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—Y bien Valery, cuéntame ¿Cómo has estado esta última semana? —la mujer de cabello rubio cruzó sus piernas y observó a la menor con atención, la ojiazul pareció pensarlo unos segundos antes de responder—La última vez que nos vimos te mudaste con Harry si mal no recuerdo —comentó observando las notas de su libreta— ¿Qué tal a sido la convivencia?

—Bueno... Harry es increíble, los primeros días fueron muy buenos, es un gran compañero de casa. El apartamento es muy cómodo y es entretenido vivir con él, aunque algunas veces la situación sea un tanto incómoda...

La castaña estaba recostada en su amplia cama, observando a través del ventanal el hermoso paisaje de la ciudad. Sus ojos comenzaban a cerrarse poco a poco, estaba muy cansada luego de aquel día ajetreado en su nuevo trabajo.

—Shh.. Lou —escuchó un pequeño golpe en el pasillo seguido de una risas— Val puede oírnos.

—Zayn ha dicho que tiene el sueño pesado, no pasará nada —el barullo se hizo más fuerte para luego oír el chillido de la puerta de la habitación de al lado.

La ojiazul abrió los ojos de par en par al comenzar a oír a la perfección lo que sucedía en la habitación continua, intentó cubrirse los oídos pero el sonido rebotaba en sus paredes como si la pasión que desprendían sus amigos se llevará a cabo en su propia habitación.

La mañana siguiente la castaña parecía un zombie, con grandes ojeras por el cansancio y bostezando continuamente por el sueño que la arrazaba. Cuando su compañero de casa la vio, supo lo que le estaba ocurriendo y con una sonrisa avergonzada se disculpó prometiendo no volver a hacerlo.

La mujer de ojos avellanas asintió mientras tomaba nota.

—A pesar de los pequeños inconvenientes, Harry ha sido de gran ayuda durante este tiempo, siempre está para mí, al igual que Jessica. Siempre intentan animarme cuando me ven algo triste.

—Interesante, y dime ¿Qué tal tu nuevo empleo? ¿Has logrado adaptarte? —interrogó observándola sobre sus lentes.

—Bueno, no es el empleo de mis sueños pero si es mi primer empleo y por ahora no me quejo. Honestamente no me molesta trabajar allí, mi jefa es agradable y mis compañeros me han ayudado mis primeros días así que puedo decir que me va bien, aunque al final del día quede agotada de tantos pedidos que atiendo. Es un restaurante muy concurrido, en especial a la hora del almuerzo.

—¿Cómo te sentiste tu primer día?

—Muy nerviosa, no quería arruinarlo, quería hacerlo bien, no quiero fallar, no otra vez —suspiró con melancolía, su psicóloga sabía perfectamente a lo que se refería.

—Val, es normal en la vida fallar en algunas cosas, no somos seres perfectos, somos humanos y lo que nos hace ser lo que somos es la capacidad de aprender de aquellos errores. No tienes que temerle a los errores, al contrario, todo lo que alguna vez te halla salido mal, es la enseñanza para, en el futuro, hacerlo bien. —la menor asintió ante las palabras de la médica. — ¿Has hecho más cosas además de esta nueva rutina?¿Has salido con tus amigos? ¿Conocido gente nueva?

—Bueno... Hace unos días salimos a divertirnos a un bar y... —las mejillas de la menor tomaron color— conocí a alguien. —la rubia la observó atenta ante sus palabras— Se llama Lorie, es una chica muy divertida y amable. Me invito una copa y charlamos un rato, bailamos y antes de irnos ella me dio su celular y... —su voz se detuvo, la rubia la observó preocupada al verla con los ojos sobre sus manos que apretaban con fuerza sus piernas— y... Me... Invito a una cita. —susurró.

—Entiendo, ¿cómo te sentiste cuando ella te lo propuso? —la interrogó sin poder ver sus ojos.

—Estaba feliz, es decir, es muy atractiva y divertida pero... Al volver al departamento yo... Pensé en Zayn, en todo lo que él siente por mí y... Me sentí horrible. —sus ojos se alzaron hasta la médica y la observaron con algunas lágrimas amenazantes de salir— sé que le pedí el divorcio y también sé que solo han pasado dos semanas pero... No lo sé, me siento horrible, como si lo estuviera hiriendo. Yo quiero mucho a Zayn, pero todo lo malo que vivimos es un tormento que no puedo olvidar.

—Bueno, el divorcio no extingue lo que sientas por él, y también sabes que verlo ahora te trae esos recuerdos dolorosos. Solo han pasado dos semanas, no está mal que quieras conocer otras personas, incluso si es solo por diversión. —la menor alzó su vista hacia la rubia— Valery ¿Qué sientes en verdad por Zayn? ¿Qué viene a tu mente cuando piensas en él?

~*~*~

—Buen trabajo, Street. —la alabó su superiora— Has trabajo muy bien este último mes. —la ojiazul agradeció con una amplia sonrisa— Aquí tienes tu paga. —le hizo entrega de un sobre y la menor lo observó— Bien, te veo el Lunes.

—Gracias señora, aquí estaré. —se despidió agradecida saliendo de la oficina y así finalmente del restaurante— Mi primer pago —estaba tan feliz, todo el esfuerzo había merecido la pena. Por fin podría darle a Harry su parte de la renta y ahorrar el resto para su futuro departamento.

La noche había caído tan pronto pues el invierno estaba presente, con precaución guardo el dinero en su bolso y comenzó a caminar rumbo a su hogar. El frío se colaba por su chaqueta desgastada haciéndola temblar, rápidamente sacó su gorro y se lo colocó.

Llegó a la parada del bus y observó a su alrededor. La calle era adornada por las luces de los locales y los adornos navideños que comenzaban a decorar las calles de la ciudad. Se acercó al aparador más cercano donde un hermoso abrigo pareció cautivarla. Mordió su labio al pensar en lo hermoso que era y en lo malditamente caro que sería, pues no era una tienda precisamente económica.

Volvió a su lugar en la parada del bus y observó el restaurante del frente. Su estómago rugio al pensar en la comida, observó con atención el menú cuando una pareja se detuvo frente al cartel. La menor frunció el ceño y suspiró. Al volver su vista al cartel los reconoció.

Su corazón golpeó con tanta fuerza, era él, aquel del que no sabía nada desde hacía un mes, el hombre que inundaba su mente cuando todo estaba en calma. Sus mejillas hirvieron al verlo tan elegante con una gabardina y su cabello algo alborotado por el viento. Su barba cuidada y corta que lo hacía lucir tan bien como lo recordaba, y su sonrisa, aquella que podía cautivar al cualquiera.

Sus ojos brillaban sin poder despegarse de aquel adonis que alguna vez se había enamorado de ella y que, por su bien mental, debió alejar.

Quiso acercarse, saludarle, estaba en una batalla interna sobre que hacer, pero algo detuvo todo sus pensamientos. Su compañera. Colline estaba a su lado, riendo junto a él, disfrutando su compañía. Ambos se veían tan felices, tan a gusto con él otro.

El bus llegó a tiempo tapando aquella escena, impidiendo poder seguir viéndolos en la entrada de aquel restaurante. Sin decir nada y con un nudo en la garganta, la menor subió al vehículo.

«Tal vez es lo mejor», pensó a sus adentros mientras observaba por la ventanilla a la pareja que ingresaba al restaurante.

Luxury Life © |zm|Where stories live. Discover now