- Salid de aquí las dos – fue su respuesta – yo me encargo de Nat.

- No estoy de acuerdo – dijo Vero cruzándose de brazos – con todos mis respetos...

- Con todos los míos o sales de esta habitación o te echo a patadas – puso los brazos en jarras y la fulminó con la mirada, mientras se acercaba a la cama y se situaba en actitud protectora junto a la pediatra, lo que acababa de contarle Germán cambiaba todo y ella no iba a dejar que nadie más se ocupara de su amiga – y ya puedes guardar esa jeringuilla. No vas a inyectarle nada más.

- Eso lo veremos – Vero la desafió con decisión.

- Bueno, bueno vamos a tranquilizarnos un poco – intervino Cruz – no creo que sea ni el momento ni el lugar para discutir – dijo señalando a la pediatra – Nat debe descansar. Y aquí todas queremos lo mejor para ella, ¿no es cierto? Yo me quedaré con ella esta noche y mañana la convenceré para que consienta en volver a la clínica.

- Lo siento Cruz, pero con ella me quedo yo – dijo Adela más suave – por favor, no quiero discutir, salid de aquí.

- Pero tú qué te crees qué vas a echarnos así sin más...

- Vero... - Cruz tiró de la psiquiatra – será mejor que dejemos la discusión. Nat va a estar una temporada necesitando ayuda, mañana te quedas tú con ella.

- ¡No! – Adela intervino de nuevo – no hará falta que os quedéis ninguna. Mañana ya estará aquí su madre. Ella y yo nos encargaremos de Nat.

- ¿Se puede saber qué te ha dicho tu ex para que hayas cambiado de opinión? – Vero no estaba dispuesta a dejarse convencer fácilmente – antes estabas convencida de que lo mejor era que la tratase yo y ahora...

- Ahora os pido que salgáis y... - se interrumpió mirando hacia Natalia que se removía en sueños - y... Cruz ¿puedes hacerme un favor?

- Eh... ¿de qué se trata?

- Dile a Isabel que venga un momento.

- Adela ¿qué pasa? – fue ahora Cruz la que preguntó directamente.

- Eso digo yo – intervino Vero airada- ¿crees que puedes aparecer organizando la vida de Nat como si tu fueras alguien? porque yo no te recuerdo apoyándola en ninguno de sus malos momentos.

- Haz el favor de salir, no voy a discutir contigo sobre eso. Natita y yo siempre seremos amigas y ahora con más motivo. Si tanto te preocupas por ella hazme caso y sal, tiene que descansar.

- Será mejor que salgamos Vero – dijo Cruz mirando a Adela sin comprender nada de lo que estaba ocurriendo allí, pero el hecho de que quisiese hablar con Isabel le había dado una ligera sospecha de qué podía tratarse y en ese caso quizás Adela estaba actuando de la forma más correcta, intentando proteger a Natalia.

- No voy a marcharme de aquí – se cuadró acercándose a la cama.

- ¡Qué te largues te digo! – Adela levantó el brazo señalando la puerta y dio un par de pasos hacia ella.

Cruz corrió junto a ambas y se interpuso en el poco espacio que quedaba entre las dos.

- ¡Ya está bien! ¿se puede saber qué pretendéis con esta actitud? pensad un poco en ella – señaló la cama – y dejad de comportaos como dos histéricas.

- No soy ninguna histérica, Cruz – Adela habló en voz baja – pero os pido que os marchéis por su bien.

- ¿Su bien? – Vero la miró con agresividad – insinúas que nosotras...

La ClínicaWhere stories live. Discover now