Capítulo 13

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  El martes al salir de la empresa se me ocurrió la grandísima idea de ir al café más cercano que había en la avenida. Aproximadamente a una cuadra quedaba.
 
  Al llegar me senté en la última mesa y pedí un café americano con un trozo de pastel de limón.
 
  - Aquí tiene su pedido bella dama -un muchacho rubio de ojos grises fue el encargado de poner en la mesa lo que había ordenado.
 
  - Gracias.
 
  - No tiene por que agradecer simplemente estoy cumpliendo con mi trabajo -explico el muchacho.
 
  - No creo que su trabajo sea piropear a las clientas -solté con una sonrisa.
 
  - No, ese no es mi trabajo, pero reconozco que eres una bella mujer y todo hombre debería de piropearte.
 
  - Gracias una vez más, pero ya tengo un hombre que me lance piropos y si es tan amable de dejarme sola para de una vez poder tomarme mi café en tranquilidad.
 
  Al terminar de decir esto último el chico salió disparado de mi lado.
 
  Al terminar pague. Cuando ya estaba afuera un escalofrió me recorrió la espalda. Algo iba mal, muy mal. Me contuve antes de echarme a correr, mi padre no había educado a una cobarde y por gusto no había entrenado.
 
  Al llegar a mi coche detrás de mi Ferrari, se encontraba un Cadillac negro de un modelo antiguo. El coche se notaba a leguas que tenía las ventanas tintadas y que este era a pruebas de balas, al igual que todos mis coches.
 
  Estaba claro que el coche le pertenecía a Nollen.
 
  No me arriesgaría a que sus matones me agarraran, me iba a dar la vuelta cuando las puertas del coche se abrieron saliendo de él dos gorilas.
 
  No pude hacer mucho para defenderme ya que me habían proporcionado un puñetazo en la parte baja de estomago dejándome sin aire.
 
  - Vamos muñequita. Hay alguien que está ansioso por verte.
 
  Los dos me forzaron a ir hasta el Cadillac. Grite tan alto como pude, di pelea pero fue peor uno me tomo por el cuello.
 
  - ¿Qué están haciendo? -grito un chico moreno.
 
  Los dos hombres dudaron en seguir caminando por un momento y en un descuido me soltaron por lo que aproveche y eche a correr hacia mi carro.
 
  Después de arrancar mire por el retrovisor y observe como esos dos hombres se habían adentrado en el Cadillac y habían desaparecido.
 
  Vale necesitaba pensar con mucha calma. Nollen había intentado secuestrarme en medio de la calle y a la luz del día. Si lo ha intentado una vez, puede volver hacerlo.
 
  No tenía más opción que contarle lo ocurrido a Cassius.
 
  Estaba más que segura que ese mal nacido de Maike Nollen tenía más que vigilada la empresa y mi casa.
 
  Gire a la derecha en dirección a mi casa, conducía como si tuviera el piloto automático. Pare en el semáforo, aproveché y tome el móvil fijándome en la hora, Cassius todavía estaba trabajando.
 
  El semáforo se puso en verde. Sin embargo no sabía qué hacer, ¿Qué hago? ¿Llamo a Cassius? ¿Se lo cuento todo mientras está trabajando? No, no puedo, no mientras este en su turno.
 
  El auto que había detrás de mi toco la bocina. No puedo ir a casa, no puedo ir al trabajo, solo queda la casa de Vera. Llevaba ya un tiempo sin saber de ella desde que viro de Italia, que mejor momento que tener una charla como las de antes.
 
  Marque el número de mi amiga esperando que estuviera en su casa.
 
  - Hola, desaparecida- saludo Vera- ¿Qué tal todo?
 
  - Estoy hasta el cuello en un lio y necesito ir a tu casa a esconderme hasta que Cassius termine de trabajar.
 
  - Claro que puedes venir Aika, ¿Desde cuándo me pides permiso para venir?
 
  - Desde que ya no estás sola, pero bueno voy para allá y te lo cuento todo.
 
  - Vale, pues te espero aquí.
 
  Ya más tranquila retomé el camino pero esta vez hacia la casa de Vera. Decidí llamar a Cassius quien parece que tenía el móvil cerca ya que enseguida contesto.
 
  - Hola, preciosa, ¿Cómo va el día?
 
  - Pues de asco. Me ha ocurrido algo.
 
  - ¿Estás bien? ¿Qué es lo que te ha ocurrido?- a Cassius le cambio la voz.
 
  - Estoy bien, pero no quiero contarte por el teléfono. ¿Hasta qué hora trabajas hoy?
 
  - Hasta las 8:00, pero Max y yo vamos a tomar un descanso para comer algo dentro de nada, ¿quieres que nos veamos?
 
  - Si. ¿Puedes acercarte a la casa de Vera?
 
  Cassius prometió que estaría allí enseguida y no quiso colgar hasta que le prometí por segunda vez que estaba bien.
 
  Cassius y su compañero llegaron a casa de Vera, yo que en ese rato había tenido tiempo para contarle todo a Vera y ponernos al día.
 
  Como siempre ella me había matado a preguntas, aunque después escucho atentamente.
 
  Cassius al llegar donde me encontraba me dio un agradable beso en la frente.
 
  - ¿Qué te sucede, princesa? – Pregunto pero al ver que me quede observando a su compañero que se había quedado parado en la puerta, lo llamo- Aika este es Max Greco. Somos compañeros desde casi dos años. Max esta es Aika.
 
  Max media diez centímetros menos que Cassius y pesaba al menos diez kilos más. Estaba vestido como Cassius. El corte de pelo militar. Su expresión del rostro era dura, aunque pensé que era amable.
 
  - Hola, Max. Gracias por haber venido con Cassius- salude tendiéndole la mano.
 
  - No hay de qué. Max correspondió al saludo para después volver a dar unos pasos hacia atrás, mientras barría la sala con la mirada. Me pregunte qué pensaría este tipo.
 
  Mire a Cassius y este volvió preguntar.
 
  - ¿Qué es lo que sucede?- pregunto tomándome la mano.
 
  No sabía hasta que punto podría hablar con Max aquí. Al mirar nuevamente a Cassius este debió de comprender mi duda
 
  - Confió plenamente en Max, puedes hablar libremente.
 
  Los dos habían fijado su atención en mí y esperaban a que comenzara hablar. Tras unos segundos que emplee para organizar mis pensamientos, comencé a contarles todo lo ocurrido. Hasta conté lo del día del ramo de flores y las otras veces que Nollen había estado molestándome.
 
  Aunque ninguno me interumpio mientras hablaba puede observar como el rostro de Cassius fue cambiando de expresión mientras narraba todo lo sucedido. Me apretó la mano con tanta fuerza que inmediatamente solté un quejido de dolor tratando de soltarme. Cuando se dio cuenta que estaba lastimándome me libero la mano.
 
  Me avergonzaba de que Max estuviera escuchando todo esto. Pero ahora que estaba compartiendo todo esto con Cassius no quería dejar de contar ni un solo detalle.
 
  Repetí al pie de la letra las palabras de Maike acerca de darme unos buenos azotes en mi enorme culo.
 
  Cassius se puso de pies de un gran salto.
 
  - Joder, Aika, ¿Por qué no me contaste eso anoche? – el cuerpo le temblaba debido a la rabia.
 
  - No sabía qué hacer – me explique – tenía miedo SI. Sentía temor de que cometieras alguna locura por mi culpa. No quería que te ocurriera nada, recuerda que sé muy bien defenderme y esos gorilas me dieron trabajo.
 
  - Así que decidiste demorar tanto para contarme.
 
  Cassius caminaba cual león enjaulado por todo el lugar como si su cuerpo fuera demasiado pequeño para contener en el toda su rabia y enfado.
 
  Sin ser dueña de mi cuerpo comencé a temblar los últimos días habían caído sobre mí como su fuera un huracán. Pensar en proteger a Cassius me había dado fuerzas para no sentir miedo. Pero al verlo así me hacía sentir débil e indefensa.
 
  Una voz interrumpió el silencio.
 
  - Yo creo que algo más sucedió para que te contara todo – dijo Max.
 
  Cassius se giro para ver a su amigo.
 
  - ¿No es así, Aika? – pregunto Max.
 
  Con la mirada aun fija en Cassius asentí levemente.
 
  - Siéntate, Cassius. Estas asustándola más y aún no termina- Max se puso de pie y del mini bar cogió la botella de whisky y sirvió un vaso colocando hielo también, luego me lo ofreció- toma, me parece que te hace falta algo así.
 
  Me temblaban tanto las manos que me daba miedo de terminar rompiendo el vaso. Al final lo tome y de un solo trago lo bebí.
 
  - Max tiene razón aún tengo que contarte más.
 
  Cundo termine espere en silencio a que Cassius dijera algo.
 
  - Voy a matar a ese carbón. Comenzaré arrancándole los brazos y terminare haciéndole un agujero del tamaño del universo en la polla.
 
  - No, no lo vas hacer- lo tranquilizo Max- lo que haremos es poner una denuncia de agresión e intento de secuestro contra sus hombres. Se vendrán abajo en el interrogatorio y lo acabaran delatando.
 
  - Ni se les ocurra- intervine- la policía se enterara de que... - me calle inmediatamente.
 
  Cassius me apretó en un abrazo.
 
  - No, princesa. Lo único que él podrá contar es que sospecha que fuiste tú quien lo denuncio y delato en todos sus negocios turbios.
 
  Max miro el reloj.
 
  - Tienes que llevarla ya a la estación de policía. Yo me vuelvo al trabajo y de ahí llamare al teniente.
 
  - Prefiero llamarlo yo- hablo Cassius con la cara hecha un poema- toma el carro tu, nosotros vamos en el de Aika.
 
  El amigo de Cassius asintió. Se puso de pie acercándose a donde me encontraba extendiéndome la mano.
 
  - Encantado de haberte conocido. Eres una mujer demasiado valiente. No me extraña que tengas a Cassius bien loco.
 
  - Gracias por venir, Max. Me encanto el haberte conocido, eres muy amable- le dedique una media sonrisa.
 
  - Preciosa veras como todo esto acaba enseguida.
 

  

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