◤℘ Dos Corazones: Un Hogar◢

Capítulo 5

Decir que la noche anterior había sido pesada, era poco. Apenas pudo conciliar el sueño por un par de horas antes de quedarse mirando el techo por el resto de la noche.
Las penas y los adeudos comenzaron a posarse nuevamente sobre sus hombros a pesar de que no contaba con alguno en el momento; la idea de volver a intentar conseguir otro empleo le provocaba la sensación de tener una bola de nervios dentro del estómago, la cuál en algún momento amenzaba con ni siquiera dejarlo comer o respirar correctamente con cualquier cosa que lograse alterarlo un poco más.

Se levantó de la cama con pesadéz, el día anterior había pensado en pedirle una segunda oportunidad a su antiguo jefe en la cafetería;  que probablemente el hombre accediera y volviese a ganar el mismo mísero sueldo con el que ya no se veía otra vez, pero no, él ya no quería volver a escuchar el estómago de su hermana gruñir de hambre porque la poca comida repartida no le llenaba, tampoco predisponer de la buena voluntad del hombre que muchas veces lo sacó de esos pequeños aprietos regalándole un pan o cualquier cosa que estuviera a su alcance en el café, simplemente no.

-¿Lou? -levantó la mirada. La castaña cabellera de Lottie se asomó por la puerta, ella sonrió y Louis notó la falta de alguna de sus piezas en sus pequeñas hileras-. Mira se me cayó un diente -lo mostró con emoción, acercándose de lleno a su hermano-. ¿Crees que el hada de los dientes venga esta vez?

-Claro que lo hará, por eso no te preocupes -sonrió, despeinando aún más su cabello antes de mirar la hora en el reloj de mesa-. Vamos a peinarte, ya es casi es hora de llevarte a la escuela.

-¿Me vas a llevar tú? -lo miró, avanzando a la par una vez que el mayor se levantó y ambos salieron de la habitación.

-Sí, no te voy a dejar ir sola... ha habido mucha inseguridad y no quiero que te pase nada -en parte aquello era verdad, por más que las autoridades alardearan sobre la gran seguridad que albergaba en la ciudad; no quitaba el mínimo riesgo. Además de que aún tenía muy presente la visita de la trabajadora social el día anterior y estaba seguro que lo estarían vigilando en cada rincón-. ¿Quieres desayunar aquí o te llevarás el almuerzo?

La pequeña formó una mueca. Tomando asiento en uno de los bancos de la cocina, mientras Louis iba por su peine.

-Prefiero aquí, en la escuela, las niñas son demasiado molestas cuando me ven llegando con comida -bajó la vista a sus manos, dejando que su hermano terminara de atarle la coleta que le había peinado. Ella podía hacerlo solita pero sin duda adoraba cuando el más grande la dejaba bonita, Louis siempre hacía todo bien.

Louis solamente asintió, no queriendo inmiscuirse más en el tema. Él ya había hablado un par de veces con la directora para ver ese asunto pero la mujer parecía simplemente tomarlo como un tema irrelevante, al menos viniendo de él. Se lavó las manos mientras Lottie corría a guardar el cepillo, se acercó hasta la estufa, sacando un par de cazuelas para preparar dos omelettes; su hermanita podría tener cinco años pero poseía el hambre de un adulto, otro factor por el cuál no se llenaba fácilmente.
Una vez que los tuvo listos le pasó uno a ella junto a un vaso de leche, Lottie lo terminó todo en cuestión de minutos, aún cuando él apenas había tocado el suyo. El timbre lo sacó de sus pensamientos y a su hermana de lavar los trastos, ambos se miraron.

-¿De nuevo esperas a Rena? -le preguntó a ella, recordando a la niña que en una que otra oportunidad iba por Lottie para que su mamá las llevara a la escuela... y de paso recibir un par de insinuaciones por parte de la progenitora.

-No, le dije que no quería que volvieran -frunció el ceño, formando un puchero quizás como metodo de veracidad, aunque a el mayor no le costó mucho creerle.

-Voy a ver -se levantó de su asiento y caminó hasta la puerta de la entrada, bufando al momento de tener que asomarse por el pequeño lente de la misma y ponerse de puntas para lograr alganzarlo. La persona que vió... lo dejó sin palabras.