Capítulo cuatro: El primer plan fue un fracaso.

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Unos días más tarde se dio cuenta de algo importantísimo. ¿Cómo podría aprovecharse de ese hombre?

Siempre había sido quien recibía la atención de los demás. No tenía idea de qué intentar para que alguien confiara él, siendo sincero, ni siquiera le interesaba ganarse la simpatía de la gente.

Pero todo se complicaba cuando el hombre del que quería aprovecharse sabía lo malvado que era. Estaría alerta, sería difícil causar algo en el alfa.

Lo mejor sería actuar lamentable para causarle simpatía, sabía que él era débil con esas personas, pero no confiar demasiado en el alfa porque podría utilizar sus debilidades.

¿Podría ganarse su confianza? Se preguntó. No, eso era imposible. ¿Ser amigos nuevamente? Eso también estaba descartado.

Lo único en lo que podía pensar en este momento, era lo que decían todos.

A cada persona que conoció después de quedar solo, siempre le pedían sexo a cambio de favores, le recordaban que como omega esa era su única utilidad.

¿Qué más podría hacer para ganarse el favor de un alfa?

Si abría las piernas, le daría dinero, de esa forma funciona el mundo.

Entonces, si intentaba seducirlo, ¿podría conseguir lo que quería? ¿Se acabarían los malos tratos? ¿Significa más dinero para su hermano? ¿Su vida sería más fácil?

¿Pero podría engañar de esa manera a ese hombre? ¿Hacerle daño otra vez? Pensó que era capaz.

Pero ahora que pensaba fríamente las cosas, sin la rabia de por medio.

La idea le causaba repulsión, lo hacía sentirse asqueroso. Y no soportaba seguir sintiéndose así.

Pero ya no recordaba sentirse de otra manera.

¿Además, qué otra cosa podía hacer?

Ojalá tuviera a su hermano, él siempre le daba buenos consejos.

Por el momento no lo haré, se dijo titubeante. Lo que tengo que hacer es trabajar con la cabeza gacha, soportar a los omegas celosos y rogar a que el alfa siga fingiendo que nada sucedió.

Pero también debe estar preparado, porque sabe que el alfa buscará la manera de destruirlo.

Antes de que eso pase, necesita tener un respaldo.

No necesita acostarse con él, solo ganar su favor.

Porque aunque lo intentara, no podría, está el pequeño detalle de que odia que lo toquen.

Sentía una repulsión que escapaba de su lógica, después de lo que sucedió. Tiene mucho miedo de la cercanía de los demás, terminó volviéndose imposible no sentir que va a vomitar cada vez que alguien lo toca.

Dejó esas preocupaciones para después.

En su lugar comenzó a prepararse para ir al trabajo. Por suerte, su amigo lo llevaría en auto, lo cual agradece.

No tomó desayuno, pero no importa, pedirá que le sirvan algo al presidente y estirará la mano. Mientras el alfa no se dé cuenta de que roba porciones de comida, no hay problema.

Cansado, porque aunque duerme no descansa, salió de su casa.

—¡Espera!

Giró la cabeza para mirar, el dueño del lugar que avanzaba por el pasillo apresurado.

—¡Aún no has pagado el mes! —gritó acercándose.

Apretó los dientes cuando se dio cuenta de que aún no tenía dinero.

KarmaWhere stories live. Discover now