—¿Esto es una broma verdad? Esto es una jodida broma, tú estabas muerta—dijo Aamon cuando terminó su abrazo con ella.

—No...no estoy muerta...yo—balbuceó y sentía que la respiración se le iba y como su pecho aceleraba y de pronto ella se debilita en los brazos de Aamon cayendo inconsciente por el desangrado.

Rápidamente Aamon la carga en sus brazos y en ese momento se da cuenta de el desangre en uno de sus muslos.

—¡Llama a un puto doctor!—le gritó a Adriel mientras que Aamon se dirigió muy apresuradamente hacía arriba, hacía una de las habitaciones mientras que Abel lo seguía y Adriel llamaba a un doctor.

Y desaparecieron de mi vista en cuanto subieron al piso de arriba. Por un momento también iba a ir a seguirlos para saber que pasaba con esa chica de nombre Lía pero me aguante eso porque sabía perfectamente que yo era la que sobraría en esa habitación como sobre en la escena de hace unos segundos.

Así que con todo mi orgullo y con un gran enojo tomó a Hela en mis brazos y salgo de la mansión, ahora no hay nadie para prohibirme salir y seguro no les importaría ahora toda su atención es en esa chica, en esa pelinegra que estaba muerta.

Aún no entiendo cómo estaba muerta, ¿Revivió? Me hubiese gustado que se quedará muerta todavía. Joder. ¿Por qué estoy tan enojada? Nisiquiera la conozco pero no puedo evitar sentirme de esa manera.

—¿Creés que estoy exagerando?—le preguntó a Hela después de un rato cuando hemos llegado a un pequeño parque.

Pero obviamente Hela no iba a responderme.

—Tu fuiste testigo de que me ignoraron como si no existiese—le seguí hablando sabiendo que no iba a contestarme.

—Y no entiendo, ¿Quién fue ella en sus vidas? ¿O es?

Hela se removió de mis brazos y de pronto salta yéndose corriendo a nose dónde.

Mierda. Ahí me ven ahí persiguiendo a una perra por todo el parque. Hela tiene más condición para correr yo estoy que me muero justo ahora.

Paré mis pasos cuando estuve dónde Hela que también se había detenido mirando a la persona que estaba delante a nosotros. Suspiré porque no quería hablar con él justo ahora, no cuando ando enojada.

—Hola, dulzura, ¿Cómo has estado?—me dice con una sonrisa en su rostro.

—¿Qué quieres ahora?—le digo hastiada.

—Sabes perfectamente lo que quiero—borra su sonrisa y entonces se que ya es algo serio.

Tomé a Hela en mis brazos de nuevo y volví a verlo.

—Te dije que necesito más tiempo.

—Te hemos dado mucho tiempo ya—exclama.

—¿Y que quieres que haga? No es una tarea fácil.

—Pero nada es imposible y se que puedes hacerlo, no dudo de tu capacidad, dulzura—esta vez vuelve a sonreír cuando dice la palabra "dulzura" que tanto odio.

—Tampoco lo dudo, pero ya te dije que necesito más tiempo—recalcó.

—Por eso eres la mejor y se suponía que el trabajo estaría hace meses y aún no veo rastros de que hayas terminado con eso.

INFIERNO PERFECTO © ✓ Where stories live. Discover now