02. Yujin trabaja, Yujin se ríe

579 84 23
                                    

07.11.2021

[...]

La pequeña niña estaba feliz corriendo con unas alas de hada en sus espaldas, era un regalo por parte de su abuela, ahora ella las usaba y se creía la gran cosa mientras daba vueltas y se reía de todo lo que hacía.

—¡Mamá!— ahora se paró en frente de la mayor que estaba con su computadora sentada en el suelo, con un cojín para sentarse cómoda y el aparato tecnológico frente suyo en la mesita.

—¿Sí?— Dijo dejando de lado su café después de tomar un sorbo, que tenía a un costado para ayudarla a mantenerse despierta en el trabajo.

—¿Por qué ahora trabajas ahí sentada con un cojín en tu traserito y una cosa que brilla?— preguntó inocente apuntando a la computadora que tenía frente suyo, la mayor quiso escupir el café por las palabras que usó.

—Primero... Esto es una computadora, o ordenador, cómo quieras llamarle tú— apuntó a este y Myah le asintió con su cabeza —Segundo, estoy así porque hay un monstruo afuera que se devora a los que salen a la calle sin alguna protección o indefensos por completo—.

—¿¡Por eso mami Cai aún no vuelve de comprar cigarrillos!?— la niña abrió grande la boca con total impresión y creyendo por completo lo que su madre le dijo.

—Sí, hija— volvió a tomar un sorbo y volvió a teclear en el ordenador algo por el trabajo.

—¿Y cuándo mami Cai va a volver?— preguntó con inocencia .

—Parece que no me entendiste bien, allá afuera hay un monstruo, se llama Covid y no es tierno, es invisible, se teletransporta y ataca cuando no te das cuenta— hizo movimientos exagerados con sus manos para que la niña le tomara más el peso de lo que estaba diciendo y esta última asentía repetidas veces con su cabeza sumado su boquita abierta en nuestra de su gran asombro.

—¿¡Entonces mami Cai no va a volver más!?— golpeó con sus manos la mesita.

—No, aún tiene esperanzas, Myah. Hay que esperar que logre derrotar al monstruo y venga con nosotras después de eso—.

—¿Tiene que derrotarlo?— Yujin asintió con su cabeza —¡Entonces yo la ayudaré!— salió corriendo moviendo las alas de juguete.

—¡Ten cuidado!— tomó un sorbo otra vez de su bebida mientras le decía a la niña bien normal, como si tú hija fuera a pelear todos los días.

—¡Claro!— dio la vuelta en una pared y como si fuera cine, la niña Myah se tropezó con una parte de la alfombra y cayó de cara al piso.

—Por idiota casi mueres...— tomó el café juzgando con la mirada y habló sólo para ella.

—¡Mami Cai, dónde sea que estés, ahí voy! ¡No dejaré que el piso me bote!— gritó desde el piso y comenzó a levantarse otra vez con desición.

—Y dónde sea que esté, espero que esté usando mascarilla— batía de la taza con café para después volver a tomar.

Mientras tanto Cai Bing en un lugar no muy lejano...

—¡Sí, soy yo, Cai Bing! ¡Hola!— trataba de sacar el ánimo en ese ambiente mientras jugaba nerviosa con sus manos.

—¿Puedes callarte?—

—Eeh... ¡Lo siento! ¡Estoy muy nerviosa!— rió con una notable risa de nerviosa como dijo y el silencio por un tiempo se hizo presente no para su gusto —Ustedes... ¿También trabajan en el hospital, cierto?

Cai Bing miró a su alrededor, hombre fortachón por todos lados, cada uno llevaba el mismo uniforme verde, aunque distinto al uniforme verde turquesa que llevaba Cai Bing y esto a ella le llamaba la atención porque pensaba que cambiaron el uniforme sin avisarle. El silencio volvió a reinar, los hombres estaban tratando de aguantar las ganas de callar a Cai Bing con un golpe y de romper la distancia social solo para golpearla. Estaban en la parte trasera de una camioneta con suficiente espacio para que 6 personas mantengan distancia social.

—Bueno... Verán, ustedes no tienen cara de doctores como yo, ¿No me van a sacar los órganos o algo parecido como eso?— miró para todos lados y uno exactamente la miró con cara de que la respuesta era sí, la cual Cai Bing no entendió del todo —Vaya, supongo que deben trabajar en eso, digo, por los fuertes que se ven, de seguro son los que trabajan con la fuerza, ¡Se ven amigables! ¡Algún día los llamaré para que me ayuden con esas máquinas y cuando hay que sacar cosas!—

—Oye, oye, para un maldito rato, ¿Dijiste que te llamabas Cai Bing?— paró uno de ellos con voz muy profunda y Cai Bing dejó de hablar para mirarlo asustada.

—Eh... ¡Sí!— saltó rápidamente —Así mismo, Cai Bing y tengo una hija a la que...—

—Estamos yendo a la comisaria— interrumpió.

—¿¡Ah!?—

¡𝐕𝐄𝐂𝐈𝐍𝐀, 𝐒𝐔 𝐇𝐈𝐉𝐀! ' 𝗚𝗣𝟵𝟵𝟵Where stories live. Discover now