Capítulo 15

38.7K 4.4K 1.5K
                                    

Para cuando Luna despertó, ya llevaba horas paseando de un lugar a otro de su habitación, pensando en lo que Rafael me había dicho

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Para cuando Luna despertó, ya llevaba horas paseando de un lugar a otro de su habitación, pensando en lo que Rafael me había dicho. Al amanecer me encontraba sentado en la esquina de su cama cuando sus brazos envolviendo mi torso me sorprendieron en un cálido apretón. La chica sonrió feliz. Al verla, sentí un nudo en mi garganta.

—¿No puedes dormir? —preguntó ella, con una voz suave.

—No —confesé.

—¿Te pasa algo?

—No.

Mis respuestas la hicieron mirarme con el ceño fruncido. Lo podía apreciar aun cuando la estaba observando con el rabillo del ojo. Luna retiró su abrazo y se levantó de la cama para rodearla y enfrentarme. Su expresión confusa era un recordatorio de lo que tendría que hacer. Al pasar los minutos sin que ninguno de los dos dijese nada, la chica se inquietó.

—¿Vas a decir algo más, aparte de "No"?

Me puse de pie y caminé hacia ella. Tenía que despedirme rápido y sin explicaciones. Repasé su rostro con cuidado de grabar cada detalle. El recuerdo me acompañaría a donde fuese después de dejarla.

—Me voy.

La seriedad con la que lo había dicho fue suficiente para hacerle saber a lo que me refería. Aun así, me preguntó.

—¿A dónde? —Su voz era temblorosa— ¿Tardarás mucho?

—Me voy para siempre, Luna.

Su rostro se arrugó con pesar. Intenté ignorar el nudo en mi garganta y continué. Preguntó por nuestro vínculo y pareció decepcionada cuando le informé que estaba roto. La entendía, porque a pesar de que era una excelente noticia para mí, no podía evitar sentir como si hubiese perdido algo importante. No quería dejarla, pero era necesario. Sin embargo, no podía abandonarla sin protección alguna. Necesitaba de la ayuda de Samsaveel, quien aún no aparecía por ninguna parte a pesar de mis llamados.

—Te vas para siempre —repitió, analizando la situación—. ¿Qué pasa con los demonios que me acosan? ¿Ya no son tu problema? ¿Ahora que tu vida no depende de mi seguridad, solo vas a abandonarme?

El rencor en sus últimas palabras era palpable. Quería acercarme más. Abrazarla y besarla sin tener que esconderme. Pero eso llevaría a querer otro tipo de acercamiento de mi parte, y no podía arriesgar la posibilidad de Luna de librarse del infierno. Esos desgraciados de plumas blancas siempre estaban observando.

—No te dejaré sola. Esperaré que Sam o alguien más de mi confianza se ocupen de tu bienestar hasta que los demonios te olviden. Me iré y será como si nada de esto hubiese pasado.

Luna me miraba con ojos incrédulos. En el fondo de su mirada, quería creer que veía dolor. Sí, porque era egoísta y necesitaba saber que yo no era el único rompiéndose en muchos pedazos en ese momento. Nuestra historia había sido muy intensa en muy poco tiempo. Quizás debería estar molesto con mi padre, por tramar aquel absurdo plan solo para quitarme mi castigo. Pero no podía, porque gracias a ello había conocido a la increíble mujer que tenía delante de mí.

Un demonio entre recetas [I]Where stories live. Discover now