- Sí, lo cambié hace tiempo.

- ¿Por qué?

- No sé... bueno... imagino que... me traía recuerdos que... quería olvidar.

- ¿De mí? – la miró fijamente.

- Alba... qué más da ya.

- ¿Has estado aquí con... con Ana? – le preguntó de repente, con la sensación de que esa no era la casa de la sierra a la que ella estaba deseando subir, no era el refugio que tanto había recordado y que añoraba - ¿te ayudó ella a redecorarla?

Natalia no respondió a esas preguntas y accionó la silla dispuesta a abandonar la estancia.

- Nat... ¡espera! ¿a dónde vas?

- Hay que encender la chimenea y poner un calefactor en el dormitorio. Hace frío.

- Contéstame.

- Nunca estuve aquí con ella... no... no podía, ¿contenta? – preguntó y sin esperar respuesta se dio la vuelta para marcharse.

- Pero espera – corrió hacia ella con una sonrisa – llevo todo el viaje deseando hacer esto – se agachó y la besó – ¡desde que monté en el coche! ¡comienzo a odiar a esa escolta tuya! nunca puedo besarte cuando lo deseo – bromeó y se lanzó a apresar sus labios de nuevo, pero Natalia apenas devolvió el beso - ¿qué pasa?

- Nada, no pasa nada – respondió sin disimular el nudo de su garganta – que... que quiero encender la chimenea cuanto antes.

- Nat que nos conocemos... apenas me has hablado por el camino...

- Tenía que estar pendiente a la carretera es de noche y...

- Has hecho este camino cientos de veces... estás muy seria y ahora... pareces a punto de echarte a llorar. ¿Es por Ana? ha sido mencionarla y...

- ¡No! no tiene nada que ver con ella.

- ¿Estás enfadada?

- No.

- ¿Entonces?

- No me pasa nada Alba – mostró su impaciencia.

- Nat... ya te lo he dicho, no esperaba que regresaras antes y... no puedes pretender que esté como una monja de clausura sin salir hasta que tú quieras llamarme.

- No pretendo eso...

- Pero...

- Muy bien, no quería decirte nada porque sé que no tengo derecho, pero...no me gusta Raúl.

- ¿Por qué?

- ¿Por qué? ¿me preguntas por qué? ¿tú te has escuchado todo el camino? Raúl es muy majo, Raúl me ha contado esto y aquello, Raúl piensa así, lo que me he reído con Raúl... ¿sigo?

- ¿Estás celosa? – rió a la par que sus ojos brillaban intensamente.

- No es que esté celosa es que estoy harta de oír hablar de él... tengo la sensación de que... de que te atrae.

- Nat... podía estar cenando con él en un selecto restaurante y estoy aquí contigo, ¿eso no te dice nada?

- Me dice que te sientes culpable y mal por... por sentir algo que crees que no deberías.

- No siento por él más que amistad, te lo puedo asegurar. Tengo muy claro a quien quiero – se situó a su altura – creía que tú también lo tenías ya claro, pero... quizás deba convencerte – le dijo insinuante.

La ClínicaWhere stories live. Discover now