CAPÍTULO 8

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Esa mañana Nam salió muy temprano de su cuarto, ni siquiera eran las 5 de la mañana, sin hacer el menor ruido posible y con una mochila al hombro abrió la puerta principal.

-¿Así que ahora eres un ladrón? -se sobresaltó ante la voz detrás de él-, lo último que me faltaba. Eres un vulgar ladrón…

-No lo soy… nunca lo he sido -sus voz sonaba quebrada.

-¿Ah no? ¿Entonces porque diablos sales del cuarto como un vulgar ladrón cuando acaba de asaltar una casa? ¿Soy una broma para ti? ¡Te dije claramente que te quedaras en tu cuarto!

-¡No lo haré!... -se sorprendió el mismo de su propia voz-, no lo haré, tengo que salir, alguien me está esperando.

-Soy tu madre… y mientras vivas en mi casa haces lo que te digo.

-Entonces me iré…, pero no puedo quedarme, no hoy… -su madre lo veía como si estuviera a punto de volverse loca, la ira inundaba su rostro que se había tornado rojo.

-¡LARGATE! ¡VETE IGUAL QUE TU PADRE! ¡SON LA MISMA CALAÑA! -la mujer en su cólera lo empujaba fuera del departamento con todas sus fuerzas, soltando golpes sobre el pecho de Nam, que los sentía dolorosos, como siempre habían sido sus golpes a lo largo de su vida.

Nam comenzó a correr hacia la casa de Jin, estaba desesperado y desconsolado al llegar a su casa tocó fuertemente la puerta una, dos, tres veces…, sin respuesta y se desplomó sobre la entrada, sintiendo de golpe la soledad, en ese momento la puerta se abrió.

-Namjoon… -la voz de Jin era algo ronca, acababa de despertar, pero no obtuvo respuesta del nombrado- Nam… -se arrodilló ante él-, Nam no me asustes ¿Qué pasa?

Namjoon pegó su frente en el pecho de Jin y comenzó a llorar, envolviéndolo por su torso, sus lágrimas salieron con desesperación por un largo rato, cuando se tranquilizó un poco, Jin lo ayudó a ponerse de pie y ambos subieron a su habitación, donde limpió sus lágrimas y le retiró la chaqueta, y lo llevó a su cama donde lo recostó a su lado, lo abrazó, y consoló sobre su pecho hasta que se quedó dormido.

No sabía que era lo que le había pasado, pero era claro que lo necesitaba con él, depósito un beso en su frente y tomó su celular, necesitaba avisar que llegaría tarde o en el peor de los casos ya no volvería a la sesión, pero el amigo de sus padres entendía, porque creía que ellos habían vuelto, por lo que le había escrito de respuesta, talvez creyó que quería pasar tiempo con ellos, cuando lo cierto era que su madre se había ido cerca de la media noche, sin despedirse, sin ninguna nota, como si él no estuviera en casa, cerró sus ojos y trato de no pensar en ello,  tenía algo más de que preocuparse y estaba ahí refugiándose en su pecho, aferrado a su playera. Programó su alarma y poco después se quedó dormido con sus brazos envolviendo el cuerpo de Namjoon, haciéndolo sentir protegido.

A las 8 sonó la alarma del celular de Jin, la apagó en el momento y se encontró con Namjoon aún dormido, no quería despertarlo, así que lo envolvió más en sus brazos, pero luego de unos minutos sintió la vibración de un celular, era el del chico el cual se despertó debido a ello, sacó su celular a tientas y miró el remitente.

-¿No vas a contestar? -la voz de Jin era suave y estaba acariciando su rostro con su mano, sentir su cálida piel le hizo sentir bien.

-No… -apago su celular y se escondió en su pecho una vez más, deseaba tanto estar el día entero ahí, se sentía como un refugio seguro, pero recordó que Jin tenía una sesión a la que asistir- ¿Qué hora es?

-Van a dar las 9… -Nam se sentó sobre la cama rápidamente.

-Es tarde… vas a llegar tarde por mi culpa, lo siento… -Jin lo tomó del brazo y lo atrajo nuevamente hacia su lado, quedando frente a él que lo miraba con sus ojos castaños parpadeantes curiosos.

𝒞𝒶𝓇𝒾𝒸𝒾𝒶𝓈 𝒹𝑒𝓁 𝒸💍𝓇𝒶𝓏ó𝓃  [NamJin/JinNam] •Terminada•Where stories live. Discover now