Capítulo XIV - ¿Dónde te he visto antes?

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*Que la oscuridad se disipe al final, que al culmen del túnel aún exista, que todo regrese a como era antes*

Yo: ¡Ah echen paja! (salí volando desde un agujero del suelo y caí cerca de unos escombros) ¡Auch, mi trasero!

Gracias al cielo no tenemos huesos que se nos rompan al caer, pero no por eso dejaba de ser doloroso, además, yo ya no tenía 20 años, ya me costaba hacer algunas cosas, mi piel se había vuelto algo flácida, mis piernas ya no eran tan fuertes y tersas, mis tentáculos estaban perdiendo su color y mis ojos estaban poniéndose un poco grises también, creo que pronto iba a lucir como el abuelo, y hablando de eso, tenía muchas ganas de verlo de nuevo, a él y a los demás

El asunto es que salí en medio de la nada, en un desierto inmenso, lo único allí cerca era una pila de escombros y algo así como una lápida conmemorativa, no recordaba bien el lenguaje inkling, pero creo que se trataba de la tumba de alguien que vivió allí, pero además de las inscripciones normales había algo detrás de la lápida, era una especie de mapa, tenía indicaciones de cómo llegar hacia una estación de trenes, y de una forma increíble el mapa era muy claro, mostraba el camino del sol sobre el desierto y cómo seguir una ruta de acuerdo a la trayectoria que lleva, yo anoté lo mejor que pude en un cuadernillo que traje, me tomé un momento para comer y beber un poco de agua, y finalmente comencé a caminar hacia el final del desierto.

Pasaron varias horas de camino bajo el sol, si había algo que debía reconocer es que los humanos hacían buenas cosas para resistir el calor, la ropa era fresca y protegía mi piel del inclemente sol, el bloqueador solar de los humanos era bastante efectivo, la verdad estaba pensando en que me iba a costar un poco acostumbrarme a vivir nuevamente en mi viejo hogar, pero debía hacer el esfuerzo.

Tras varias horas más de camino pude ver en el horizonte el armatoste de la estación del tren, cerca de una torre destruida y enterrada de cabeza, la tarde ya empezaba a llevarse el sol, y el frío en las noches a veces era peor que el calor del sol durante el día, afortunadamente pude apurar un poco el paso y llegué a la estación, allí se encontraba un enorme pez globo cuidando el perímetro, llevaba un uniforme azul y una enorme macana, al verme su reacción fue de sorpresa

Guardia: Hola ¿estás bien? No se ve mucha gente salir del desierto desde que cerraron las canteras hace unos años

Yo: Hola, sí estoy bien, gracias, estaba explorando un poco, pero ya voy de regreso a Cromópolis

Guardia: Ah ya veo, debes ser una de esas científicas... aunque, pensándolo bien, tu cara me parece familiar, me parece haberte visto antes

Yo: debe ser una coincidencia (dije sonriendo)

Guardia: No... definitivamente esa sonrisa es algo que ya había visto... pero no recuerdo donde, ni cuando, en fin, creo que más tarde lo recordaré... ah, por cierto, si vas a Cromópolis, el próximo viaje sale a la medianoche

Yo: Cielos... faltan varias horas para eso

Guardia: Bueno, la verdad es que como van las cosas pronto van a terminar los viajes a esta zona, cada vez vienen menos personas, pero por ahora podemos seguir viajando, siéntete libre de estar en la estación hasta entonces

Pasé horas hablando con el vigilante, me contó muchos sucesos que habían ocurrido durante mi ausencia, al parecer había habido épocas duras, me habló de una hambruna, de una nueva guerra, de una epidemia que afectó a gran parte de la población, pero al final los inklings y los octolings continuaban viviendo en armonía en Cromópolis y nuevas ciudades, había momentos en que el vigilante parecía tener idea de quién era yo, se veía algo mayor, así que posiblemente en su juventud llegó a escuchar mi música y verme en algún programa de televisión, pero llegó el final de la noche y no logró recordarme, llegó entonces el tren y lo abordé.

Lejos de CasaWhere stories live. Discover now