La princesa perdida Marinette

Cap. 38 La Nueva Guardiana: Parte 1

Era un día por la mañana y el sol apenas se estaba alzando en los cielos.

Wayzz quien era el kwami del maestro Fu, apenas se estaba levantando para iniciar el día.

Después de un largo bostezo se dirigió hacia donde su maestro suele dormir, pero no encontró a nadie.

—Maestro Fu, Maestro Fu ¿Dónde se encuentra?

—Wayzz, estoy por acá.

El kwami va a dirección de su portador y guardian de los Miraculous.

—Maestro ¿Que es lo que está haciendo?

—No te preocupes Wayzz, tengo todo bajo control —El maestro Fu estaba subido en una silla tratando de acomodar un libro en la estantería superior.

—Maestro le recomiendo bajar de ahí, puede ser peligroso.

—Tonterias Wayzz —respondio vacilante el maestro Fu— he vivido por más de 150 años y he sido portador y guardian de los Miraculous durante todo ese tiempo. Colocar este libro en la estantería no es nada comparado a eso.

El maestro Fu estiraba sus brazos para colocar el libro. Pero se apoyo de una mala manera sobre la silla que se tambaleó un poco y al final se escuchó un CRACK cuando el maestro cayó contra el suelo.

—¡Oh mi dios! Maestro ¿Se encuentra bien? —preguntaba preocupado Wayzz.

—Ya ya Wayzz... —el maestro se ponía de pie mientras se quitaba los libros que le cayeron encima— mírame. Estoy bien, la caída fue muy suave.

—Uff. Me preocupe mucho. Maestro debe recordar que usted ya no es tan joven y se puede lastimar.

—Si si, lo sé, estoy conciente de eso.

—Cambiando de tema, Maestro que son todos esos libros que tiene ahí.

—Esta es toda la información valiosa que tengo como Guardian de los Miraculous.
—dijo mientras mostraba el libro a Wayzz y pasaba las paginas— este libro le perteneció a mi tatarabuelo, a mi bisabuelo, a mi abuelo, a mi padre y finalmente a mi. ¡OUCH!

El maestro Fu se cortó el dedo con la hoja de papel del libro cuando lo hojeaba.

—Maestro tenga cuidado.

—No es tan grave, solo fue una pequeña cortada.

El maestro hablo tranquilo, pero de su dedo seguía saliendo sangre y sangre sin parar.

—Maestro, que raro,  su dedo no está coagulando para cerrar la herida.

—Si, es muy raro. —dijo el maestro al ver la cantidad de sangre que brotaba de su dedo. No era una cantidad normal tomando en cuenta el tamaño de la herida.

El maestro Fu veía con mucho detenimiento la herida que tenía y comprendió algo.

—Necesito encontrar un sucesor...

...

—...y aquí te va uno mejor...

Ring ring ring

—Que le dice un cero...

Ring ring ring

—...le dice un cero a un ocho...

Ring ring ring

El celular del bolsillo del hombre no dejaba de sonar. Había alguien del otro lado queriendo hablar con él muy insistentemente.

—Aggh. Podrías permitirme un segundo en los que atiendo la llamada —dijo el hombre a su acompañante.

Muy disgustado el hombre saca el celular del bolsillo. De un vistazo lee en la pantalla de su celular "número privado" y ya podría suponer quien era la que le estaba marcando.