Capítulo 17

79 7 3
                                    

Tenía una sensación rara en el pecho, una que le oprimía y le impedía concentrarse con cabalidad en el trabajo que estaba realizando para Harry, estaban en la punta de su siguiente concierto y por alguna razón no podía dormir, por lo que prefirió quedarse a trabajar hasta que su cuerpo le pidiera un descanso en la portátil que compró para cuando tuviera trabajo extra. La casa estaba silencia y oscura, solo la pantalla de la computadora iluminaba levemente el espacio a su alrededor, y como no, eran cerca de las cuatro am y lo lógico era que todas las personas estuvieran durmiendo, pero como lo mencionaba; algo no lo dejaba.

Había desarrollado esa intuición desde que su madre lo puso a cargo de Lottie por irse a beber; cuando daba sus primeros pasos y tendía a explorar toda la casa, una extraña vocesilla en su cabeza le dijo que debía dejar la ropa que lavaba por la paz e ir a la cocina y así lo hizo, solo para encontrarse con una bebé cerca de la estufa y a punto de bañarse en el agua que calentaba para la comida. Ese instinto se repitió varias veces en otras etapas: cuando su madre había querido golpear a la niña por tirar un zapato al excusado, cuando estaba por caerse... realmente casi todo se trataba de Lottie y cuando lo sentía no dudaba ni un poco en estar alerta para prevenirlo.

Aunque, ¿qué era exactamente lo que estaba esperando en esa ocasión? Su hermana estaba profundamente dormida con la puerta y la ventana cerradas, las llaves de la estufa se encontraban cerradas y según él nada estaba fuera de lo normal, solo que su cuerpo entero no cedería sino hasta que lo comprendiera o, en su caso; llegara a la raíz del asunto.

En un momento su vista se desvió a cierta florecilla que desde hace dos días permanecía en la barra de la cocina; los mismos dos días que llevaba de relación con Harry. Sí, finalmente había sido el menor quien decidió dar el primer paso, ya que consideraba que Louis todo el tiempo mantenía la cabeza en otros lados y no se tomaba el suficiente tiempo para ver sus regalos... había tenido que ver un par de sesiones de dramatismo por eso mismo.

No podía describir con precisión qué estaba sintiendo ahora que eran novios, se sentía bien pero aún le era algo raro llegar y que el rizado le diera un beso como saludo; beso que duraba varios minutos y si no encontraba algo para detenerlo, seguramente terminarían en... otros asunto.

—Lou —el castaño se sobresaltó, volteando hacia el pasillo, solo para ver cómo una torpe Lottie caminaba hasta él a medio tropezar y con las manos tallando sus ojos— ¿por qué... —bostezó— por qué despiertas ya? —extendió los brazos y Louis la subió a su regazo, dejando de se acomodara en su pecho— es de noche.

—No es nada, solo recordé que debía terminar algo y me levanté —mintió, escuchando solo un "uhm" por respuesta—. ¿Por qué te levantaste tú?

La niña no respondió, haciendo que el castaño despergara de nuevo la vista del computador para verla a ella. Rodó los ojos con una sonrisa al notar que de nuevo se encontraba durmiendo.
La sensación en su pecho cedió un poco, mientras que en su cabeza aparecía un nuevo pensamiento.

¿Dónde estaba su madre a esas alturas?
Es decir... quizás había descuidado un poco el asunto por el trabajo y todo lo ocurrido con Simon, pero siempre que llegaba a su casa esperaba al menos encontrar un indicio de que ella había o estaba ahí, pero nada, nunca era nada. Ahora llevaba más tiempo que otras veces sin aparecer, casi cuatro meses y estaba muy preocupado de que algo le hubiese pasado, que quizás estuviera herida... incluso muerta y no supieran contactarlo para decírselo. Un escalofrío le recorría la espalda de solo imaginarse lo último; sería una de las peores cosas que podrían ocurrirle, era su madre y aunque siempre había tenido la mentalidad de un adulto para hacerse cargo de todo, por dentro le conservaba cariño, el cariño de recordar de la bonita familia que alguna vez fueron.

◤℘ Dos Corazones: Un Hogar◢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora