Seis."No puedo amar a nadie más"

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- Tengo que esperar a que papá se vaya a la cama - me encogí de hombros.

- ¡VAS A ESCAPARTE! - gritaron las dos.

- Shhhhh - puse el dedo índice cerca de mis labios.

- ¿Que vas a ponerte? - Lucy me miraba emocionada.

- Tienes que ir sexy.

Me llevé lo que quedaba de mañana probándome ropa y escuchando lo que las chicas tenían que decir de cada modelito.

Al final de la tarde papá me dejó salir a correr. Estaba nerviosa por esta noche. Nunca había roto las reglas.

Llegué respirando agitada y sudando.

Entré en la cocina y papá me dio un vaso con un batido de frutas, mi favorito. Sabía que él estaba arrepentido por todo.

- Gracias - dije antes de darle un sorbo al batido.

- No hemos entrenado desde que llegamos - papá se apoyó en la encimera.

- No. - miré la hora, iba bien de tiempo - Podemos entrenar ahora.

- Bien, vamos al jardín - papá salió de la cocina y me bebí rápido el batido para seguirlo.

Papá me enseñaba a cómo defenderme. Habíamos empezado esto hacía unos cinco meses, cuando por fin en su cabeza entró que ya era "una niña grande".

Aunque aún le quedaba mucho por asimilar.

Salimos al jardín y empezamos como siempre lo hacíamos. Había mejorado mucho en estos meses. Antes ni siquiera podía hacer dos flexiones, ahora, hacía veinte.

Papá me enseñaba como pelear, pero no me lo tomaba muy en serio. Eso no iba a hacerme falta, obviamente no en el extremo que él creía. No es como si yo pudiera defenderme con un hombre, pero si con una chica.

Después de ducharme y de secarme el pelo con el secador, para poder alisar mi pelo lo antes posible, me puse el pijama y recogí mi pelo poniéndole una pinza.

Bajé a ayudar a papá con la cena. Miré su perfil mientras él cortaba lechuga para la ensalada. Me sentía culpable por lo que iba a hacer, pero quería salir a una fiesta, y si fuera por él, no saldría jamás de casa, me tendría entre sus brazos toda la vida, protegiéndome.

Recordé lo difícil que fue adaptarme a Nueva York, lo difícil que fue adaptarme a la idea de que no volvería a ver a mamá.

- ¿Puedo hacerte una pregunta? - dije con mi vista fija en los huevos rellenos que estaba preparando.

- Claro.

- ¿No has conocido a nadie que te... guste? No lo sé, hace mucho que murió mamá, ¿No tienes pensado rehacer tu vida?

- Nena... - Papá suspiró y dejó el cuchillo a un lado.

- A mi no me molestaría, entenderé que quieras volver a hacer tu vida - me apresuré a decir.

- No puedo hacerlo - Negó con la cabeza - Aunque ella no esté, la sigo amando, no podré amar a nadie más.

Me quedé callada un momento. Realmente emocionada ante sus palabras. - Ni siquiera lo has intentado, papá - dije ahora en voz baja.

- Cariño, cuando empecé a salir con tu madre, sabía que era la mujer de mi vida, a día de hoy, lo sigue siendo. No puedo pensar en otra mujer que no sea ella.

- Pero... - Me quedé callada, no sabía que decirle - ¿Ninguna mujer te ha gustado después de eso?

- Claro que sí. He visto a mujeres guapas, pero nada como ella. No puedo amar a nadie más, y si lo intento, se que haré daño a la otra persona. No soy bueno para nadie, Aria lo sabía, y se arriesgó.

3. Saga Cree en mí - Heavy CrownWhere stories live. Discover now