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Yeosang se despertó cuando sintió unos suaves toques en la puerta de la habitación. Enseguida se dio cuenta de que no estaba en su cuarto por el olor a almendras que rápidamente identificó como el de Wooyoung, aunque bueno, las piernas de su delgado amigo envueltas alrededor de él también le facilitaron mucho el trabajo.

Se lo quitó de encima con poca delicadeza y se estiró antes de ponerse de pie. Los toques se volvieron a repetir y Yeosang se desperezó lo suficiente como para poder sentir el levísimo olor de Mingi colándose por la rendija. Corrió los breves pasos que lo separaban de la puerta y le abrió, sintiendo rápidamente como los brazos de su alfa lo envolvían y lo sacaban fuera del cuarto, al pasillo. Iba a decir algo, pero sus labios se vieron capturados por los ajenos en un beso algo ansioso. Yeosang se sintió sobrecogido, pero no tardó nada en corresponder al saludo de Mingi, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello e inclinándose contra él, gimiendo un poquito en el beso.

—Buenos días —murmuró Mingi después de separarse apenas unos milímetros y apoyar su frente contra la del omega.

—Perdóname... —Yeosang le hizo un puchero a la vez que enredaba sus dedos en la cabellera del humano—. Wooyoung me necesitaba y no me di cuenta cuando me quedé dormido con él. ¿Estás molesto?

—Tranquilo, sabía que Wooyoung iba a necesitar que tu estuvieras con él. ¿Te contó lo que pasó?

—Sí.

—¿Y qué crees?

—No sé. Aún no me fío de ese tipo... —arrugó un poco su labio, consiguiendo que Mingi sonriera y pasara su pulgar por allí, relajando rápidamente la mueca del rostro del chico.

—¿Por qué no? ¿No te dije que podías estar tranquilo?

—Es que no sé, es mi Woo. Me preocupa que le vayan a hacer daño o que le suceda algo.

—A San también le preocupa eso, créeme. Wooyoung va a estar bien.

—... para colmo, ahora le ha comprado un regalo y con eso se lo ha metido en un bolsillo. Wooyoung estuvo hiperquinético casi toda la noche y después se durmió abrazando la dichosa cosa.

—¿Le gustó el regalo? —Mingi se mostró interesado.

—Le encantó —Yeosang rodó los ojos.

—Bien. Si él es feliz, no deberías preocuparte tanto.

—Pero...

—Sh... —Mingi lo calló poniéndole un dedo sobre los labios—. Dejemos eso por ahora. Anoche te extrañé demasiado. Mis sábanas huelen a ti. No te imaginas lo difícil que fue no levantarme y atravesar el pasillo para venir a buscarte.

Yeosang se sonrojó ligeramente y sonrió contra el dedo de Mingi.

—Perdón... —sus dedos se removieron dentro del cabello de su alfa—. Incluso me habías dicho algo sobre salir. Lo siento mucho, realmente me gustaría salir contigo. No hemos tenido nunca una cita adecuada.

—Lo sé, pequeño, ya saldremos otro día, te lo prometo. Ahora ven acá —Mingi estiró su brazo para cerrar la puerta de la habitación del Jung y, tomando a Yeosang de la muñeca, lo arrastró hasta su propia habitación. El omega se dejó llevar, sintiéndose cada vez más adormilado a medida que se envolvía en el olor de Mingi.

—Son las seis de la mañana, Mingi —notó cuando el otro casi lo arrastró dentro del cuarto—. ¿Qué haces despierto ya? ¿De nuevo tienes que irte temprano?

—No, bebé. No tengo que irme hasta dentro de un par de horas.

—¿Entonces? —Yeosang apenas notó como Mingi lo fue empujando hasta que sus pantorrillas chocaron con el borde de la cama. Enseguida en el rostro del humano se dibujó una sonrisa  sexy.

No Pets Allowed! | 2HoWo Geschichten leben. Entdecke jetzt