Capítulo 5

4.6K 808 52
                                    

El interrogatorio corre a cargo de West, mientras yo me doy un paseo por la estancia en la que nos han citado. No parece haber nada interesante en ella, pero según nos han dicho, el objeto sustraído, del que todavía no nos quieren hablar, estaba aquí. Lo único que yo veo son un montón de libros apilados en las estanterías y objetos de todo tipo dispuestos entre ellos. No soy historiadora ni entiendo de esto, pero diría que algunos de ellos tienen cientos de años. Y no hablo solo de los objetos, sino también de los libros. Me da miedo tocarlos, por si se desintegran. 

-¿Todo esto era de Jefferson? -aunque me prometí no hablar, no puedo evitarlo. La curiosidad es demasiado grande.

-La mayoría lo adquirió él en una época de su vida -el hombre no parece molesto por mi interrupción, sino más bien encantado de que desvíe el tema-. Tenemos pensado exponer algunos objetos en el museo en breve, pero no todos se encuentran en buen estado, así que necesitamos que el restaurador se encargue de ellos.

-¿Se estaba encargando del objeto sustraído? -le pregunto, pensando en algo. Cuando asiente, continúo- ¿Cuánto tiempo hace que trabaja para ustedes? ¿Podríamos hablar con él?

-Rogers es un hombre de confianza -lo defiende, al comprender lo que estoy haciendo-. Lleva más de veinte años trabajando con nosotros y jamás ha faltado nada. No puede pensar que sea el culpable.

-No he dicho eso -intento tranquilizarlo-, pero me gustaría hablar con él, si es posible. Quizá pueda aclararnos algunas dudas sobre el objeto en cuestión.

-Tampoco él les dirá de qué se trata -me previene.

-Si no sabemos qué buscar -ahora interviene West-, iremos a ciegas.

-Pues tendrán que hacerlo a ciegas, si es necesario.

-¿Pero podríamos hablar igualmente con el restaurador? -insisto. Aunque diga que no tiene nada que ver, prefiero asegurarme.

-Lleva un par de días ausente -dice, colocándose bien la ropa, como si acabase de tener un altercado físico o yo qué sé-. Su madre ha muerto recientemente y le hemos dado una semana para las gestiones del entierro y demás.

-Ajá -miro hacia West y veo que opina como yo: acabamos de encontrar a nuestro primer sospechoso.

-Necesitaremos nombre completo, teléfono y dirección del restaurador -le pide después.

-No pueden hablar en serio -protesta-. Rogers es un buen hombre.

-Tenemos que hablar con él -insiste-. Y si no nos proporciona la información, me temo que tendré que detenerlo por obstrucción a la justicia. Nos ha pedido discreción y se la daremos, pero no puede decirnos cómo hacer nuestro trabajo.

-Está bien -cede, aunque creo que ha sido más por lo de detenerlo que por lo de la discreción.

West se hace cargo de todo una vez más y yo continúo mi inspección de la sala. Sin embargo, ahora parece que mis idas y venidas molestan al hombre, porque descubro su ceño fruncido hacia mí cada vez que nuestras miradas se cruzan.

-¿Crees que ha sido el restaurador? -le pregunto a mi compañero una vez en el coche.

-Investigaremos sus finanzas y hablaremos con él -su respuesta me dice que lo considera un sospechoso real-. También vamos a investigar a Stevenson.

-¿Qué? -el hombre no me ha resultado agradable, pero no se me había ocurrido pensar que él tuviese algo que ver con este asunto- ¿Por qué?

-Parecía demasiado interesado en que no hablásemos con el tal Rogers. Es posible que haya aprovechado la ausencia del restaurador para sustraer el objeto. Que no quiera decirnos lo que es, ya da mucho que pensar.

Joy (Saga SEAL 8)Where stories live. Discover now