❝[𝐘]𝒐𝒖𝒓 𝚑𝚒𝚜𝚝𝚘𝚛𝚢｡📖 𓄹ֺ໋ ᮫ [𝐇𝐲𝐮𝐧𝐈𝐧]❞

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Jeongin terminó de comer y a los pocos segundos su móvil sonó, era un mensaje de Hyunjin diciendo que iba hacia su casa. Se sentó en el sofá para esperarlo y después de diez minutos alguien tocó al timbre, Jeongin se sorprendió con la rapidez que había llegado a su casa, normalmente tardaba unos veinte o veinticinco minutos, no diez. Fue a abrir la puerta encontrándose con la desagradable sorpresa de que era su padre quien estaba al otro lado, no Hyunjin. Por instinto se echó hacia atrás. Su padre entró embalado hacia él, se le tiró encima y comenzó a gritarle, Jeongin se tapó la cara por si empezaba a pegarle, intentó liberarse de su agarre, luchó contra todo el peso que su padre ejercía sobre él. Se liberó luego de hacer mucha fuerza se levantó del suelo y le miró a la cara, su padre le miraba con odio, como siempre. El claxon de un coche se hizo presente, el señor Yang giró su cabeza hacia la calle y vio el coche del profesor Hwang, salió a la acera y fue hasta él cerrando detrás la puerta. Jeongin subió las escaleras y se encerró rápidamente en su cuarto. Escuchó sus voces abajo y luego unos pasos subiendo al piso de arriba, tocaron a la puerta, Jeongin abrió y Hyunjin entró, cerró la puerta detrás de sí. El castaño se sentó en la silla.

—¿Listo? —Yang asintió.

Le dio el examen y se sentó en la cama del menor, Jeongin empezó a responder las preguntas, que esta vez, sí eran las correctas. Una hora después ya tenía el examen terminado y miró a Hyunjin, quien estaba tranquilamente mirando su teléfono, subió su vista hasta los ojos del castaño, se levantó y Jeongin le entregó el examen. Hyunjin bajó las escaleras, Jeongin no quería bajar por miedo a que su padre estallara. El peli negro llegó al salón y allí vio a la madre del menor, que estaba sentada en el sofá. En la cocina estaba el señor Yang, con cuatro botellas de cerveza al lado, vacías. La mujer miró al profesor, en su mirada se veía un poco de desesperación. Hyunjin se acercó hacía ella y se sentó a su lado, empezaron a hablar del motivo por el cual estaba él allí, de vez en cuando Nawon giraba la cabeza hacia su marido, al ver que no se movía y que seguía bebiendo, continuaba hablando con Hyunjin.

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El señor Yang salió de la cocina tambaleando y como no, borracho. Su esposa y Hyunjin aún seguían allí, hablando. Eran cerca de las seis y el peli negro había decidido quedarse a charlar un rato más. La mujer se levantó del sofá y fue hacía él, intentó sentarle pero se negó rotundamente, la apartó bruscamente haciendo que ella casi cayera al suelo.

—Cielo, vamos a la cama —dijo suavemente Nawon.

—¡No! —gritó—. ¡No quiero nada de tí!

—¿A qué te refieres? —preguntó tímidamente la mujer.

—¡Mujer sucia, mujer sucia...! —exclamó—. ¿¡Dónde está ese hijo de puta!? —le dio un golpe seco a la mesa.

El señor Yang se dirigió al piso de arriba, en busca de su hijo, una vez arriba tocó a la puerta, no hubo respuesta, tocó de nuevo, nada, picó mucho más fuerte. Al otro lado de la puerta se escucharon unos pasos dirigiéndose a la salida, desbloqueó la cerradura pero no le dio tiempo a abrir, ya que su padre entró pegando un portazo, por suerte Jeongin no salió herido. Se echó hacia atrás rápidamente antes de que la mano abierta de su padre se chocara contra su mejilla. El resto de personas subieron las escaleras después de oír el golpe.

—¡Desgraciado! —gritó—. ¡Debí haberte matado!

Tanto Hyunjin como Jeongin quedaron en shock, el castaño no sabía a lo que se refería, le dio miedo, demasiado. Un miedo que no había sentido nunca, un miedo que le daba terror sentirlo. Su padre se acercó a paso rápido Jeongin corrió por todo su cuarto intentando huir de él, Hyunjin entró alarmado en la habitación, para separar al menor de su loco padre.