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Yeosang se dejó caer de nuevo sobre la cama de Mingi. Estaba lleno y feliz. Hacía tiempo que no se sentía así de tranquilo, de hecho, es probable que nunca se hubiera sentido así. Giró su cabeza para ver a Mingi mientras caminaba por la habitación ordenando un poco las ropas que habían quedado regadas la noche anterior. No se cansaba de ver a su alfa. Era lindo y a la vez varonil, además era suyo. Una sonrisa complacida se implantó en su rostro cuando Mingi se giró a mirarlo mientras iba rumbo al clóset.

—¿En qué piensas? —le preguntó mientras metía la ropa allí, sin doblarla.

—En nada.

Mingi elevó una de sus comisuras con una media sonrisa lasciva.

—No lo parece —sus manos hurgaron entre la pila de ropas para sacar su teléfono que estaba allí desde la mañana.

— Sólo me quedé en blanco —mintió el lobo y rodó sobre su vientre para abrazar una de las almohadas.

Mingi encontró su móvil y fue hasta la cama mientras lo revisaba. Yeosang se volvió a girar para cederle espacio y que se sentara a su lado.

—Hmm... —Mingi se concentró momentáneamente en sus notificaciones—. ¿Para qué Jun me habrá llamado tantas veces?

Sintió como Yeosang casi brincaba a su lado, su expresión luciendo irritada de repente.

—¿Jun? —preguntó, mirando fijamente a Mingi.

—Sí, me llamó cinco veces. A saber qué querrá... —Mingi le devolvió la llamada y se acercó el teléfono al oído. Yeosang lo miraba insistentemente, a pocos centímetros de distancia. A Mingi le parecía tan lindo que su pequeño se pusiera celoso, aunque no fuera necesario en absoluto.

Jun contestó después de varios timbres.

Hey...

—¿Qué querías? —Mingi se acomodó y empezó a acariciar el cabello de Yeosang.

Hasta que te dignas a aparecer... —la voz un poco cansada de Jun se escuchó desde el otro lado—. Necesito hablar contigo... en persona.

Las caricias de Mingi se detuvieron suavemente.

—¿Para qué?

Aun necesito cobrarte el favor —Mingi frunció el ceño, se puso de pie, alejando con cuidado la cabeza de Yeosang de su regazo y continuó hablando mientras caminaba por la habitación.

Creí que eso ya estaba resuelto. Me habías dicho que... —detuvo abruptamente sus palabras al recordar que Yeosang estaba ahí con él en la habitación. Ese asunto no era algo que el lobo necesitara saber, no sería buena idea hablar sobre el trato que había hecho con Jun en ese momento. Dejó salir un pesado suspiro. No tenía opción—. Ya, está bien. ¿Dónde?

Estoy cerca. ¿Conoces el café que está junto al edificio de la oficina de correos?

—Sí.

—¿Qué tan pronto puedes estar aquí?

Mingi miró de reojo a Yeosang, quien lo miraba desde la cama con rostro acusador. Por mucho que le gustara ver al omega celoso, esa era una situación que se salía de lo necesario.

—¿Una hora? —tanteó. Escuchó a Jun preguntarle algo a alguien que estaba con él y después le contestó.

De acuerdo, pero no te demores mucho más.

No, no lo haré.

Cuando colgó la llamada, casi podía sentir como Yeosang lo apuñalaba con la mirada.

No Pets Allowed! | 2HoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora