Capitulo 19- Parte 2

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Hace una hora que Susan ha llegado y aun estoy metiendo las cosas en la maleta. Ahora me arrepiento de haber comprado tantas cosas aquí, no puedo cerrar la cremallera. Tras mucho esfuerzo, consigo cerrarla y me siento encima. Dentro de un mes sera verano y podría hacer un año aquí. Mis ojos se llenan de lagrimas y vuelvo a llorar como lo he hecho durante toda la noche. Estoy tan dolida, tan decepcionada, tan sola. Me doy cuenta que Alan podría haber acabado con mi vida y rompo a llorar mas fuerte al imaginarlo. Escucho a Susan preguntar por mi abajo y Alan no contesta, no dice nada. Cuando me tranquilizo, me cuelgo el bolso y bajo las escaleras con la maleta a cuestas. Susan al verme se levanta de la silla y me abraza con sus cariñosos brazos. Y me gusta, me gusta porque lo necesitaba, necesitaba el abrazo de una madre. Me mira y me sonrie con un brillo en los ojos, esta tan emociona como yo. Sin embargo cuando ve la maleta en el suelo su cara cambia totalmente y con gesto serio me pregunta.

-¿Y esas maletas?

-Me voy Susan.

Alan que esta sentado en la mesa levanta la cabeza, me mira y vuelve a agacharla. No dice nada, no me pide que me quede, no me quiere. Siento un profundo dolor en el pecho y siento como todo se rompe, todo lo nuestro. Tras varios minutos de silencio Susan vuelve a retomar la conversación.

-¿Por que te vas querida? ¿Hemos hecho algo mal? ¿No te sientes agusto? ¿Por que? Hemos hecho todo lo posible para que te sintieras como en tu casa...

-No es eso Susan.

-Entonces ¿que es?

-Estoy enamorada de su hijo y pensara que es perfecto porque yo también lo pensaba pero.. se que con su problema nunca sere feliz y el tampoco lo sera... Lo siento..

Susan se lleva las manos a la boca y no sabe que decir. La entiendo porque vive mi misma situación, con la diferencia de que ella no puede volver a su país de origen, ella no puede escapar. Alan sigue sentado en la mesa con las manos en la cara y no dice nada, cosa que me destroza por dentro.

-Gracias por todo Susan, de verdad. Has sido como una madre para mi y nunca sabre como agradecértelo.

-El placer ha sido mio cariño ¿quieres que te llevemos en coche?

-No, tranquila. He llamado a un taxi que me recogerá en diez minutos.

-De acuerdo, voy a mi habitación a por una cosa y ahora vuelvo.

Asiento y nos deja solos. No se que hacer, no se como actuar. Finalmente me decido por acercarme a Alan y despedirme. Me siento en la silla de enfrente y espero algo, una palabra, un "te quiero". Nada, no recibo nada, ni una mirada. De pronto se quita las manos de la cara y deja ver sus húmedos ojos, ha llorado. Dime algo Alan, pídeme que me quede, ¿donde quedo ese "No me dejes"? Se levanta y pegandole un puñetazo a la mesa sube las escaleras y con un portazo se encierra en su habitación.

-¿Estas bien querida?

Me giro y veo a Susan con un paquete en la mano. ¿Que si estoy bien? Estoy todo lo contrario a bien, estoy destrozada. Me siento como una flor marchita que va desapareciendo pétalo a pétalo y que no puede seguir adelante. Me siento vacía, pero no una vació normal y corriente, me siento sin fuerzas para seguir adelante. Todo lo que antes formaba parte de mi ya no esta, ha desaparecido. No volveré a ser la misma, seré alguien con el corazón roto que anda por las calles buscando consuelo, amor, cariño. El taxi ha llegado y Susan me acompaña a la puerta.

-¿No existe ninguna posibilidad de que pueda convencerte para que te quedes?

-No Susan, ya lo tengo decidido.

Ambas lloramos y nos abrazamos. Odio las despedidas, las odio y mucho. Susan me invita a volver siempre que quiere y le digo que lo haré, pero cuando pase un largo tiempo.

-¿Te importaría darle esto a Alan cuando me haya montado en el avión?

-Si querida.

El taxista me ayuda a meter las cosas en el maletero y me subo al taxi. Me despido de Susan que esta sentada en el jardín y luego miro a la ventana de Alan con la esperanza de que el también quiera despedirse. Me equivoco, esta cerrada. Decidida a no sufrir mas, le pido al taxista que nos vayamos. Antes de salir llame a papa para avisarle que volvía así que el me recogería a las cuatro en el aeropuerto. Me preguntó el por que de mi repentino regreso así que me estaba preparando para el gran cuestionario que me haría cuando llegase. Tras todo el lio, me siento y me pongo el cinturón deseosa de que despegue el avion de una vez por todas. Esta vez no me ha tocado al lado de ningún pervertido sino con una señora mayor muy amable. Cuando el avión despega y tras mantener una larga conversación con Luisa, saco el borrador de la carta que he dejado para Alan y comienzo a leerla.

"Mi vida era un invierno constante, una tormenta llena de lluvia y truenos en la que vivía con miedo, sin luz. Todos eso hasta que llegaste tu, un sol tan grande que me iluminó desde el minuto uno. Todo eran nubes blancas, flores de mil colores y pájaros que volaban por el cielo. Era algo tan hermoso que acabe enamorada de ese verano, de la risa de los niños, de tu risa. Pero como todo invierno, todo otoño y toda primavera, el verano llego a su fin y volvió la oscuridad, las noches con miedo, las noches sin ti. Te convertiste en el monstruo que todo niño teme, el que a todos los niños asusta, el que me asusta a mi. Te quiero Alan, te quiero tanto que me duele. Te quiero como nunca llegare a querer a nadie. Búscame, búscame cuando todo esto haya pasado porque te seguiré amando tanto como ahora. Búscame.

No me dejes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora