Change Your Mind

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Hoy era un día realmente emocionante para unos, para otros una tortura.

¿Porque?, Es una buena pregunta, una respuesta no tan evidente, ese día los pequeños de la pequeña aldea de de Old Corona tenía algo grande, algo especial para sus pequeños discípulos.

Hoy era el día en lo que comenzarían a aprender el oficio de sus padres, en el campo.

Todos habían ya pasado por eso, era una tradición de las Mass antiguas de las más memorables.

Los padres se encontraban despertando a sus hijos, unos quitando sus cobertores, otros sacudiendolos hasta despertar, por otro lado Varian corría de su padre.

Los gritos del menor salían del hogar del líder de la aldea, Quirin ya cansado perseguía por toda la cabaña de arriba abajo a su pequeño y tímido hijo que se negaba a salir de casa.

El realmente no era un niño de campo.

—Varian, vuelve aquí— hablaba el padre entrecortado corriendo intentando alcanzar al niño.

—No —exclamo el Infante acelerando el pasó por las escaleras.

—Debemos ir —alzó su voz de forma autoritaria.

—No, yo no quiero ir — disputaba una y otra vez el niño de ojos azules.

Claramente esa pelea no la podría haber ganado el pequeño niño.

 Y fue así como Varian llego a estar sentado refunfuñando en el pasto de brazos cruzados al igual que sus piernas, con una expresión aburrida en su rostro mientras este se recargaba en su mano.

Mirando como los niños empujaban y llevaban canastas de las recientes cosecha, nada parece aburrido si eres un niño. En cambio al pequeño niño de ojos larimar resoplaba una y otra vez mientras esperaba a su padre a lado de los demás niños de su edad en la aldea.

Los gritos y risas molestaban al tímido  niño, no estaba acostumbrado a algo así, pasaba la mayor parte de su tiempo en un libro de ciencia. Pensó en todo lo que se estaba perdiendo por ir a aprender de la aldea, quería irse, miraba una y otra vez hacía atrás, el campo estaba a unos cuantos pasos de su linda morada, y desde su lugar podía verla.

Hace una semana su padre le había prometido una semana interesante, una sorpresa, el imaginaba un tiempo juntos leyendo un libro, en vez de eso estaba abandonado en un campo lleno de niños que el no conocía.

Un segundo, solo unos instantes y el pequeño contempló nuevamente su entorno, cada niño fue llamado por sus respectivos padres, presentándoles y explicándoles sus futuras labores.

Cientos de infantes de su edad estaban ahí, corriendo de un lado a otro una y otra vez, contagiado de tanta alegría y entusiasmo intentó ir a dónde los demás infantes, más estos si quiera notaron su presencia, corrían jugando en grupos, dirigidos por los padres, algunos que parecían ser conocidos a o algo familiares los pequeño e infantiles rostros más ninguno se detenía a hablar o mirarle.

Solo miraba a los demás correr y reír en su gran y cálido grupo en compañía, el infante intentó armarse de valor para ir a dónde los demás nuevamente, tomó un poco de aire inflando su pecho y sus mejillas con valor, dándose ánimos mentalmente, para comenzar a caminar hacia los niños.

Sin embargo la voz de su padre sonó a sus espaldas, el pequeño miro a su padre confundido, claramente debía ir  con su respectivo grupo, al menos eso es lo que el infante creía.

-Necesito que me ayudes con esto Varian ¿Puedes?- cuestiono el padre sin desviar la mirada del niño quien simplemente asintió sin pensar, Quirin no estaba muy convencido, despues de todo Varian una vez se había lastimado leyendo un libro- bien solo ten cuidado- advirtió el mayor, intentando explicar su labor al pequeño. Sin embargo las voces de los niños gritaban el nombre del líder de la aldea, interrumpiendo la explicación - vuelvo en un minuto- fue lo ultimo que dijo antes de dejar por su cuenta al niño.

Varian One-shotWhere stories live. Discover now