—Eres un gran pervertido—lo acusé golpeándole el hombre a lo que él rió.

—¿Cómo dormiste?—me pregunta.

Le dí otro trago a la botella de agua antes de responder.

—Bien, tu cama es muy cómoda.

—Puedes ocuparla cuando quieras yo no tengo ningún problema con eso.

—Ya no será necesario.

—¿Por qué?

—Por nada. ¿Ya está el desayuno?—cambie de tema.

—¿Ya tienes hambre?

—Un poco, sí.

—Genial porque acabo de terminar.

Me senté en una de las sillas y Adriel me dejó el plato con el desayuno frente a mí en la mesa y justo en ese momento llegaron los otros dos hermanos y lo que faltaba, venían con Lía. No despegue la vista de mi plato cuando ellos se sentaron también en la mesa para desayunar mucho menos cuando Lía saludo con un "buenos días" a lo que yo no respondí.

Nose porque me caía mal si no me había hecho nada.

Adriel ocupó el último lugar a lado de mí y empezamos a desayunar con un gran silencio incómodo inundando todo el lugar, no me apetecía hablarles ni que ellos me hablarán a mí, el silencio estaba mucho mejor. Me dediqué solo a disfrutar del desayuno.

El teléfono de Aamon sonó después de unos minutos a lo que él contesto, después se marchó diciéndo que tenía algo importante que hacer. De reojo pude ver cómo me dedicó una mirada indescifrable antes de irse.

Lía fue la siguiente en irse cuando se terminó el desayuno diciendo que quería seguir descansando y que no quería seguir molestando, Adriel la ayudó a subir pues ella con trabajo se podía mantener de pie, dejándome a solas con el hermano menor.

El silencio estaba demasiado tensó entre nosotros.

—Lil...

Empezó a decir pero lo corté.

—Lo que tengas que decir ahórratelo Abel que no me interesa.

—Escúchame...

—No, escúchame tu a mí—me puse de pie y por fin me digne a verlo a los ojos—, te pedí una explicación, una maldita explicación de lo que estaba pasando porque creí que lo merecía ¿y que fue lo que hiciste? Me echaste, me echaste como la basura que soy y no voy a permitir que vuelvas a tratarme de esa manera.

—Yo no...

No lo deje terminar cuando empecé a caminar para salir de la cocina pero él me agarró del brazo para evitar el acto.

—Suéltame.

—No hasta que me escuches.

—¿Que parte de no me interesa no entendiste?

Pero él ignoro mi pedido.

—No estaba pensando bien las cosas cuando actúe de esa manera, estaba confundido, no es fácil para mí todo ésto y debes de entenderme.

—¿Cómo quieres que te entienda si nisiquiera me cuentas las cosas?

—Te contaré, te explicaré, solo dame tiempo.

—Tiempo es lo que no tengo—murmuré.

—Pero no te alejes de mí...solo te pido eso— ví algo de arrepentimiento en sus ojos, también ví cuando trago fuerte esperando mi respuesta con una ilusión en sus ojos.

INFIERNO PERFECTO © ✓ Where stories live. Discover now