pero no era una competencia. Solo cuatro personas divirtiéndose en la playa alrededor de una fogata. Hablando de cosas sin importancia, riéndonos y disfrutando de la música. De un momento a otro quedamos en silencio. Gerard abrazaba a Bert y miraba un punto en la fogata. Yo contemplaba como se mecían las copas de los árboles a la distancia.

-¿Quieres ir a caminar?- me propuso Mikey poniéndose de pie y sacándome de mis pensamientos.

Asentí y tomé su mano. Nos acercamos al agua y caminamos por la marca que dejaban las olas, observando las estrellas y la luna que era nuestra única fuente de luz. A los pocos metros, dejamos de hablar para apreciar el sonido del mar. Perdí la noción de cuánto habíamos recorrido en esos minutos pero me detuve mirando hacia al horizonte, sintiendo la brisa marina acariciando mi rostro. Solté la mano de Mikey y me abrí de brazos, buscando que la brisa me envolviera. Que el sonido de las olas me inundara los oídos. Y que la arena se me metiera entre los dedos de los pies.

Por un momento, un pequeño momento ante la majestuosidad de la naturaleza, me sentí normal.

-Te amo- susurró Mikey en mi oído y me abrazó por la cintura.

Ahora me envolvía su calor nuevamente y tuve que parpadear un par de veces para alejar las lágrimas de emoción que se agolparon detrás de mis ojos. Mantuve mi mirada al frente, con una gran sonrisa en los labios. Estaba por contestarle cuando la estela de una estrella fugaz partió el cielo en dos. Cerré los ojos con fuerza, coloqué mis manos sobre mi corazón y pedí un deseo. Ni siquiera tuve que pensar mucho, brotó solo apenas mis parpados se cerraron. Luego de pedirlo, giré la cabeza y miré a Mikey que seguía mirando las estrellas.

Love will kill you [Mikey Way]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora