Capítulo 16.

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Estacioné a unos metros de la tienda donde Mikey trabajaba. Pensé en entrar pero ya me parecía demasiado estar fuera del lugar como una acosadora, vigilando a cada persona que entraba o pasaba por el frente de la tienda creyendo que algún enviado de Lucius lo atacaría.

Cuando terminó su turno caminé detrás de él. Estaba tranquilo, tan distraído en sus pensamientos que ni siquiera me notó. Quería que eso se mantuviera, debía decirle sobre el peligro que nos acechaba pero no lo haría en ese momento. No quería arruinar la paz que lo rodeaba. Llegamos a la esquina y en ese momento que se detuvo a esperar que el semáforo le permitiera cruzar, aparté todo el temor de mis pensamientos y hablé.

-¿Cómo te fue, amor?-

El sobresalto que dio lo llevó dar un par de pasos hacia el asfalto. Volteó a verme y cuando se dio cuenta que se trataba de mí su temor se convirtió en una pequeña risita que me ayudó a olvidar por un momento lo que pasaba.

-¿Me estabas esperando?-

-No, llegué a la tienda cuando salías.- lo besé en los labios y saqué las llaves de mi chaqueta. –Sissy me prestó su auto y creí que sería una linda sorpresa pasar a recogerte.

-Me encanta la idea.- dijo con una sonrisa.

Comenzamos a caminar en dirección al auto. Mikey me abrazó por los hombros y yo por la cintura. En sus brazos me sentía mejor. El peligro no existía si estaba con él, abrigada por su calor. Era un lugar seguro y considerando todo lo que estaba pasando, ya lo consideraba mi lugar favorito.

-No pensé que supieras conducir- comentó él de camino a su casa luego de notar que conducía muy bien.

-Soy una caja de sorpresas- bromeé y el sonido de su risa era mejor que cualquier canción que hubiera oído en toda mi vida.

Luego de quince minutos y seguir las indicaciones de Mikey porque no toleraba la voz del GPS, llegamos a su casa. Estacioné en la entrada del garaje y Mikey me tomó de la mano para guiarme hasta la puerta de la casa. Miré detrás de nosotros, el vecindario era típico y familiar. Ninguna persona parecía peligrosa.

-Bienvenida a mi hogar- anunció luego de abrir la puerta principal.

La casa era hermosa, llena de muebles, decoración y cosas que la hacían ver mucho más pequeña de lo que era pero me parecía acogedora de todas formas. Entramos a la sala, donde dejé mi chaqueta en el sofá y él dejó la suya junto a su gorro de lana en un perchero que estaba lleno de abrigos, sombreros y cinturones.

-Disculpa el desorden- dijo Mikey un poco sonrojado. –Es culpa de mi padre.

-¿Acaso le gusta dar fiestas y que todos olviden sus abrigos?- intenté que sonara como un chiste pero Mikey no hizo ni una mueca, en su lugar, se rascó nervioso la nuca. –Lo siento.

-No, es que es... complicado.- miró a la habitación, como buscando las palabras en las cientos de cosas que había en las estanterías. –Él cree que llenando la casa de basura se sentirá menos solo.- bajó la mirada hacia sus manos. –Debí ordenar antes de invitarte.

-Para nada- me acerqué a él y tomé su rostro entre mis manos. –Hey- nuestras miradas se encontraron y esbocé una pequeña sonrisa. –Este es tu hogar y nada me hace más feliz que me muestres cómo es tu vida.

-Pero es tan raro.- dijo como si le doliera decir aquella palabra.

-¿En verdad estás hablando de rareza? ¿Conmigo?- alcé una ceja.

-Ok.- suspiró. –Entiendo tu punto- sonrió. -¿Entonces no te molesta el desorden?

-Vine a verte a ti, no a juzgar cómo vives.- nuestros labios se unieron en un beso fugaz.

Love will kill you [Mikey Way]Where stories live. Discover now