Capítulo 22

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-Dejadme a mí -les pido una vez más. Sé que Fisher no quiere que me quede a solas con Alessandro porque todavía le dura el susto que le di antes, pero dudo que mi ex hable con alguien que no sea yo. De hecho, no sé ni si lo hará conmigo porque sabe que diga lo que diga, está jodido. Los SWAT no le ofrecerán un trato después de que los haya engañado y los SEAL no pintan nada aquí, salvo ayudar a capturarlo.

-Cree que le has traicionado -Fisher insiste en su teoría-, dudo que quiera hablar contigo.

-Intentémoslo al menos -sugiero-. El no ya lo tenemos.

Knowles lo ha intentado por la vía diplomática, recordándole el trato al que habían llegado, incluso si no está dispuesto a cumplirlo ahora, pero Alessandro no se ha mostrado colaborativo, precisamente porque sabe que no obtendrá una reducción de condena. Harper, en cambio, ha intentado intimidarlo, pero tampoco ha funcionado. Y mira que conoce muchas técnicas bastante efectivas sin tener que usar la violencia, pero en ese sentido, Alessandro se siente seguro porque no podemos golpearlo o la detención será anulada. Por eso, precisamente, no podemos dejar que Fisher entre en la habitación, pues usaría los puños, así que solo queda probar a que hable conmigo.

-No perdemos nada por intentarlo -asiente Knowles, que ve cómo el plan se está arruinando. Si no confiesa, no enviarán a nadie. Y a ellos podrían abrirles un expediente por haber actuado en lugar de buscar pruebas como se les pidió.

-La puerta abierta -me advierte Fisher, pero en cuanto entro, la cierro. No echaré el cerrojo, pero sé que si no tenemos intimidad, no hablará conmigo.

-Así que policía -dice nada más verme.

-Te lo dije hace mucho -le recuerdo.

-No pensé que lo cumplieses, la verdad.

-Contigo me pasó al revés, fíjate -me mantengo entre la puerta y él, aunque no podría moverse hacia ella ni aunque quisiese, porque permanece atado a una silla-. Me creí cada palabra que me decías sobre tus planes de futuro. A estas alturas, te hacía siendo el director de tu propia empresa. Una legal, se entiende. 

-Por aquel entonces no podía decirte la verdad, Joy. Te habrías asustado y te alejarías de mí.

-Te entregué mi confianza, Alessandro -sabe de qué le estoy hablando- y me traicionaste. Creía que eras un buen chico, que habías hecho lo correcto y por eso te habías tenido que alejar de tu familia temporalmente, pero todo formaba parte de tu verdadero plan, ¿verdad? Primero te deshaces del socio al que no podrías controlar y con el que tendrías que compartirlo todo y después regresas con tu padre, cuando se le haya pasado el enfado por delatar a Sartore. Así, el negocio acabaría siendo solo tuyo cuando tu padre desapareciese.

-No es tan sencillo, Joy.

-Pues explícamelo.

-Sabes que no puedo hacerlo -mira detrás de mí.

-Claro que no -no me daré por vencida tan pronto. Conmigo ya ha dicho más de lo que ha hablado con el resto-. Después de todo, tampoco me contaste la verdad en Porvoo. Vives de mentiras, Alessandro, son tu sustento. Dudo que sepas la verdad incluso tú. Te has inventado tantas mentiras en torno a ti, que ya no tienes ni idea de lo que realmente quieres.

-Quiero lo que tiene mi padre -dice con calma- y quise en su momento que tú lo compartieses conmigo, pero está claro que no sientes por mí lo mismo que yo por ti.

-Aunque lo hubiese sentido -necesito que entienda que el camino que está a punto de tomar no es el correcto-, saber lo que pretendes hacer me habría alejado de ti igualmente. No podría vivir con un asesino y un traficante, Alessandro. ¿Qué clase de vida sería esa? 

Joy (Saga SEAL 8)Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα