45

752 102 57
                                    

—Yunho... —Jongho se le acercó con una lata de jugo que acababa de comprar en la máquina expendedora que estaba junto a la parada del autobús—. ¿Vas a estar bien?

El mayor aceptó la lata que le ofrecía mientras permanecía sentado en el banco, cabizbajo. Sintió que el menor se sentaba a su lado y ponía entre los dos las monedas de cambio de la máquina.

—¿Quieres hablar sobre lo que pasó? —Jongho insistió al notar que no obtenía respuesta. Por supuesto que quería ayudarlo a sentirse mejor, pero en realidad, lo que más quería era averiguar un poco. Se sentía ambicioso. Deseaba saber más sobre su alfa, entender ciertas cosas, empezando por la razón por la cual odiaba a los híbridos. Y algo le decía que lo que sea que hubiera querido decir aquel chico, tenía que ver con eso.

— La verdad es que no —contestó Yunho—. Creo que ya he tenido suficiente por hoy. No me gusta recordar esas cosas.

— Ya veo... —asintió quedamente y desvió su vista hacia el camino. Por la hora, sabía que probablemente el autobús se tardara un poco en llegar. Yunho había preferido esperar a que su hermano terminara en el osario para ir él, así que ya eran más de la nueve de la noche. Podía sentir como su olor estaba algo apagado y seco, pensó inevitablemente que, si tuviera un vínculo con él, las emociones fluirían libremente y podría tener una mejor idea sobre cómo hacer que su alfa se sintiera mejor.

Pero lamentablemente no lo tenía.

Así que lo único que podía hacer era sentir como la tristeza del Jeong flotaba a su alrededor en forma de feromonas. Ese era el límite de su relación con él.

—Gracias por venir conmigo hoy —dijo de repente, justo después de terminar su jugo—. Y lo siento. No tenías porqué escuchar las cosas que dijo Changkyun.

Jongho separó su vista del camino para buscar la mirada de Yunho, pero éste seguía cabizbajo, jugueteando con la lata vacía. ¿Qué debería decir en un momento como ese? Sentía como si Yunho, que estaba a su lado fuera, de repente, inmensamente frágil.

—Está bien —trató de que su voz sonara un poco alegre, a lo mejor así lograba contagiar al humano—. No me molesta.

—No, Jongho, no te mereces ser tratado así, y menos por él.

— Tu hermano, él... creo que aún es muy sensible con respecto a ti. Puedo entender que me tratara mal al verme contigo...

—No tiene por qué hacerlo. Yo puedo estar con quien desee y eso no tiene por qué permitirle hablar sin consideración.

—Te dije que está bien —sujetó suavemente una de las muñecas del mayor. El sorpresivo contacto hizo que levantara la vista y lo enfrentara finalmente la mirada—. No estoy molesto.

Yunho lo miró por unos segundos, hasta que finalmente asistió, rindiéndose—. De acuerdo, entonces. Gracias.

Jongho sonrió y dejó caer su cabeza sobre el hombro de Yunho, aprovechando esa nueva complicidad que había entre los dos a la vez que luchaba contra el impulso de hacer algo más atrevido. Controlarse era duro, pero valía la pena. Esa tortura silenciosa era mucho mejor que simplemente rechazar al humano. Al menos podía fantasear con ser su omega. Así, en silencio junto a él, tratando de aliviar con su presencia el dolor que estaba arraigado en su alma.

—Ya viene el autobús —se separó al escuchar a Yunho y se puso de pie. El Jeong tomó las monedas que estaban entre ellos en el banco y las sostuvo, dispuesto a usarlas para pagar.

El viaje de regreso no fue mucho más ruidoso que el viaje de ida. Yunho seguía envuelto en sus propios pensamientos, pero esta vez Jongho no podía separar sus ojos de él. Definitivamente no le gustaba verlo así.

No Pets Allowed! | 2HoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora