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...

Suspiré repetidas veces mientras Sunoo me miraba y, sin darme cuenta, me agarró la mano.

– Como ya te diste cuenta, mi madre murió. – suspiré otra vez, preparándome para abrirme de nuevo – Ella era la única persona con la que yo había sentido sentimientos reales de querer a alguien. Tal vez el problema era mío, pero fue así. Me quedé sola con mi padre y mi hermana y con ellos no me sentía nada cómoda, apenas me querían con ellos. Poco a poco, iba siendo menos social con la gente aunque tratara de que no fuera así. Mi hermana rara vez me hablaba, y mi padre ni siquiera me recordaba a la hora de hacerme la cena o despedirse de mí antes de irse a trabajar. Ya no quería estar con ellos, me escapé de casa varias veces y muchas de ellas trataron de secuestrarme y esas cosas, ya que era pequeña, indefensa y estaba sola en medio de la noche. – hice una pausa – Lo único que tenía para defenderme era la navaja de mi madre. Tal vez por eso comencé a ser un poco agresiva, aunque tú sabes que no es así siempre.

Asintió.

– Bueno, antes de entrar a nuestro instituto, vivía con mi padre y mi hermana, como siempre. Nos teníamos que mudar y yo me negaba, ellos sin embargo me obligaban. Finalmente decidí escaparme y vine hasta aquí sola, ni siquiera sé cómo lo hice, pero así fue. Vi cómo se iban en el aeropuerto y dejaban claro con la mirada y sonrisa que no les importaba dónde estuviera yo. – Pausé de nuevo – En resumen, la única persona que tenía se fue, no te importa pero...

– Sí me importa. – era la primera vez que le veía tan serio, sus ojos no brillaban como de costumbre, me miraba fijamente con ellos – No hagas como que tus problemas no tienen importancia, solo por cómo te trataran en el pasado, ¿Vale? – arqueó las cejas

Asentí.

– Ahora me tienes a mí, ¿Necesitas algo más? – Me cuestionó

– No. – sonreí levemente por su insistencia

Por primera vez tras mucho tiempo, me sentí importante y querida, Sunoo era el único capaz de ello. Ya ni siquiera me importaba el objetivo que tuviera, eso era secundario, me importaba él.

– Desde hace unos días, creo que tú y yo no necesitamos a nadie más para ser felices, ¿Sabes? – Levantó mi barbilla y guío mi rostro hasta el suyo, de forma que nuestros ojos se encontraron – Juntos somos todo.

Bajé la mirada mientras sonreía como una tonta. Me estaba haciendo sentir cosas inexplicables, sentía múltiples mariposas revoloteando pacíficamente y con tranquilidad, en mi corazón. Sunoo me provocaba una paz increíble.

– Yo también lo creo. – Volví a observarle detenidamente

Mi vista bajó hasta sus labios inevitablemente, pero me contuve, no era el momento apropiado.
Se separó un poco de mí, como si me hubiera leído la mente y suspiró.

– Olvida a tu padre y tu hermana, no tienen valor para tí, ¿No es así? – Preguntó y negué – Entonces no merece la pena pensar en ellos, además, ¿Qué importa si ellos no te quieren? Yo sí te quiero. – me sonrió, haciendo que mi corazón diera un vuelco – Y me gusta cómo eres, no necesitaba una explicación de tu comportamiento, porque lo acepto. Eres valiente y das la cara por tí.

Sonreí de oreja a oreja, de nuevo. No sabía cómo lo hacía, ni siquiera por qué, pero poco a poco me daba ganas de vivir junto a él, de quedarme a su lado.

– Gracias. – susurré con una pequeña lágrima saliendo de uno de mis ojos

– ¡No llores! – rió levemente, secando esa pequeña lágrima

Le abracé mientras analizaba esos pensamientos.

Había querido acabar con mi vida, irme de una vez porque no le importaba a nadie y, de repente, llegaba Sunoo dándome esa esperanza de felicidad, haciéndome experimentar de nuevo el sentimiento de ser querida y apoyada.
Definitivamente estaba enamorada, ya no me interesaba ocultármelo a mí misma, mentirme, era en vano.
Por una vez, lo que yo empecé con la única finalidad de descubrir sus secretos y entretenerme, se volvió algo bonito que no querría dejar jamás, bajo ninguna circunstancia. Estábamos para ayudarnos mutuamente, y tenía fe en que podríamos salir adelante ambos juntos.
Le gustaba mi forma de ser, no le importaba por qué fuera, porque me aceptaba tal y como era. Era curioso, lo normal hubiera sido alejarse, por ser una "mala influencia", pero seguía a mi lado y era una de las cosas más valiosas que podría darme jamás.

– No mucha gente me habría entendido, gracias. – Le agradecí de nuevo

Negó – No tienes que agradecerme, cada persona vive sus cosas de distintas maneras, y personalmente entiendo tu situación. Creo que uno no sabe qué es ser fuerte hasta que es lo único que le queda. – Me respondió

Asentí, me parecía tener un ángel frente a mis ojos, y era básicamente eso, pero sin alas ni poderes. En cuanto a ser esperanzador, desde luego que se parecía a uno.

– ¿Por qué siempre acabamos llorando? – Preguntó riendo

Me encogí de hombros – No lo sé. – Respondí

...

Sunoo y yo decidimos salir a tomar un helado para relajar el ambiente.

– ¿Has leído el correo que nos ha mandado el instituto? – Cuestionó

Negué mientras mordía el cono de mi helado.

– ¿Qué pasa?

– La semana que viene tenemos un viaje a un campamento. – Informó – Hay que pagarlo antes de que se termine la semana, mira. – me extendió su móvil con la información

Lo leí, resumiendo, era lo que me había dicho Sunoo. No era muy caro, pues no dormiríamos en hoteles si no en el propio campamento, podía permitírmelo ya que aún guardaba algo del dinero que le robé a mi padre.

Suspiré y me dejé caer vagamente sobre la mesa.

– Ahora hay que hacer maletas... – Me quejé con pereza en el tono de voz

Sunoo río levemente y al cabo de un rato de estar pensando en algo, me preguntó:

– ¿Estarás bien compartiendo tienda de campaña con las chicas? Estoy seguro de que no nos dejarán mezclarnos. – Terminó en un suspiro, no muy feliz

– Supongo que me pondré con Yaning, imagino que iremos por parejas, las tiendas no deben de ser muy grandes. – Supuse

Negó – No creo, si con ella te llevas bien, entonces me conformo. – sonrió levemente, haciéndome asentir para hacerle estar seguro de mi bienestar

...

Fueron unas largas horas en las que Sunoo y yo estuvimos hablando, tras estar en la heladería, fuimos al parque y paseamos, necesitábamos una escapada y qué mejor que juntos. Una llamada de su madre recordándole que era su turno de cuidar de su hermana en el hospital nos interrumpió, como era normal. Se fue no sin antes dejarme en mi casa y, una vez allí, me lancé sobre mi cama como de costumbre.

Mi cabeza no paraba de darle vueltas a una sola cosa, el viaje. No quería hacerle caso a los profesores ni mucho menos ese estúpido director. Por lo que leí en el correo, sería cerca del río Han, un lugar precioso, mucha vegetación y por consiguiente, paz. Pensé en, en efecto, romper las normas y escaparme un par de veces en la noche con Sunoo, para poder estar con él en el río Han.

Le escribí “Te gustaría saltarte solo un poquito las normas en el viaje?”
Mientras esperaba una respuesta, me cambié para salir por la noche a cenar. Casi cuando terminé, me contestó con emoticonos riendo y un “No tienes remedio, pero está bien, quiero saber qué se te ocurre en el momento, ¡No me lo cuentes!” y sonreí inconscientemente.

...

𝗪𝗔𝗥𝗠 | Kim Sunoo ✓ Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon