Varian One-shot

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Pedido de Andylees218

Lamento haberme tardo tanto pero espero sea de tu agradó y de el de todos es el primer pedido que hago.

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No, no recuerdo nada, no recuerdo como me sentía al nacería, al abrir los ojos por primera vez, al parpadear con ellos la primera vez, tal vez y solo talvez  tu tampoco lo recuerdes pero algo como lo que habíamos visto no podía olvidarse, no por completo.

Los ojos de un otoñal color se había abierto por primera vez, pero lo que miro no fue un rostro, al menos no uno humano, aquel rostro tenia unos profundos ojos brillantes mientras estelas celestes rodeaban a la criatura, que miraba con atención a aquella cría miraba atentamente aquellos ojos de azul, mientras sus manos se extendían intentando alcanzar a este. No se suponía que esta cría humana debía verle, sin embargo la criatura por otro lado simplemente obedeció agachando su cabeza, su pelaje acariciaba el pequeño humano bajo su custodio.

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Ahí estaba, no era la primera vez que lo veían los mellizos se tomaron fuertemente de las manos mientras miraban entre la pequeña rejilla de la tela, no podía evitarlo, ambos niños temblaban al ver por desde la ventana sus ojos azul luminiscente, era algo realmente escalofriante, pasaba horas ahí, desde  mucho tiempo, simplemente era algo que intentaban ignorar, pero a veces esa curiosidad los consumían, sabían que aquellos ojos no podrían ser de algún animal que habitaba en esos bosques, eran bastante listos para su edad, así que temerosos, solo desviaban la mirada.

El sonido de la picaporte abriéndose con el chirriante sonido de la puerta de madera fue suficiente para que los mellizos  volverían a prisa a sus camas.
—Buen intentó, ambos los escuché hace un momento murmurando —Musito el de ojos azules divertido en un tono severo pero débil —¿Que hacen despiertos a estas horas? —

Los mellizos se miraron intentan hacer que el alquimista no hiciera ruido, hacían toda clases de señas para que el se callara, eso llamó aún más la atención del padre.

—¿Qué?¿Qué ocurre? —

—Otra vez esta ahí afuera...— Susurró uno de los pequeños.

—¿Qué?¿Quién? —El alquimista bastante preocupado tomó cualquier cosa a su vista para poder defenderse a él y a sus pequeños.

—La cosa de ojos brillantes — respondió el segundo mellizo.

Eso no era algo que se podía escuchar a diario, así que el de ojos azules se acercó a la ventana donde los mellizos apuntaban, y fue cuando lo vió.

Aliviado el de cabellera azabache soltó el sartén y suspiro aliviado, para después sonreír levemente.

—No deben de preocuparse, Kuto no les hará ningún daño —musitó acercándose a los desconcertados mellizos.

—¿Qué es eso? —se aventuro a preguntar el pequeño ligeramente oculto en sus cobertores.

—Bueno si quieren saber... ¿Por qué no darle a mi público lo que desean— dijo el mayor sentándose en la esquina de la cama — acuestense pónganse cómodos y escuchen con atención—

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Era un día como  cualquiera, al principio, pero ese día, lo miro, miro algo que nadie podría creer, estaba tan cerca.