cuatro

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"Me gustan las flores que crecen a los costados del riachuelo, son bonitas, huelen bien y están cuidadas por la naturaleza que les rodea, me he llevado algunas a casa pero Yoon se las ha comido todas, he de admitir que muy protegidas no estaban pero es que es complicado hacer un hueco en casa sin que Yoon no pase por allí.

Cuando está amaneciendo, con el frío acompañándome, ir al riachuelo me trae muchas fuerzas para venir a clase aunque llegue tarde luego, las flores tienen un aroma muy rico, cuando era pequeño quería ser un Omega con un olor semejante al de ellas.

¿Alguna vez te han regalado flores?

La gente dice que es algo anticuado ofrecer flores a las personas que amas, que es muy pasado de moda y demuestra tu poco gusto por la otra persona al ser de bajo recursos conseguir flores, hasta las puedes tomar del suelo, limpiarlas un poco y otorgarlas a alguien.

También se dice que los regalos con más porte monetario suelen causar más sentimientos en la otra persona, se sentirá más atraída si ve que pones mucho dinero en ella, si no te importa gastar para invertir en su relación, pero si el valor de una persona se resume en joyas, ¿vale lo mismo que una joya?

Si nos basamos en ello, yo no valdría nada en este mundo, nunca me han regalado nada y lo poco que han llegado a darme me lo cobran tiempo después.

Pero si le doy valor a lo más barato para los ricos, entonces soy millonario, para mi una rosa vale mucho más que un coche de lujo.

No tenemos que compaginar lo económico con poco amor, o lo caro con amor puro, yo te podría dar un racimo de rosas y para mi eso vale mucho más que un collar de perlas..."

Dejando que el agua caliente se resbalara por su cuerpo, trazando líneas con el jabón, riendo cual cachorro cuando TaeHyung desde fuera murmuraba cosas inaudibles mientras rebuscaba entre sus cosas algo de una talla semejante a la del Omega, SeokJin disfrutaba gustoso de una buena ducha sin necesidad de parar a pensar cuánto dinero serían unos litros de más.

Pasaba sus gorditas manitas por sus rellenitos muslos formando un pucherito tristón al darse cuenta del grosor de estos, unos años atrás podía abarcar perfectamente uno de sus muslos con sus manos, ahora no debido al peso que ganó en tan poco tiempo.

Retirando con leves masajes los restos de espuma sobre su morena tez, buscó la toalla que TaeHyung había sacado para él y que estaba en una esquina de la ducha, dio pasitos lentos y tímidos para no hacer mucho ruido. Gracias al cielo nada más envolverse en la blanca y suave toalla, escuchó al mayor tras la puerta.

—Te he dejado ropa limpia, procura guardar la toalla en el casillero... -El otro Omega dejó perfectamente ordenado el uniforme que guardaba de repuesto después de las clases de educación física, al ser mayor que SeokJin y tener ciertamente más altura, las prendas serían válidas para el pequeño castañito.

Jin quiso contestar, tal vez darle las gracias por haberle sacado de una situación que lamentablemente vivía muy a menudo, rara vez podía hablar con compañeros que fueran ajenos a su vida diaria, es decir, los de otras clases que no le conocían y que no se metían con él. Y tuvo ese pequeño impulso dentro de sí para agradecer su bondad, por hacer cosas que jamás alguien más se atrevería a hacer por él. Pero de su garganta no pudo salir ni un monosílabo, el nudo en su garganta que acostumbraba a tener le impidió poder expresarse.

No solía hablar con personas, al único que le dedicaba más de una palabra diaria era a su bonito y rechonchito gato siamés, ya que éste no podía burlarse de su persona. Porque también era muy consciente de su condición al hablar, repetía sílabas, sonidos, dejaba muchas palabras inacabadas y otras muchas no eran ni siquiera audibles para los demás, las decía pero en su cabeza, sin ser consciente de que realmente no salían de su boca.

Su círculo social, su gato y su vecino, eran las únicas almas que lograban comprender al pobre Omega.

Escuchó la puerta cerrarse lentamente y se dio cuenta de que el otro había esperado alguna afirmación de su parte, molesto consigo mismo bajó la mirada a los azulejos de la ducha, como si hacer aquello le iba a brindar fuerza de voluntad para corregir sus acciones.

Sin más que poder hacer ahora y algo sensible por el rico aroma que comenzó a emanar, terminó de secar su cuerpo con la toalla, asomando su cabecita goteante por la puerta para confirmar la ausencia de alguien por la zona, salió como un pedacito de sushi andante, dando saltitos en vez de pasitos.

Se vistió a la velocidad de la luz sintiéndose cómodo con las prendas dadas, esos pantalones no se pegaban a sus muslos resaltando su gordura, la camisa blanca era más holgada que la suya y no se avergonzaba tanto de su barriguita sobresalir, de hecho al verse al espejo se sintió bonito.

Su subconsciente le hacía pensar que su ojo dañado no le hacía verse feo, pero sin el parche que le cubría la mayor parte del día, realmente parecía que le habían dado una paliza. No podía ver absolutamente nada por él, estaba cerrado totalmente y muy hinchado, de un color rojizo y violáceo intercalado. Los primeros días con aquella marca pensó que dejar de ir a clases, no por el dolor que le ocasionaba la luz, sino porque se llamó a sí mismo un monstruo, se sintió horrible al verse reflejado en un espejo.

Los parches y las gafas fueron un punto en contra, nuevos apodos, nuevos agresores, más palizas al tener menos reflejos, más insultos por los pasillos...

En sus manitas yacía un nuevo vendaje para su herida, pero suspiró cuando una tortuosa lágrima se resbaló por su mejilla, no le gustaba su vida diaria y no la abandonaba porque su gatito siamés le esperaba en casa.

delulu vibes | namjin Where stories live. Discover now