quince

906 123 4
                                    

La lluvia siempre es bonita y curandera cuando alguien pide ser sanado con esperanzas altas, que pena que SeokJin estuviera deseando la muerte mientras andaba por las calles oscuras y solitarias, su mano entrelazada con la de la soledad y siendo consolado por las gotitas provenientes de las oscuras nubes.

No tenía esperanzas, había dado todas sus fuerzas por mejorar su habla, por comer más saludable y verse más bonito para su media Luna, aquellas esperanzas que aún conservaba al fondo de su corazón, empolvadas bajo llave, se estaban disipando al paso del tiempo.

SeokJin nunca se consideró una persona fuerte en ningún aspecto posible y se vio muy malherido por ráfagas de aire que le traían las palabras de las dos personas en el salón del que consideró su refugio, por ello se arrastró hasta la puerta principal con dificultad.

Fatigado caminó y caminó, hasta que al llegar al portal, el frío tiempo y la oscura noche le recibió con los brazos abiertos.

No sabía si la dirección en la que sus pies se movían era la correcta para llegar a su departamento pero no le era importante considerar aquello, no cuando en su cabeza alimentaba el miedo a ser abandonado por el Alfa, ser remplazado por un Omega bonito, alguien que no se deteriorara de la manera en la que lo hizo él.

Tal vez era cierto, no estaba hecho para nadie, tal vez NamJoon no era de él.

Pensarlo de esa forma quemaba su interior como el mismísimo infierno, oleadas de flechas se clavaban en su espalda y sin más remedio le tocaba echar a andar con ellas.

Siempre caminaba solo por la vida desde que era solo un cachorro pequeñito e inocente esclavo de la mala suerte que le caía por donde sus ojuelos curiosos paraban a observar, fuera por donde fuera, había ese algo que le ahogaba cada vez un poquito más si él se oponía.

Y esta situación no era la excepción, con cadenas de acero su corazón se anclaba al de NamJoon de una manera dolorosa y forzada, no comprendía del todo si Nam había abierto su corazón únicamente para él o simplemente le estaba dando la oportunidad de estar allí por un tiempo limitado y del cual se estaba apropiando.

Sumido en la pesadez de los sucesos y con sus dedos palpitantes por las quemaduras hechas con anterioridad, no se jactó por dónde caminaba, fue hasta qué notó la poca visibilidad del camino y la escasez de voces ajenas, únicamente la llovizna del momento haciendo eco en su cabeza.

Alzó la mirada, un aroma alertó a su Omega y todo su cuerpo se vio paralizado en medio de un callejón no tan solitario pero lo suficiente escaso de luz como para no percatarse de nada si no fuera por su olfato.

Tras los lentes chispeados y el parche en su ojo, aquello añadía más complejidad.

—Muy bonito Omega para unas calles tan feas... -Mente y cuerpo se congelaron, su corazón latió y retumbó con fuerza, miedo en grandes dosis le invadió- No pienses que correr te liberará, bonito cachorro...

Quiso hacer justo lo dicho, girando sobre sus talones sus piernas avanzaron, pero pocos metros, el cuerpo fornido de alguien más fue un obstáculo, mismo que con sus musculosos brazos le estrechó, sacando de su garganta un alarido entrecortado.

—Hoy tienes mucha suerte, estoy en celo y serás perfecto para incubar un cachorro, ¿estás de acuerdo, bonito?

🪁🩹

NamJoon se despidió con su cabeza retumbando en dolor y cólera pura, tenía cierta idea de la migraña que tendría a lo largo de los días por una conversación llena de malos tragos y debates innecesarios a su parecer racional.

No le molestaba que su tío haya intentando amañar sus decisiones mediante un mediador y en este caso, una pieza clave en su vida de adolescente testarudo y sin raciocinio aparente, su primer beso fue con aquel chico que ahora tenía el puesto de falso e interesado en su lista negra. Odiaba con demasía cada palabra que de su garganta salió en su estancia en su casa, quería neutralizar cada feromona que de él salió para dejar únicamente el del bizcocho que su Omega emanaba.

Cerrando la puerta despacio y pensando en una buena propuesta para la cena con su Omega, quiso ir a buscarle una vez más a la cocina puesto que hacía unos momentos no le había seguido el rastro y era extraño, SeokJin se hacía de notar cuando andaba por casa, ya sea por sus piecitos descalzos o sus repetitivos cantares al estar relajado.

Pero se encontró con una pulcra cocina, perfectamente recogida y limpia, no le importaba que SeokJin dejase las cosas tiradas, solo le interesaba verle sonreír con algo nuevo en sus manos y una sonrisa orgullosa en sus labios cubiertos de gloss.

Bufando y pensando que estaría descansando en su cama, se dirigió hacia ahí, sin imaginar que por más que buscara, no daría con su paradero.

Así fue como entró poco a poco en pánico puro y sofocante, esas sensaciones que son capaces de robarte hasta la última gota de oxígeno habitada en tus pulmones, porque NamJoon sabía que SeokJin nunca saldría solo a las calles después de haberse quedado todo el día en su casa, conocía sus temores a la oscuridad y al andar solo por la ciudad daba igual si las zonas por las cuales caminaba estuvieran transitadas.

Buscó la respuesta en JiMin y YoonGi, errando completamente cuando ambos le dijeron que el único que estaba en su casa era el gato siamés del castañito.

NamJoon no entró en pánico, NamJoon salió de su casa echando fuego por cada poro de su cara y mareado por el cúmulo de sensaciones terribles en su interior.

SeokJin estaría bien.

SeokJin estaría bien.

Solo quería ceñirse a ese pensamiento como si fuera lo único capaz de pensar porque realmente no quería buscar nuevas posibilidades, no lo deseaba, no era sano para ninguno.

delulu vibes | namjin Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu