Capítulo 17 - PRIMERA PARTE

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CAPÍTULO 17

[Hawái, primera parte]

LILITH


No tenía idea de lo que tendría que hacer ahora. Los problemas se me juntaron y estoy que estalló de solo pensar en eso. Dios, mátame por favor.

¿Porqué nadie me dijo que todo esto resultaría difícil?. De ser así yo no estaría en tantos problemas.

Ahora Lis vuelve a estar en peligro, yo vuelvo a estar en peligro incluso los hermanos Kast. Todas las personas que estén a mi alrededor sufrirán por mi culpa y yo no quiero eso, no quiero ser una carga de culpabilidad.

Si tan solo el Kast menor no me hubiera traído a la mansión de semejante manera yo habría podido llegar a ver al enmascarado y aceptar sus términos, sin arriesgar la vida de los demás, solo la mía.

Si no me hubiera distraído con la buena follada que me ofreció Abel—la mejor follada mejor dicho—no habría olvidado lo que tenía que hablar con el mismo enmascarado.

Pero bueno, tengo que pensar en algo lo antes posible. Ahora tenía que irme de la mansión antes de que los otros Kast sepan que estoy aquí y antes de que Abel se despierte.

—Me dejaste solo—escuché una voz detrás de mí y volteé a ver al rubio que se encontraba en el marco de la puerta apoyado con una sonrisa.

Demasiado tarde, Abel se había despertado. Que buena suerte la mía. Al menos ya estaba vestido.

Me puse de pie por qué aún seguía sentada en la cama y quede frente a Abel.

—Tengo que irme—informé.

Abel cambio su cara feliz a una seria y confundida.

—¿Te vas?—pregunta y se acerca a mí.

—Ya no vivo aquí, ¿lo recuerdas?

—Podrías volver a mudarte, no tengo ningún problema con eso.

—Tú no lo tienes, pero Aamon si.

Y era cierto, se que Aamon no me soporta.

—Eso es lo que te hace creer él—señaló.

—No entiendo.

—Conozco a Aamon, sé cómo es él, su orgullo y ego es tan grande que le impiden aceptar lo que quiere y desea.

—Es un hijo de puta—me cruce de brazos.

Abel soltó una pequeña risita.

—Ese hijo de puta por dentro está muriendo por tenerte. 

—¿Quiere tenerme?—pregunté entusiasmada por la idea.

—Queremos tenerte—corrigió.

Y eso me gusta a un más.

—Yo también quiero tenerlos a ustedes, a los tres—sonreí y Abel hizo lo mismo.

—Entonces quédate, Lil, quédate con nosotros, no te vayas—rogó.

—¿Aamon y Adriel saben que estoy aquí?

—No, pero lo sabrán ahora.

Abel tomó de mi muñeca para llevarme corriendo con él hacía la cocina donde se encontraban Aamon con una taza de café en las manos y Adriel con un libro en las suyas sentados en unas sillas, cuando alzaron la vista y me vieron fruncieron el ceño.

—Lilith volverá a vivir en la mansión—les informo Abel.

Aamon vio desde la mano de Abel que aún tomaba de mi muñeca hasta mi rostro y paso a la de él rubio.

INFIERNO PERFECTO © ✓ Where stories live. Discover now