Capítulo 2

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Cecilia

Maldigo a esos secuestradores por traerme a este lugar ¿Por qué tienen que darme órdenes? Desde que nací soy yo la que tengo que dar órdenes así que no puedo simplemente acostumbrarme, no culpo a nadie en este palacio, pero si vuelvo a ver a esos secuestradores van a desear nunca haberme traído aquí.

- Cecilia - canfeda me llamo.

Hay veces en las que ella me cae bien y hay otras en la que ella me cae fatal, pero hoy me cae bien.

- Dime - le dije mientras terminaba de doblar algunas ropas.

Hacer eso era lo único que me gustaba así que siempre me ofrecía, era más fácil por qué solo era sentarse a doblar y ya, aunque tuvieron que enseñarme por qué no sabía nada sobre este tipo de cosas.

- Tienes que llevar la comida a la sultana Mihrimah, pidió que tú la llevarás personalmente - dijo con voz sería.

- ¿Que? tú y yo hicimos un trato, dijiste que si hacía todo el doblado ya no haría nada más - me levanté y me cruce de brazos molesta, ahora ya no me caía bien.

- ¿Que quieres que haga? Esta es una orden directa de la sultana, no es que yo quiera mandarte.

- Sabes que ni si quiera se dónde queda sus apocentos.

- No creas que no se que andas por los pasillos, ya debes haber memorizado todo.

Oh oh, me había descubierto.

- Está bien - dije entre dientes - ¿Dónde está su comida?

- En la cocina ¿Dónde mas estaría?

Salí molesta y me dirigí a la cocina ¿Por qué tenía que hacer esto? Ni siquiera conozco a esa tal sultana Mihrimah, era algo tonto por qué ya estaba aquí 3 semanas y ni si quiera había visto al sultán, canfeda decía que era por qué yo siempre estaba encerrada doblando ropas, yo creo que es por qué al sultán no le gusta mostrarse, no es algo que me incumbe de todos modos.

- Vine por la comida de la sultana Mihrimah - dije cuando llegue a la cocina.

- Está ahí - señaló una bandeja y yo asenti - ¿No que no harías nada aquí? - se burló sumbul, él también aveces me caía bien y aveces me caía mal.

- Solo será por esta vez - dije cortante y salí con la bandeja en manos - "llevele e le seltene Mehremeh se cemede" - repetí lo que dijo canfeda - ¿Por qué tengo que hacer esto?

Cerré mis ojos, respire profundamente y me dije mentalmente que debía calmarme por qué si no podría hacer una tontería, todo iba bien hasta que alguien choco conmigo y hizo que botara la comida.

- No - murmure.

Me levanté y vi la comida derramada en el piso, eso ya no tenía solución, mire al culpable.

- Estoy bien no te preocupes - me dijo serio, lo mire molesta.

- ¿Crees que eso me importa? - grité mientras golpeaba su pecho, pero no lo moví ni un poco - hiciste que derramará la comida ¿Sabes para quien era esa comida? - seguí gritándole y golpeándole, él me detuvo.

- ¿No sabes quién soy? - preguntó en tono serio.

- Me importa muy poco quien seas ahora mismo.

- Cálmate, tú fuiste la que choco conmigo - seguia serio.

¿Por qué era tan serio? No me intimidaba, pero no me caían las personas serias aunque yo la mayoría del tiempo también estaba sería, pero era por qué la mayoría de aquí no me caía nada bien, solo algunas personas eran pasables para mí.

- Fuiste tú él que choco conmigo ¿No pudiste ver a una mujer con una bandeja? ¿Eres ciego o que? - le grite molesta

Él no respondio nada y se puso a recoger lo que tiró al suelo, cuando terminó me lo extendió, pero yo lo tire de nuevo al piso molesta.

- Ya no sirve - le grité y me fui de ahí.

Ahora yo me metería en problemas, de todas maneras no quería hacer esto prácticamente me obligaron así que no pueden culparme totalmente, pero ese hombre me cae mal, es una lastima por qué es muy guapo, me pregunto quién será parecía ser un hombre de dinero por qué estaba muy bien servido, bueno al menos hasta que la comida se derramó en su ropa.

- Se lo tiene merecido - murmure bajito.

- Cecilia - gritaron.

Aquí vienen los problemas.

- ¿Que? - grité molesta, estaba comenzando a enojarme demasiado.

- ¿Llevaste la comida de la sultana? - preguntó canfeda.

- No, no pude por qué alguien se cruzó en mi camino y me hizo botar toda la bandeja de comida - dije molesta, como vuelva a ver a ese hombre lo mataré.

- Por Allah ¿Que voy hacer contigo? - preguntó mientras respiraba profundamente - ve a la cocina y pide una bandeja más de comida - dijo sería - pero muévete - grito cuando vio que no obedeci su orden.

- No - dije sería y me cruce de brazos.

- Cecilia, no es buen momento para tus berrinches.

- No es un berrinche, sabes que odio que me órdenen cosas, no permitiré que me grites.

- Paciencia, paciencia, paciencia - murmuró y volvió a respirar - lo haré yo, ya veré qué le digo a la sultana Mihrimah, sigue con tu otro trabajo - dijo y se fue.

Bueno, al menos me había librado de esa tarea molesta, ahora ya no odiaba tanto a ese hombre con el que choque, pero aún me caía mal.

Lo que lograste cambiarWhere stories live. Discover now