-Comandante, comandante –grita mi secretaria corriendo hacia mí –entre a su oficina y vi su bolsa, así que decidí traérsela –dice entregándome la bolsa, haciendo que Zeth se comience a reír de mí.

-Gracias, me has salvado –digo ignorando al idiota que se ríe a mis espaldas.

-De nada, que tenga una excelente noche –me dice y oprime el elevador que se abre y ella se introduce marchándose.

-Me comienzo a dar cuenta de que lo distraída que eres no es solo cuando estás enferma–se burla Zeth.

-JA JA JA –digo entrecerrando los ojos ante su comentario, ya que es totalmente cierto.

Un soldado llega y se pone a hablar con Zeth, por lo que paso a su lado subiendo me a mi auto, antes de arrancar lo observo y noto que está firmando algunas cosas, así que deduzco que va a tardar, por lo que arranco el auto, saliendo del estacionamiento y pasando por el filtro de seguridad, llegando a las calles tomo el camino que me lleva de manera más rápida a donde deseo.

-Muy buenos días, ¿Qué va a pedir? –pregunta la mujer que atiende en el auto servicio de la hamburguesería.

-Dos hamburguesas grandes, con papas grandes y dos refrescos de cola grandes por favor –pido con la boca hecha agua por el olor que sale por la ventanilla en la que me están atendiendo.

- ¿Eso sería todo? –me pregunta la mujer y confirmo –entonces repito su orden

Me repite todo lo que ya dije y 5 minutos después ya tengo la bolsa de cartón que contiene mi comida, pago y arranco, dirigiéndome al lugar que por voluntad propia no pensé ir jamás, pero no tiene caso seguir reusándome, de todas maneras, puedo morir en cualquier momento, así que solo me queda, tratar de ser feliz mientras continúe aquí.

Las calles se encuentran con muy poco tráfico, así, que no tardo, en llegar a mi destino, digo mi nombre y las puertas se abren después de unos segundos, manejo entre todas las casas llegando a la única que me importa, la que está al fondo y al parecer es la más grandes de todas, demostrando cuales son los gustos del dueño.

-Buenas noches señorita O'connor, no esperarla verla –dice Donovan abriendo mi puerta cuando apago el motor de mi auto.

-Quise venir a visitar –respondo tomando la bolsa con la comida y mi bolsa personal antes de bajar del auto.

-Zeth no se encuentra en casa –me informa.

-Lo sé –respondo sonriéndole –traje hamburguesas –digo mostrándole la bolsa de cartón.

Solo sonríe y me ayuda con la bolsa dejándome entrar a la casa y dirigiéndome al comedor, princesa, la perra de Zeth, se acerca a mí moviendo la cola y siguiéndome, dejo mi bolsa en la mesa y tomo la de la comida comenzando a sacarla y comiéndome una papa mientras lo hago.

- ¿Puedo pedirte un favor? –le pregunto a Donovan, quien se encuentra acomodando dos tapetes en la mesa.

-Claro –responde y me queda observando como si le fuera a contar un secreto de estado.

-Podrías por favor esconder mi auto, bueno, son dos favores, no le digas a Zeth que estoy aquí –digo y el solo hace como si se cerrara los labios.

-Deme las llaves –me pide y se las entrego y el sin perder el tiempo se marcha.

Me siento en una de las sillas y saco mi celular mandándole mensaje a Zeth, preguntándole si ya está en casa, a lo que él me responde que se quedó a resolver algo en la oficina, y cree que aún tardará un rato más, y después me pregunta sobre la repentina curiosidad que tuve, a lo que respondo que quería saber si Timothee aún está en la oficina y solo me responde que no.

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