Capítulo 2

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Habían pasado tantas cosas en la vida de los pequeños que los perseguirían por el resto de sus vidas, y todas esas vivencias los convertirían en personas muy fuertes y poderosas algún día, pero ¿con qué causa?

Ya era una semana de que el hitman cuidaba a los hermanos, se habían acostumbrado a su nueva rutina, todos tenían que despertar a las 6:00 de la mañana, tenían exactamente una hora para bañarse, por lo que todos se tardaban menos de 5 minutos en el baño. Luego los 4 mayores eran los encargados de servir el desayuno, mientras que los otros 3 se encargaban de hacer las 2 camas que tenían. Se imaginaran como era la vida en una casa tan pequeña para tanta gente viviendo en ella.

Luego de eso llegaban dos maestras que se encargaban de educar a los muchachos en lo básico, escribir, leer, matemáticas, geografía, etc. Eran dos muchachas que había contratado Luche antes de que falleciera, las había conocido en una misión, en donde ellas eran rehenes y por salvarlas ellas estaban en deuda con Luche y su familia.

Las 2 eran de familias destruidas, y realmente no estaban tan involucradas en la mafia, por su propia seguridad, pero si sabían un poco sobre el trabajo de su fallecida jefa.

La maestra Haru de pelo recogido, blanca piel, traía una falda naranja y una blusa blanca que la hacía ver realmente bonita, también traía unas botas de piel color café. Y la otra maestra Hana que traía una falda blanca larga con un estampado de flores en la orilla. Y una blusa de igual color pero con un suéter en azul marino.

Reborn salía de la casa a las nueve de la mañana y regresaba alrededor de las ocho de la noche, no le importaba dejarlos solos con las profesoras particulares, ya que pues a pesar de que eran niños habían pasado por situaciones peores. Y ese par de muchachas no representaban peligro alguno para ninguno de la casa.

Los niños se divertían mucho con la forma de enseñar de las muchachas, e igual ellas disfrutaban de la compañía de los niños, trataban de ser una familia feliz, aunque a veces pesaba un poco el pasado para todos al recordar a sus seres queridos.

Ellas se encargaban de hacer la comida y dejar un poco para cuando el señor Reborn regresara de su misterioso trabajo, pero ese día el asesino llego más temprano de lo esperado y pasó a sentarse en la mesa del comedor a esperar que la cena fuera servida, los muchachos tuvieron que poner unos cubiertos extra para su nuevo tutor, el cual no había dicho nada desde que llego.

-Señor Reborn, que bueno que llego a comer, los pequeños están felices de tener a alguien más- dijo Haru mientras arreglaba un poco más la mesa, los demás niños estaban ayudando preparando la ensalada y poniendo los platos en orden.

-Si, como diga- fue lo único que dijo aquel señor de traje, Haru solo sonrió y se retiró. Sabía que algo importante iba a pasar o algo que estaba fuera del límite de sus estudiantes, o simplemente había terminado su misión temprano, de cualquier manera, Haru y Hana estaban atentas de todo lo que pudiera pasar, y por si las dudas tenían unas cuantas armas debajo de sus faldas, ya no se rendirían sin pelear por sus seres amados.

Y no era del todo equivocado los pensamientos de las muchachas, Reborn tuvo que regresar temprano porque había recibido una llamada de una conocida, que le había dicho que iba a ir a verlo, así que no le quedó otra que ir a la casa a esperar.

-Tenga, para que no se aburra- Hana había llegado del supermercado, y le tendió un periódico de ese día. Reborn lo agarro y agacho su cabeza a manera de agradecimiento y se dispuso a leer lo que acontecía. Que realmente no era algo muy interesante para él o para su trabajo.

La mesa estaba puesta y los niños fueron llegando de apoco y sentándose en sus respectivos lugares, y para fortuna o desgracia del pequeño Tsuna, le toco a lado de Reborn, y el pequeño evitaba verlo a toda costa, le incomodaba mucho estar junto al señor, tenía miedo de que se generara una situación donde se activara su poder especial.

La comida paso sin pena ni gloria, fue normal, Haru y Hana platicando con los pequeños y tratando sin éxito que el nuevo tutor se incluyera en la plática, era muy frio y solo contestaba con un sí o no, y respuestas muy cortas y generalmente poco alentadoras.

-¿Y qué le pareció la ensalada que prepararon Hayato, Yamamoto y Tsuna?- pregunto animada Haru, esperaba un respuesta bonita para que sus pequeños se sintieran orgullosos de su trabajo, pero en vez de eso recibieron una respuesta un poco diferente.

-No está mal, he probado mejores- respondió con una sonrisa en el rostro, sabía que no era un trabajo profesional y que solo eran niños, pero eso los ayudaría a formar carácter, bueno según Reborn.

Gokudera solo lanzo un quejido al aire y Yamamoto solo sonrió un poco desilusionado, pero al pequeño Tsuna le brillaron los ojos, a ese señor le había gustado, aunque fuera un poco, la ensalada que habían hecho.

-Reborn san, ¿quiere más ensalada? - Tsuna hablaba por primera vez con el asesino, y todos se sorprendieron, ¿qué acaso no le había afectado el comentario que había hecho?, ¿se había olvidado cuando le apunto con un arma? Sus ojos estaban llenos de ilusión, esperando la respuesta de su tutor.

-Está bien, sírveme más ensalada- dijo tendiéndole el plato al pequeño el cual no se tardó en agarrar e ir a servir más ensalada, talvez no estaría mal tratar un poco mejor a los niños y evitarlos todo el día, al final él era el responsable de cuidarlos y entrenarlos.

Tsuna estaba emocionado, ese señor no podía ocultar su manera de ser con él, sabía que tenía corazón y se preocupaba por ellos a su manera, al igual que Luche, el pequeño estaba seguro de eso, su extraña sensación le decía que era así.

De pronto sonó el timbre, y Hana fue a ver de quien se podía tratar, era una señora de unos 23 años de edad, tenía un tatuaje en su mejilla en forma de flor y fue recibida con un abrazo por Hana, quien aparte le dio el pésame por su fallecida madre.

Aria paso adentro de la casa, los niños se levantaron a saludarla con abrazos y reverencias, la querían mucho y hacia mucho que no la veían.

-Pequeños, pequeños, tengo que hablar con Reborn, vayan a jugar arriba y después iré con ustedes- dijo mientras veía a Reborn levantarse, y acercarse, los niños asintiera y se retiraron.

Hana y Haru se dedicaron a recoger la mesa y a guardar todo mientras ellos se dedicaban a hablar, Hana le preparo un café a los dos y se retiró a seguir lavando y guardando la bajilla.

-Gracias Hana- inclino un poco la cabeza en forma de agradecimiento, y se retiró la maestra.

-Bien ¿Qué te parecen los niños?- pregunto Aria mientras daba un sorbo al café para después agregarle un poco de azúcar.

-Interesantes, ¿Qué vas a ser con ellos? - Reborn fue directamente al grano, sabía que esos niños no eran cualquier cosa, y ¿qué más le daba a Luche llevarlos a un orfanatorio y borrar los expedientes de su pasado?

-Bueno, sabía que te ibas a dar cuenta- estaba moviendo la cuchara en el café para que el azúcar se integrara y procedió a dar otro sorbo.

-Estoy en deuda con Vongola y supongo que tu también- el mundo pareció detenerse, lo que no sabían es que, las dos muchachas de la cocina podían escuchar todo, se quedaron heladas al oír ese nombre, Vongola.

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¿Qué les pareció el capítulo?

Todos los que preguntan por Lambo, no se apuren, si va a aparecer en la historia, si sé que es un integrante importante de la familia, pero no se apuren, en los siguientes capítulos saldrá.

Si les gusto la historia denle estrellita, si llega este capítulo a 50 estrellitas subiré el capítulo que sigue.

Espero sus comentarios, quejas y sugerencias que quieran hacerme, todo me sirve para mejorar y me anima a continuar escribiendo.

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El Renacer de VongolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora