Capítulo 28

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Revisé mi imagen en el espejo del baño al menos unas tres veces antes de salir de la habitación. Desde nuestros encuentros a escondidas cuando comenzamos a salir que no me sentía tan nerviosa y ansiosa por verlo. Las manos me temblaban y mi cabeza no paraba de imaginarse diálogos posibles que mantendría con él. Miré el anillo en mi dedo y medité unos segundos si era lo mejor que lo viera. No tenía la menor idea de cómo funcionaba la amnesia, si algo tan pequeño como un anillo le dispararía recuerdos o pasaría desapercibido. Al final, opté por dejarlo en una esquina del lavamanos.

Fuera de la habitación no se veía a nadie. A paso ligero, llegué hasta las escaleras al final del pasillo y comencé a subir vigilando no ser vista por alguien más. Estaba por salir al pasillo del décimo piso cuando oí unos pasos y bajé unos escalones. Vi a Eliza cruzar sin prestar el más mínimo de atención a su alrededor y volví a subir los escalones hasta llegar al final de la escalera y seguirla con la mirada escondida detrás de la pared. Ella se acercaba al final del pasillo, donde se encontraba una puerta doble custodiada por dos vampiros de gran tamaño que usaban las túnicas de La Orden. Miraban hacia el frente hasta que Eliza les habló.

-Hoy llegaron nuevos vampiros- oí claramente. –Dos chicos y una chica. Ellos amenazar a mí para hacer llegar al hotel. ¿Dónde estar supremo?

Eso llamó mi interés y estiré un poco más el cuello en el intento por no perderme nada de aquella conversación.

-En el invernadero.- contestó el vampiro de la derecha con voz gruesa. –Le avisaremos de las novedades cuando regrese.

Volví a escuchar la voz de Eliza pero ya no me interesaba, tenía el lugar al que debía ir. El único problema era ubicarme en aquel hotel gigantesco donde nada estaba señalizado. Bajé unos pisos por las escaleras hasta que hallé a un hombre que leía sentado al pie de la escalera en el séptimo piso.

-Disculpe- me observó con gesto cansado. –Me enviaron del décimo piso al invernadero y no sé dónde se encuentra ¿puede ayudarme?

Su rostro se iluminó cuando me oyó y abrió un poco la boca.

-¿Del décimo piso?- asentí con seguridad. –Claro. Solo debes ir hasta recepción y seguir el pasillo detrás de las escaleras, verás unas puertas de cristal. Esa es la entrada al invernadero.

-Gracias.

-¿Puedo saber a qué fuiste enviada?

-No lo sé con seguridad, fueron órdenes del supremo.- inventé.

Su expresión curiosa cambió a una de alerta cuando lo nombré y volvió a la lectura como si nunca hubiéramos hablado. Me costaba trabajo creer todo lo que Jasper nos contó pero aquella reacción se ajustaba muy bien a sus palabras.

Me moví rápido y en pocos minutos estaba delante de la puerta que no estaba siendo vigilada. Tenía sentido, si todo el mundo le temía a Mikey no había razón para cuidarlo. Dudé en entrar, temía lo que fuera a ver del otro lado, la persona que me encontraría. Mi parte más infantil temía que del otro lado él se encontrara con otra chica ocupando el lugar que me correspondía a pesar de que mi parte más sensata me decía que Jasper me hubiera advertido si ese fuera el caso. Sacudí la cabeza, me paré derecha y sin más pretextos empujé la puerta. Esta se abrió sin el menor esfuerzo y la claridad dentro del lugar me cegó por unos instantes.

Una vez que crucé la puerta me encontré con un pequeño pasillo que terminaba en la majestuosidad del invernadero. Había toda especie de plantas y era tan alto que los árboles crecían cómodamente. La brisa que circulaba era cálida y los sonidos alrededor eran como si estuvieras en pleno bosque. Era fascinante ver tanta naturaleza dentro de aquella edificación de hierro y cristal que filtraba la luz del sol.

Love will kill you [Mikey Way]Where stories live. Discover now