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—Vernon, sólo deja al infeliz omega tranquilo o serás tú quien va a neutralizar el interior del auto cuando terminemos con él —el chofer parecía tener incluso menos paciencia que Vernon.

El beta frunció sus labios y se alejó nuevamente de Wooyoung.

—Sólo quiero salir de dudas. No me gusta quedarme con la curiosidad.

—Tu trabajo no es ser curioso, tu trabajo es hacer lo que te dijo San —acotó el copiloto.

—Pero Wonwoo hyung, estoy seguro que incluso tú quieres saber cuál es la relación entre San y este tipo. ¿No te pareció raro que nos gritara cuando lo detuvimos esta mañana?

—Sí, me resultó raro, pero no es asunto mío. Y tampoco tuyo. Sólo déjalo tranquilo, a ver si se calma.

Wooyoung sólo los miraba, aun sintiendo cómo el corazón le latía prácticamente en la garganta. Vernon volvió a lucir molesto pero se quedó tranquilo en su lugar durante el resto el viaje. Él agradeció mentalmente el silencio. A saber en qué clase de lío se podría meter si lo obligaban a hablar.

Aunque esa breve conversación entre sus captores le sirvió para confirmar definitivamente que San era quien lo había mandado a secuestrar.

Maldijo el jodido día en que ese tipo había aparecido en su vida.

El viaje se extendió por otros veinte minutos y notó que lo llevaron hasta las afueras de la ciudad. Después de recorrer por casi cinco minutos un camino solitario, atravesaron una enorme verja negra que, al parecer, era la de algún tipo de vivienda demasiado cara como para que Wooyoung pensara en poner sus pies allí algún día.

La distancia entre la verja y la casa casi parecía una broma de mal gusto.

Al detenerse el auto, Vernon lo agarró por el brazo y lo sacó con muy poca delicadeza.

—¿Dónde lo pongo? —le preguntó a los otros dos mientras sostenía a Wooyoung como si tuviera peste.

—Si San mandó a buscar un omega, lo más lógico es que lo dejes en su habitación. Aun más teniendo en cuenta lo que se formó esta mañana. Algo me dice que a este chico no se le puede romper ni una jodida uña —contestó Wonwoo.

—Okey —se dio la vuelta, tirando aun de Wooyoung, quien se dejó arrastrar por el interior de la enorme casa hasta llegar al tercer piso. Una vez allí, introdujo un código de seguridad en una enorme puerta de madera, la cual se abrió, revelando en su interior una amplia habitación. Wooyoung no pudo evitar asombrarse al ver el lugar pero no lo hizo por mucho tiempo pues Vernon volvió a tirar de su brazo hasta sentarlo en un cómodo sofá que había allí. Acto seguido se paró frente a él y cruzó sus brazos sobre su pecho.

—Que conste que no te voy a atar ni a limitar de ninguna manera. Deberías haber visto el regaño que se llevó Wonwoo hyung por tu culpa, así que simplemente te advierto: No intentes ninguna locura. Dejaré la puerta cerrada, no te pongas imaginativo ni trates de lanzarte por una ventana ni nada por el estilo. Supongo que a San no le molestará que tomes un baño o algo así. Aquí hay comida por si te da hambre. Puedes leer algún libro, ver televisión o lo que sea, como si te da la gana de hacer yoga sobre la alfombra. Sólo no rompas nada —después de decir esto se dio la vuelta y volvió sobre sus pasos. Wooyoung sintió el clic de la puerta al cerrarse, indicándole que ahora estaba completamente solo en la que aparentemente era la habitación de San.

Permaneció sentado por unos segundos, aun sin creerse que estuviera vivo, entero y sentado sobre el sofá más suave que había sentido en su vida. Dio una ojeada a su alrededor, recorriendo con la vista los distintos detalles de la habitación.

No Pets Allowed! | 2HoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora