Resurrección VII: Principio del fin

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Toda historia comienza con un principio, y acaba con un final, independientemente si es bueno o malo.


El fin del principio, o el comienzo del final. Ambas definiciones son similares, pero diferentes con su significado.


Nacimiento y muerte. Comienzo y final. Apertura y cierre. Ying y Yang.


Existen muchas palabras y creencias que pueden relacionarse indirecta o directamente con tal frase, pero no tienen tanto impacto como la original.


Algunas personas sienten cuando se acerca su fin; como también presienten que se acerca una nueva etapa.


Sin embargo, la incertidumbre sobre qué esperar con el cambio siempre persiste. ¿Será algo bueno, o algo malo?


Nadie puede asegurarlo con certeza.



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Ubicación: Infierno.


Inframundo:


Astaroth golpeteaba sus dedos rítmicamente contra el frío y sólido material de su trono, perdido en sus pensamientos. 


Su propósito estaba cerca de cumplirse. Desde que nació, se le inculcó una sola tarea: el guiar a su hermano para que fuera el nuevo Dios.


Desgraciadamente, su hermano tomó otro camino y terminó por encariñarse con seres mortales: los humanos. Tras tanto tiempo observándolos, aprendiendo su cultura, costumbres y valores, descuidó su labor y esto influenció en el plan de su padre sobre su heredero.


Se hizo lo que se tenía que hacer. Desterraron a Azrathos. Dividieron su alma en dos, sobrescribiendo los recuerdos de su parte celestial, y enviaron al reino humano la parte restante de su alma.


Tuvieron que esperar bastante tiempo, pero el plan reanudó su camino. Azrathos despertó, y su alma se unificó, reparándose. Solo quedaba acabar con toda la humanidad, y al hacerlo, su hermano no tendría nada que observar y no le quedaría más remedio que tomar el trono.


Sin embargo, durante todo este tiempo, los pensamientos de Astaroth cambiaron.


¿Por qué debía ser él quien gobernara? Era el mayor, el que le enseñó todo lo que sabía a Azrathos, quien estuvo mucho más tiempo al lado de su padre; él fue quien sirvió con cuerpo y alma al Cielo, ¡no había nadie mejor para ocupar el lugar de Dios!


Pero Yahweh no lo creía así. 


Astaroth se cansó de todo eso. ¿El Trono del Cielo? Sería suyo. ¿El Trono del Infierno? ¡Ya lo era! ¡Él era el Emperador del Inframundo! ¡Superior al mismo Rey del Infierno! ¡Superior a los Ghost Rider, superior a Mephisto!

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