Bienvenida al infierno

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Justo después de que aquel grupo de mercenarios la secuestrara, Sam fue atada de manos y vendada de ojos; iba dentro del auto junto con los hombres de Russell, se mantuvo quieta en todo momento, sabía que si decía o hacia algo podría empeorar las cosas. Debido a la gran cantidad de números que contó en su cabeza supo que al lugar que la llevaban estaba muy lejos de la granja y de sus amigos, al principio le preocupó Ruby, temía que algo le pudiese pasar pero sabía que su hija era inteligente, pediría ayuda y seguramente los demás ya la estaban buscando.

Varias horas después el auto por fin se detuvo, uno de los hombres hizo bajar a Sam y la guió dentro del lugar; aunque no podía ver nada por aquella venda en sus ojos, Sam escuchó varios murmullos a su alrededor a medida que caminaban, podía sentir la pestilencia inundar sus fosas nasales, olía a alcohol mezclado con sudor y orina, era asqueroso sin lugar a dudas.

-Bienvenida a tu nuevo hogar, guapa. - habló la voz de aquella mujer...Gayle, según recordó que se llamaba. -Quítale la venda.

La venda fue quitada, Sam pestañeó varias veces para adaptar sus ojos a la luz de aquella habitación; varios pares de ojos la observaban con interés y...morbo, Sam lo distinguió en sus ojos.

-Asegúrate de que esté limpia para esta noche. - le ordenó Gayle a una mujer castaña y fornida, muy mayor, podía ser incluso su madre. -Y ponle algo bonito.

Sam creyó que la rubia se marcharía pero en cambio optó por tomar asiento, los tres hombres que la custodiaban hicieron lo mismo. La mujer castaña se acercó a ella, cortó la soga de sus manos; mil formas de acuchillar a aquella mujer cruzaron por la cabeza de Sam, sabía de lo que era capaz, estaba entrenada después de todo pero aunque lograra matarla no serviría de nada, habían cuatro personas más en aquella habitación y además estaban armados, si quería salir con vida de aquel lugar ella debía ser paciente.

-Desvístete - exijió la mujer mayor.

-¿Qué? - preguntó Sam frunciendo el ceño.

-Ya me oíste, desvístete. - habló la mujer -Vamos que no tengo todo el día.

Sam se sintió incomoda, posó sus ojos hacia donde estaba la rubia sentada con aquellos tipos y fue cuando lo supo, ellos estaban allí para disfrutar esto, sintió nauseas y quiso vomitar pero se contuvo, comenzó a quitarse la ropa prenda por prenda sintiendo la mirada de aquellas personas por sobre todo su cuerpo. Cuando quedó completamente desnuda, la mujer la obligó a pararse justo al medio de la habitación; la vio tomar un balde de agua, dio un sobresalto cuando la mujer se lo echó encima empapándola por completo, la mujer mayor tomó un jabón y quiso pasarlo por el cuerpo de Sam pero la castaña dio un paso atrás.

-No te resistas o será peor para ti. - habló la mujer mayor -No me hagas golpear ese lindo rostro que tienes.

La mujer comenzó a enjabonar el cuerpo de Sam con total indiferencia, como si ya estuviera acostumbrada a este tipo de tarea; Sam se sentía totalmente avergonzada por la situación, la mujer le pedía que alzara los brazos, separara las piernas se diera la vuelta, todo eso bajo el escrutinio de aquellos pervertidos.

-Deja que ella enjabone sus pechos. Quiero ver como lo hace - Habló uno de los hombres.

-Eres un obsceno, Peters - dijo Gayle. -Deja que lo haga, Gloria.

La mujer mayor hizo le cedió el jabón para que lo hiciera ella misma, Sam comenzó a lavar sus pechos lo más rápido que pudo, quería terminar con aquello cuanto antes.

-Vamos primor, puedes hacer algo mejor que eso. - habló otro de los hombres.

-Vete al infierno. - masculló Sam, sintió un fuerte golpe impactar contra su mejilla sintiéndola arder por el golpe que le acababa de dar la tal Gloria.

CRISIS EN TIERRA APOCALÍPTICA (AU Supercorp/Clexa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora