Capítulo 24

16 7 8
                                    

Después de lo que hizo con esas personas en el bosque, mi hermano produce en mí un miedo inquebrantable que no me hace quererlo muerto, pero sí huir de él. Por lo tanto, aprovecho el momento después de decirme esas palabras con la voz que tanto he escuchado en mi vida, para darle con el codo en el estómago. Emite un quejido deformado, demoníaco que en ningún momento podría haber sido producido por un humano, pero trato de ignorarlo para correr lejos de allí.

—No vas a escapar, impostora —vuelve a decir con esa voz deformada que quema mis oídos.

Acorde al significado de su frase, algo me agarra por los tobillos antes de poder aferrarme al barandal de las escaleras. Caigo al suelo con un golpe sordo y un grito ahogado por mi propia saliva y nervios. De pronto estoy boca arriba mirando hacia las sombras, como su silueta se mueve extraordinariamente sin parecer que toca el suelo mientras unos dedos largos con una contextura infernal parecida a ramas secas de los árboles, sujetan mis piernas y se van extendiendo hacia arriba cada vez más, a la misma vez que me succionan hacia la oscuridad.

—¡No! ¡Suéltame! ¡Ayuda por favor! —aferro mis uñas a la madera del suelo para intentar parar, pero lo único que consigo es deteriorarme los dedos—. ¡Suéltame!

Sus dedos horribles como espinas que ahora rodean mis muslos, atraviesan la tela de mi pantalón y perforan la piel bajo ella. De mi boca sale un aullido de dolor al no poder evitar que vayan cada vez más ondo en mi carne. Los pasillos vuelven a alargarse de una forma sobrenatural y el olor a muerte y desolación se hace más fuerte, de un momento a otro vuelvo a estar en sus brazos, ahogándome en lágrimas mientras presiona su agarre por medio de mi cabello. Rodea mi cuello con mi brazo, comenzándome a asfixiar de una forma parecida a como lo hizo Deven allí adentro.

—Shh, Heath, no hagas ruido o las sombras nos consumirán —vuelve a soltar su aliento frío en mi oído—. ¿Crees que te va a proteger? Te equivocas, nadie te puede proteger de mí, lo único que vas a hacer es dañar a los que están a tu alrededor para sufrir más, sin poder acabar con tu dolor.

—No... —no logro decir más por la falta de aire.

—¿No qué, impostora? ¿O debería de decirte hermanita? Ehm... Creo que no, pasará igual que con mamá, solo que ese no era su destino, pero el tuyo sin duda sí. ¿Qué te diré? Los hilos del destino son una perra, pero ten cuidado de que no los corten, el caos se desataría hasta en el submundo.

Susurra lo último y me deja caer en el suelo de rodillas y tosiendo para que el aire vuelva a circular podría mis pulmones. Una vez ya consciente de que debo salir de aquí, me levanto y corro escaleras abajo. Las lágrimas nublan mi visión sin permitirme ver que voy a chocar al llegar al segundo piso. Con el dorso de la mano me limpio los ojos y lo observo a la cara, su expresión es de preocupación y preguntas reflejadas en sus ojos.

—Heather rayos, ¿qué pasó?

—Caiden... Él.... Estaba ahí —me lanzo a sus brazos y dejo que me rodee con ellos para poder llorar.

—¿Qué? ¿De quién me hablas?

—Robyn, mi hermano...

♦♦♦

Las notas han cesado desde ese encuentro que no me atrevo a recordar, pero el temor aumenta cada vez que veo a través de las ventanas o incluso en las profundidades del bosque. Siento como si me estuviera acechando, como si esperara el momento oportuno para salir de la oscuridad y matarme. ¿Cuándo Robyn cambió conmigo? Es decir, él siempre tuvo problemas con todos a su alrededor, pero yo era su apoyo, su confidente, su cómplice, y de repente quiere asfixiarme y usa palabras enigmáticas para confundirme. Desde la primera nota consciente, supe que no era él, no... desde ese momento en el bosque, es diferente.

The HotelWhere stories live. Discover now