CAPITULO 18 LA PARVADA

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La mañana comenzaba a aparecer y a calentar el frio de esta. Los rayos del sol iluminaban la cara de un Yakko despertando un poco adolorido. La noche había sido genial. Intento levantarse, pero su cadera se lo impidió, seguido de un punzante dolor en ella. Se volvió a acostar, y noto a su novio con él. Estaba dormido aún. Le comenzó a acariciar su cabello, olía deliciosamente bien. De pronto, vio su anillo en el dedo y se acordó de lo que paso en la noche, antes de aquel delicioso encuentro. Miro con atención su mano, mientras sonreía dulcemente- es muy bonito mi regalo- decía Yakko mientras seguía mirando aquel anillo de tela.

Con mucha dificultad, y con algo de pereza, comenzó a levantarse y a vestirse. Saliendo del cuarto sin que Max pudiera escucharlo. – creo que tiene el sueño pesado- decía Yakko mientras caminaba buscando la cocina. Quería algo caliente para esa fría mañana. Había despertado en el castillo, pues Max y el, decidieron divertirse esa noche y no ir a la casa Goof, algo que el rey Mickey les dio permiso, y también Wakko y Dot, quienes, por ese día, decidieron quedarse también a dormir, solo que en otro cuarto. Yakko comenzó a dar su paseo por los lugares, buscaba la cocina sin éxito alguno, comenzando a perderse más y más por los pasillos, vio a algunos guardias, la mayoría muy parecidos al señor Goof, conoció a algunas chicas hermosas, y curiosamente, vio a algunos reyes que había visto en la fiesta, quienes le miraban y le saludaban con alegría. De pronto, en su travesía logra chocar con alguien mientras estaba distraído

-Perdón, no le vi- decía Yakko al mismo tiempo que observaba con quien había chocado. Era su tía minerva, quien iba acompañada de dos mujeres pato, Daisy y otra más, una de pelo largo, quien llevaba a diferencia del señor goof y su armadura negra, la de ella era una de color blanca con la insignia de un moño en la parte de adelante, su armadura era pequeña, aquella pata tenia, ojos grandes, y tenía ciertos rasgos, iguales a los del hechicero Donald.

-hola Yakko, ¿dormiste bien? - decía minerva, mientras le sonreía dulcemente

-hola tía, si, dormí muy bien, el cuarto que me dieron es muy cómodo-

-que bueno que te gusto, espero que Max y tú, se la hayan pasado muy bien- decía mientras cubría su mano su pequeña sonrisa que comenzaba a salir tranquilamente.

-gracias tía, pero no te preocupes, no pasó nada en especial-

-haaaa, entonces... ¿me dirás que no paso nada? - decía minerva, mientras le miraba con duda,

Yakko solo sonrió apenado, mientras ocultaba su mano, nuevamente estaba empezando a sentir ese dolor y minerva, comenzó a darse cuenta...

- ¿que tienes en la mano Yakko? -pregunto mientras su mirada ahora se dirigía hacia la mano de su sobrino.

Yakko intento ocultarlo, -no tengo nada tía, no te preocupes- decía mientras intentaba escapara de su tía.

Minerva le miro tristemente, -Yakko, entonces... ¿aun no confías en mí? - decía minerva, mientras le extendía la mano.

Yakko le miro tristemente, - no le digas a Max- dijo seriamente, sacando su mano, y quitándose el guante, le mostro a su tía lo que tenía...

Los ojos de minerva se asombraron por lo que acaba de ver, tomo la mano de Yakko rápidamente, toco el anillo negro, intento jalarlo, pero al momento en que lo hacía, Yakko gritaba de dolor, - ¿Quién te puso esto? -decía seriamente, al mismo tiempo que Yakko le quitaba su mano

-me lo puso Bradley, el hijo de sabina, - decía Yakko- hizo una ceremonia, y ahora... estoy casado con él.

La mirada de minerva se tornó de asombro al mismo tiempo que la de sus guardianas, - ¡hoo Yakko!, tengo que decírselo a mi esposo- decía, al mismo tiempo que le tomaba de su mano- ese anillo, es un anillo peligroso, tu al igual que Goofy, están malditos.

EL HEREDERO Versión antigua.Where stories live. Discover now