Capítulo 9

3.6K 774 101
                                    

Mi llegada a Finlandia pasó desapercibida, como si fuese un simple turista más que pretende visitar el país. Incluso tomé un autobús que me llevó a la ciudad, junto a varios de los pasajeros del avión. Nadie esperaba por mí, porque nadie sabe que estoy aquí. Y cuando digo nadie me refiero a los SWAT o la policía finlandesa, porque estoy seguro de que los muchachos ya lo sabrán a estas alturas. Si DK ha sabido verlo, el resto también lo habrá hecho.

En un primer momento me planteé pedirle al jefe que me pasase la dirección del piso donde había vivido Joy, por si se hubiese instalado en él de nuevo, pero después de pensarlo, me da que debo descartarlo porque imagino que los SWAT querrán tenerla a mano, así que es más probable que esté con ellos en el piso franco donde hayan elegido instalarse para la ocasión. Lo que no tengo muy claro es si la policía finlandesa estará al tanto de lo que está sucediendo. He de suponer que sí, porque ellos debieron ser los que gestionaron la llegada de Anton al país, junto con la policía italiana, y supongo que le harán un seguimiento para asegurarse de que todo va bien. Digo yo que se habrán dado cuenta de que no está y lo andarán buscando. Y por eso, es a la comisaría a donde iré, ahora que ya me he instalado en el hotel que me reservó DK. Este tío va más allá de la eficiencia siempre. Ten un DK en tu vida y esta será mucho más fácil.

-Buenas tardes -saludo nada más entrar-. Necesito hablar con quien esté al mando por aquí.

No me ando con rodeos porque estoy deseando ver a Joy. Todavía no sé si para echarle la bronca por meterse en un asunto internacional que parece oler bastante mal, o felicitarla porque ha conseguido llamar la atención de los SWAT y eso siempre será bueno para ella en el futuro.

-Buenas tardes -me responde el tipo de la recepción, mirándome de arriba a abajo, como si estuviese determinando si soy persona non grata o si puede ser amable conmigo- ¿En qué puedo ayudarle?

-¿Eres el jefe? -al ver su cara de póker cuando ignoro su pregunta, intuyo que la respuesta es no, así que continúo-. Necesito al jefe. No hablaré con nadie más.

Veo que no le hace gracia mi insistencia, pero no me importa, porque no quiero hablar delante de todos de mi motivo para estar aquí, no sea que no sepan nada y meta la pata hablando de Anton. Discreción, ante todo, por más que mi apodo sea Suicida. Al final, me hace pasar al despacho del fondo donde un hombre en sus cincuenta, me invita a sentarme en una de las sillas libres frente a su escritorio.

-Usted dirá en qué puedo ayudarle -me anima a hablar. Este es más amable que el otro, a simple vista. Veremos si es colaborativo también.

-No estoy seguro de que la policía de Finlandia se encargue del programa de protección a testigos -no sé cómo abordar el tema sin ir directo a ello, así que ni lo intento-, pero...

-Aunque nos encargásemos de ello -me interrumpe-, ¿por qué habría de decírselo a usted?

-No tiene por qué decírmelo, pero si es cosa suya, imagino que sabrán que uno de sus protegidos ha desaparecido.

-¿Y por qué lo habría de saber usted y nosotros no? -parece estar un poco más alerta ahora, así que puedo imaginar que saben lo de Anton. Ahora me toca averiguar hasta qué punto- ¿Qué interés tiene en esa persona desaparecida?

-En esa persona en concreto, ninguno. Pero mi novia lo conocía y ha venido a ayudar a encontrarlo, cosa que es muy encomiable por su parte, pero debería dejar ese trabajo a los profesionales, que para eso estáis, digo yo -lo incluyo, para ver cómo le afectan mis palabras. Su gesto de disgusto me dice que no le han gustado.

-¿Por qué me lo dice a mí? Habérselo impedido a ella cuando decidió venir.

-Estaba fuera del país cuando ella decidió venir -repito sus palabras-, así que no tengo ni idea de dónde estará ahora. Y como deberían estar buscando al desaparecido, puede que ustedes sepan dónde localizarla.

Joy (Saga SEAL 8)Where stories live. Discover now