14

787 91 127
                                    

—Hola —Mingi sintió una voz conocida a la vez que una mano se posaba en su hombro.

—¡Hola! —lo saludó, besando suavemente su mejilla—. No sabía si ibas a estar aquí. No me contestaste, después de todo.

—Me gusta el suspenso —el omega le contestó con una amplia sonrisa. Mingi recordó la presencia de Wooyoung.

—Oh, ustedes ya se conocen, ¿no? Wooyoung, este es Jun. Jun, te presento a Wooyoung.

Ambos omegas estrecharon sus manos.

—Le había visto un par de veces, pero no, nunca me lo habías presentado —contestó Jun.

—Un placer —respondió Wooyoung, terminándose su cerveza y poniéndose de pie—. Te dejo en buena compañía entonces. Voy a encargarme de mi vida.

—Cuídate —se despidió Mingi, girándose de vuelta a Jun—. ¿Dónde estábamos?

—Estábamos en la parte en la que me decías que este club era aburrido y me sugerías ir a otro lugar.

Mingi sonrió.

—¿En serio yo iba tan rápido?

—Sí, se te notaba que tenías ganas.

—Pues entonces... ¿qué dices?

—Que creo que esa es una excelente idea.

Wooyoung dió un par de vueltas por el lugar, analizando el terreno. Ya tenía un par de clientes viejos a la vista, pero de ser posible, le gustaría intentar con alguien nuevo, así tal vez podía conseguir un mejor precio. Se sentó en una mesa vacía sin tragos, listo para comenzar su táctica. Cruzó sus piernas y apoyó su cabeza sobre su mano, con una expresión cansada.

Si había alguien interesado en él, no tardaría en acercarse. Y en efecto, no tuvo que esperar más de diez minutos para sentir como alguien se dejaba caer en el asiento frente a él. Desvió su vista de sus propios pies, enfocando lentamente al recién llegado.

Su aliento se cortó súbitamente.

No conocía a aquel tipo, pero definitivamente no le daba buena vibra. Vestía un traje negro, con una camisa negra, zapatos Armani, también negros y su cabello cuidadosamente peinado, adivinen de qué color. Su olor era difícil de sentir, al parecer usaba neutralizador. Wooyoung sólo captó el olor de un perfume sospechosamente caro. Eso de neutralizar el olor propio para que se notaran los perfumes era cosa de híbridos con dinero, al menos con el suficiente para gastarse el neutralizador en eso. La mirada de aquel tipo, sin embargo, era atractiva. Su rostro en sí era atractivo. Miraba a Wooyoung de una forma que lo hacía sobrecogerse.

—¿Quieres algo? —le preguntó, ya un poco incómodo con esa mirada.

—Te he estado mirando. ¿Realmente es necesario que te pasees por todo el sitio, provocando así a cuanto alfa y beta hay por ahí?

Wooyoung frunció el ceño.

—Lo que haga o deje de hacer no es de tu incumbencia.

—No me gusta mucho esa respuesta —el recién llegado endureció su mirada—. Asumo que no sabes quién soy yo.

—¿Y tú sabes quién soy yo?

—Jung Wooyoung, un omega zorro. Tienes veinte años, mides un metro setenta y ocho, pesas cincuenta y nueve kilogramos, tienes un exquisito olor a almendras y flores, sueles relacionarte sólo con humanos... ¿algo más?

—¿Eres un psicópata o algo así? —lo miró con rechazo.

—No, sólo le pedí a alguien que averiguara sobre ti.

No Pets Allowed! | 2HoWhere stories live. Discover now