Capítulo 1

327 24 0
                                    

Era un día triste para siete hermanos, en especial para el más pequeño de todos con tan sólo 6 años, un pequeño castaño con un cabello muy rebelde que a pesar de haber estado en ese lugar por menos tiempo que el resto, parecía absorto en sus pensamientos infantiles.

La mujer que se había dedicado a recogerlos y cuidarlos, se había ido a un lugar mejor para siempre. Esa mujer en secreto había luchado contra una enfermedad que al final había ganado.

Sin embargo, previsora del mal que la aquejaba, no los había dejado a su suerte después de partir al otro mundo, un señor con traje y unas patillas únicas se haría cargo de ellos de ahora en adelante. Ese era uno de sus últimos deseos.

La casa tenía un ambiente pesado y triste, apenas 2 días de la triste partida de aquella mujer y la llegada del hombre con traje, tenía un aire misterioso y tenebroso. Todos los niños estaban sentados alrededor de la mesa, sin embargo esto no impidió que el señor se presentará de una manera un poco ruda.

-Está bien, me llamo Reborn, no me molesten, nada de preguntas sobre mi trabajo- estaba balanceándose en la silla, algunos niños sintieron un poco de sorpresa ante esa presentación y otros tan sólo lo ignoraron, no era la primera vez que alguien les decía que mantuvieran la boca cerrada y fuera del asunto de los adultos.

-¿Por qué no podemos preguntar sobre su tra....- un peli-blanco de unos 7 años tuvo las agallas de preguntar, pero lo que se oyó antes de terminar dicha pregunta fue un sólo disparo lanzado al cielo.

-Créeme que no quieres saber- Reborn tenía una sonrisa en los labios mientras guardaba el arma en alguna parte del interior de su saco.

A todos lo recorrió un calosfrío en la espalda, la mujer dulce y tierna los había dejado con un loco con un arma. En su lecho de muerte no les advirtió nada de la estabilidad mental del sujeto.

-Bien mucho hablar de mí, preséntense mocosos- volvió a balancearse en la silla, cerrando los ojos en señal de poner atención sin muchas ganas.

-Soy Hibari, y algún día te ganare en una pelea- un muchacho de 11 años, con el pelo negro como la noche, y unos ojos afilados, desde que vio a aquel señor que se supone los iba a cuidar, se propuso que lo iba a derrotar.

-jmp- fue un intento de risa que murió en la boca antes de salir -ya lo veremos- había dicho esto en un tono burlón, y sin cambiar de posición.

-Kufufu, yo soy Mukuro y ella es mi melliza Nagi- dos niños de 10 años, parecidos en el cabello, con un peinado de piña, la niña era ligeramente más baja que su mellizo y además tenía un parche en el ojo izquierdo, y su hermano tenía un ojo de un color azul profundo y el otro un color rojo sangre.

-Interesante color de ojos- Reborn sabía que ese muchacho había acabado con toda una familia de mafiosos con una técnica prohibida sólo porque se habían metido con su hermana. Siendo honestos él hubiera hecho lo mismo, asesinar a cualquiera que se atreviera a tocar a su familia.

-YO SOY RYOHEI, Y CUANDO SEA GRANDE SERÉ UN LUCHADOR EXTREMÓ- un niño peli blanco muy corto, de 9 años se había levantado mostrando sus puños, tenía mucho entusiasmo, siempre peleaba en la escuela y con sus hermanos.

-Que energía-dijo Reborn impresionado por eso y acomodándose mejor en la silla, acercándose un poco más a la mesa, para no perder el equilibrio.

-Yo soy Takeshi, el mejor en baseball- el muchacho de 8 años quería impresionar al nuevo señor, quería verlo sorprendido por él.

-Me gusta ese deporte, podrías ser bueno con otras cosas también, como las ¿Espadas? - le había dicho eso para ver como el niño cambiaba la mirada a una de sorpresa, lo había pillado, se había dado cuenta de los ojos de asesino que tenía, veía su manera de manejarse, digna de un espadachín.

El Renacer de VongolaΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα