10

680 101 38
                                    

Desde que Hongjoong se despertó, había notado la rareza en el ambiente. Sólo le bastó abrir la puerta de su habitación para notar lo que estaba sucediendo. Contrario al olor de Jongho, el olor de otros omegas sí podría ser un asunto serio para él. Lo primero que Mingi le había dicho era que tratara de evitar problemas con los demás híbridos, además el pobre Yeosang estaba debutando. Lo mejor que podía hacer como alfa era irse hasta que las cosas se calmaran un poco. Sólo rezó porque tuvieran supresores, de lo contrario, estar allí iba a ser un infierno para él.

Una vez que salió de la casa, el sol de la mañana le dió directamente en los ojos, haciéndolo entornar la vista y llevarse una mano a la frente, a modo de visera. Realmente salir tanto por las noches le estaba afectando.

La luz del sol casi se sentía dañina. Sin saber exactamente qué hacer, miró a un lado y a otro de la calle. Debía buscar trabajo así que, lo mejor que podía hacer, era deambular por ahí hasta que apareciera algo. Cuando finalmente decidió ir hacia la izquierda, un estruendo lo hizo girarse. Del otro lado de la calle, en la tienda que había enfrente, acababa de ocurrir algo cercano a una catástrofe. O al menos eso parecía, porque alguien había quedado semi aplastado debajo de una montaña de sacos de comida para mascotas.

Hongjoong cruzó corriendo, impulsado por no sabía qué. Se apresuró a retirar los sacos, eran realmente pesados. Por debajo de todo aquello sólo podía ver un par de piernas que no se movían en lo absoluto. Casi diez sacos después, y con su frente llena de sudor, Hongjoong logró descubrir el cuerpo de Seonghwa. Estaba inconsciente.

El mayor se asustó. Por mucho que odiara a los humanos, no se iba a quedar impasible ante algo así. Se agachó encima de él y lo llamó. Palmeó su rostro, incluso lo sacudió un poco. Lentamente, Seonghwa fue volviendo en sus sentidos. Cuando pudo abrir los ojos, lo primero que saltó a su vista, fue el semblante preocupado del Kim, quien aún lo sacudía un poco.

—Oye... ¿estás bien? Mírame, dime algo —sujetó su cabeza—. ¿Te rompiste algo?

Seonghwa sólo seguía mirándolo, con expresión confusa. Aún no entendía porqué era precisamente Hongjoong quien lo había ayudado.

—Oye...

—Estoy bien —le contestó finalmente—, creo...

Hongjoong suspiró con alivio y lo ayudó a levantarse. Seonghwa se puso de pie con un mohín de dolor y se sacudió un poco la ropa.

—¿Qué demonios estabas haciendo?

—Estaba tratando de bajar esos sacos —señaló el camión que estaba parqueado junto a la tienda y en el que el rubio ni siquiera se había fijado—. Pero parece que quité el que no era y los demás me cayeron encima.

—¿Por qué estabas haciendo eso solo? ¿Eres idiota? —la expresión de Hongjoong cambió de preocupada a enojada, logrando sin querer que Seonghwa se encogiera un poco en su sitio—. ¿Qué hubieras hecho si te pasaba algo peor? ¡Te podrías haber hecho daño!

—Yo sólo estaba...

«Comiendo mierda», pensó el mayor para sus adentros. Se palmeó el rostro con un suspiro.

—Ya, no importa. Al final no te pasó nada grave —se sacudió el cabello, dispuesto a girarse para irse, pero algo en la expresión asustada y ligeramente arrepentida de Seonghwa lo detuvo. No se sentía bien dejándolo así. Su temperamento a veces se le iba de control. Se aclaró la garganta para recuperar la atención del humano.

—Si quieres puedo ayudarte un poco. Digo, es que… creo que es mucho para una sola persona.

—¿En serio? —el Park alzó la vista con una enorme y brillante sonrisa. Hongjoong recordó que aquel humano tenía una hermosa sonrisa. Enseguida se sintió mucho menos enojado.

No Pets Allowed! | 2HoWo Geschichten leben. Entdecke jetzt