trece

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La lluvia siempre había sido un fiel enemigo a muerte deSeokJin desde su niñez, donde muchas veces vacilaba al caminar entre los enormes charcos profundos en los que pensaba que si caía, aquello le tragaría. Obviamente con el paso de los años descubrió, de varias maneras, a desmentir sus propias creencias. Ahora danzaba cual cachorro divertido bajo las grises nubes que le rociaban de gotitas de agua.

Su chaqueta estaba empapada y se había filtrado agua hasta en sus calcetines de Ironman favoritos, haciéndole difícil andar sin quejarse del mar que llevaba dentro de sus zapatos, pero aún si le incomodaba la humedad en su ropa, él seguía saltando en los charcos emocionado.

Charco que visualizaba, allí iba él a saltar.

Al alzar su cabecita para asegurarse de su ubicación pudo sentir la alegría invadir su sistema en menos de diez segundos, ya estaba deseando llegar al departamento de NamJoon y contarle todo lo que había aprendido en la academia, decirle -a su tiempo- que estaba muy feliz por hacer algo que le gustaba demasiado y eso era la repostería.

Sus gorditas manos acomodaron sus lentes después de retirar las gotitas presentes en los cristales, una vez más echó a andar.

—"Portal 111, piso 5, puerta A..." -Se repetía mentalmente con euforia, solo esperaba que NamJoon estuviera libre de trabajo y que le dedicara su ratito de charla tras llegar porque necesitaba hablar con él muchas horas, realmente estaba emocionado.

Ya se acercaba al portal 100 cuando sus luceros enfocaron por casualidad una tienda de ropa infantil, luminosa y blanca, mostrando en el escaparate lindas prendas diminutas destinadas a cachorros pequeños, recién llegados al mundo. Un pucherito se hizo presente tras indagar más en la vestimenta de los bebés, llevaban muchas capas para cubrir un cuerpecito demasiado pequeñito y comprendía que se debía al frío y al alto porcentaje de contraer fácilmente enfermedades.

Sus deditos tocaron el cristal al centrarse en dos conjuntos de babys, tan pequeños y adorables, que sonrió con sus mejillas adoptando un rojo fuerte, ¿qué sería de él con un cachorro así de pequeñito? No podría ni imaginarse ni mucho menos pensarlo para un futuro, no cuando el Alfa de sus sueños lleva aplazando su cortejo por más de seis meses.

Se entristeció más rápido, bajando esas energías que tenía acumuladas desde que abandonó la academia, secó con la manga de su antebrazo derecho sus lentes otra vez y volvió a emprender camino, sin motivación para saltar en los charcos.

—"NamJoonie dijo quererme mucho..." -Pensó decaído- "NamJoon no me ha besado... tampoco me ha comentado nada sobre la marca" -Si seguía pensando ese tipo de cosas se largaría a llorar junto a su gato.

En el portal 110 fijó con enojo el siguiente número, el 111 era el edificio donde vivía el Alfa y ahora había disipado toda esa alegría contagiosa que se había ganado a lo largo de la mañana, pasando a estar tristón y molesto.

—"Quiero un bebé"

SeokJin era de mucho soñar adelantado a los acontecimientos previos en todos los sentidos, deseos que sin antes cumplir los anteriores ya estaba ilusionado con unos nuevos. No hay nada de malo pero justo en este tiene un gran inconveniente para cumplirlo, el Alfa que quiere no le ha dicho ni un "me gustas"

No es porque no lo sienta, realmente tiene unos enormes sentimientos guardados por el Omega castañito y gordito, pero no ha encontrado nunca el momento preciso para decirle todo lo que se viene ocultando, porque es muy fácil pensar que confesarse seria fácil a sabiendas de los enormes sentimientos del Omega, pero tiene miedo de no saber cuidarle tan bien como quiere, a hacerle daño sin querer o no cumplir con lo que el castaño necesita. Lo ha pensado por muchísimas semanas y le quiere, le ama demasiado pero no quiere ser él el que termine dañándolo.

delulu vibes | namjin Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum