Capítulo Catorce

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Charlie despertó en un pequeño y negro cuarto que olía a bosque mojado y mohoso con algo acre que lo hacía querer vomitar. El cuarto tenía forma circular y no podía ser de más de un metro y medio de diámetro, las paredes y el piso estaban hechos de piedra que se sentía mohosa al tacto. Estaba oscuro y sólo había pocos hoyos de luz solar atravesando el techo de piedra por una rejilla de metal. Se dio cuenta de que estaba bajo tierra mientras miraba los hoyos, se paró y notó que el cuarto era sólo unos centímetros más alto que él. Estaba un metro ochenta bajo tierra. Antes de que ese pensamiento pudiera ser más procesado en su cabeza escuchó un quejido suave al lado de él y ahí se dio cuenta de que Ariel estaba en la celda con él.

—Oye, ¿cómo te sientes? —preguntó Charlie gentilmente mientras se arrodillaba junto a su hermana.

—Exhausta —gimió.

—Está bien. Estará bien. Vamos, siéntate, ahí estás —dijo Charlie sentándose y abrazándola.

No sabía cuánto tiempo había pasado, pero sabía que era lo suficiente para que el sol desapareciera algunas veces entre las nubes. La siguiente cosa que registró fue el sonido de pasos. Se tensó y sintió a Ariel tensarse junto a él.

—Acuéstate. Pretende que aún no estás despierta —susurró Charlie rápidamente, acostándose en el suelo y cerrando sus ojos, respiró profundamente y se acurrucó sobre sí mismo un poco. Los pasos pararon y Charlie pudo sentir que la persona los veía, se paró ahí lo suficiente para que Charlie se acalambrara por el ángulo raro en el que su muñeca estaba, pero no se movió.

—Creo que los aventamos un poco muy fuerte, jefe. Parece que siguen desmayados —gritó una voz guturalmente masculina, Ariel dio un brinco pequeño y Charlie esperó que no lo hubiera visto.

—Déjalos hasta la mañana entonces. Volveremos. Si siguen desmayados sólo tiraremos algo de tierra sobre ellos. Los enterraremos vivos. Dejaremos que los lobos encuentren sus cuerpos —la voz de Dumbledore sonó a través de los hoyos—. Los Potter regresaron a la Mansión Potter otra vez. Probablemente están planeando un ataque mientras hablamos. ¿Estás seguro de que nadie puede encontrar esta ubicación?

—Seguro, jefe. No hasta que queramos que la encuentren.

—Bien. Vámonos —Charlie no se movió hasta que no pudo oír más ruidos excepto los de la naturaleza. Se sentó y miró a Ariel, que estaba abrazando sus rodillas mientras se reclinaba contra la pared—. Oye, los escuchaste, nuestra familia sabe que desaparecimos. Conoces a Harry, siempre tiene un plan y siempre está unos pasos adelante de Dumbledore. Nos encontrarán. Harry no dejaría que esto arruinara su reputación de saberlo todo, especialmente cuando Dumbledore está tan confiado.

Ariel se rio, sonriendo mientras asentía. —Merlín sabe que Harry no puede dejar que eso pase.

—Exacto y si falla, estoy aquí. Tu hermano mayor Charlie está aquí para protegerte como lo he hecho toda tu vida.

—Entonces no tengo nada de qué preocuparme —dijo, recostando su cabeza en su hombro—. Pero tienes una pareja, Charlie...

—Cállate. No pienses así. Estaremos afuera de aquí pronto, ya verás.



La siguiente vez que Charlie se despertó estaba atado a una silla en un cuarto iluminado por una sola lámpara colgando arriba de él. El cuarto era lo suficientemente pequeño para sólo necesitar una luz y cuando miró alrededor vio otra luz en frente de él separada por una pared de vidrio, la única cosa que parecía nueva. Había una silla vacía debajo de la luz y Charlie sólo tuvo unos segundos para cuestionarse cuando una pequeña pieza de la pared se abrió, dos hombres entraron caminando al cuarto cargando a Ariel. El corazón de Charlie se aceleró mientras los veía amarrarla, se veía ilesa y seguía vestida de la misma forma que cuando se fueron a dormir, así que Charlie mantuvo la esperanza de que no le hubieran hecho nada. Jaló sus ataduras, pero sólo causó que los delgados anillos de metal se apretaran alrededor de sus muñecas y antebrazos. Trató con sus piernas, pero esas ataduras también se apretaron, así que respiró profundamente y esperó. Sabía que entre más luchara, más cansado estaría y menos energía tendría, lo que significaba que era menos probable que salieran vivos. No sabía cuánto le tomó a Ariel despertar, todo lo que sabía es que estaba feliz de que lo hiciera. Cuando sus ojos encontraron los suyos trató de sonreírle y darle un pequeño saludo con la mano, pero ella podía ver a través de él. Eso no la detuvo de devolverle la sonrisa y el saludo, sin embargo, su calma sólo duró un segundo antes de que Charlie escuchara piedra deslizarse en su cuarto y pasos caminar detrás de él. Mantuvo sus ojos en Ariel hasta que la persona, un hombre que estaba demasiado peludo para ser humano, se paró enfrente de él, bloqueando su vista.

La Verdad DescubiertaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin