Las páginas matutinas

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Lo primero que necesitas para rescatar tu creatividad es saber dónde encontrarla. Te insto a que lo hagas a través de un proceso que aparentemente no conduce a nada y que yo denomino «las páginas matutinas». Escribirás esas páginas cada día durante todas las semanas del curso y según espero mucho tiempo después. Yo llevo con ellas una década. Tengo alumnos que dejarían de respirar antes de abandonarlas. Ginny, guionista y productora, atribuye a las páginas matutinas la inspiración para sus recientes guiones y la visión para planificar sus programas: «Me he vuelto supersticiosa al respecto», confiesa. «Cuando estaba editando mi último programa me levantaba a las cinco de la mañana para poder escribirlas antes de ir a trabajar».

Pero ¿qué son las páginas matutinas? Son simplemente tres páginas manuscritas de estricto flujo de conciencia. Por ejemplo: «Dios mío, ha amanecido de nuevo. No tengo nada que contar, nada que decir. Tengo que lavar las cortinas. ¿Recogí ayer la ropa de la tintorería? Bla, bla, bla...». Podríamos llamarlo, sin mucha pomposidad, desaguar el cerebro, pues ésa es una de sus principales funciones.

«Las palabras son una forma de acción, capaces de influir en los cambios». INGRID BENGIS

«Necesitas reivindicar como propios los acontecimientos de tu vida para pertenecerte a ti mismo». ANNE-WILSON SCHAEF

Las páginas matutinas no pueden hacerse mal. Estas divagaciones diarias no pretenden ser arte. Ni siquiera escritura en un sentido literario. Quiero dejar esto muy claro para tranquilizar a quienes trabajan con este libro pero no son escritores. La escritura no es sino una herramienta más. Las páginas están concebidas para que nos familiaricemos simplemente con el acto de mover la mano a través del papel y volcar en él todo aquello que te pasa por la cabeza, sea lo que sea. Incluiremos todo, por nimio, tonto, estúpido o raro que pueda parecer.

Las páginas matutinas no tienen por qué tener un tono brillante, aunque a veces resulte que lo tienen. La mayor parte de las veces no lo tendrán, pero sólo lo vas a saber tú porque a nadie le está permitido leer tus páginas matutinas excepto a ti. Tampoco tú debes volver a leerlas durante las siguientes ocho semanas más o menos. Sólo tienes que escribir tres páginas y guardarlas en un sobre o escribirlas en un cuaderno que no volverás a hojear. Sólo tienes que escribir tres páginas... Y tres páginas más al día siguiente.

30 de septiembre de 1991. Este fin de semana Domenica y yo fuimos a Río Grande y a Pott Creek a buscar insectos para su clase de Biología. Cazamos lavanderas y mariposas. Fabriqué un cazamariposas rojo que funcionó bastante bien, aunque las libélulas se nos escapaban, para gran disgusto nuestro. No conseguimos atrapar a la tarántula que se paseaba por el sendero que hay junto a nuestra casa. Disfrutamos localizándola, simplemente.

Aunque algunas veces resulten coloristas, con frecuencia las páginas matutinas son negativas, fragmentarias, autocompasivas, repetitivas, forzadas, infantiles, malhumoradas, sosas y hasta ridículas. ¡No importa!

2 de octubre de 1991. Me levanté y me dolía la cabeza. Me tomé una aspirina y me siento un poco mejor aunque estoy todavía un poco temblorosa. Quizás sí que me haya cogido esa gripe. Ya casi he terminado de deshacer todas las cajas y aún no ha aparecido la tetera de Laura, cuánto la echo de menos. Qué dolor...

«Una mente demasiado activa no es mente que valga». THEODORE ROETHKE 

 Todos aquellos enfados, quejas, miserias que vuelcas al papel por las mañanas son precisamente las cosas que se interponen entre tú y tu creatividad. Las preocupaciones del trabajo, la tintorería, la abolladura del coche, la extrañeza en la mirada de tu amante: todo esto es lo que aturde a nuestro subconsciente y perturba nuestros días. Apúntalo.

El camino del artistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora